Entender a los argentinos
Palabras que hacen a una historia en el país.
Por qué un diccionario arbitrario de política?, se preguntará el lector. La respuesta es, obviamente, porque sí.
Los diccionarios son obras sistemáticas, idealmente universales. Éste no: pretende ser un libro juguetón, no marcial. Reúne conceptos ordenados alfabéticamente: a veces los define, otras veces los grafica y aún otras los metaforiza. Cuando es posible lo hace con humor; cuando no, con malhumor.
Mi atracción por la recopilación y definición de conceptos proviene de los grandes politólogos italianos: Norberto Bobbio, Giovanni Sartori, Gianfranco Pasquino y Philippe Schmitter, que fue adoptado de grande. El hilo conductor de este libro es la política, pero hasta ahí llega su previsibilidad. Por la selección libre de vocablos y por la heterogeneidad estilística, dirán sus detractores, este libro podía haber sido un tuit.
Ésta es una obra para leer en el colectivo o en el baño, no en clase. O en clase, pero a escondidas. O en vez de ir a clase.
Como no intenté escribir un texto académico sino, alguien apuntará, anti-académico, los lectores no encontrarán listas bibliográficas ni lecturas sugeridas. A quien le interese profundizar sobre cualquiera de los temas tratados le respondo con la añorada Lita de Lázzari: googlee, señora, googlee. Que así me recibí yo.
Este libro no existiría si no fuera por José Natanson, que se juntó con Creusa Muñoz a maquinar formas perversas de hacerme trabajar. Fernando Rosso, con aguda y gramsciana inteligencia, me ayudó en la selección de los conceptos. Juan Soto tiró magia en forma de ilustraciones. Con el gobierno portugués estoy en deuda por nombrarme consorte, impulsándome a demostrar que todavía podía hacer algo con mi apellido de soltero. A Olifant le hubiera divertido encontrarse acá: él también deliraba sobre asuntos tangenciales, perimetrales e inconexos en su mayor parte. (...)
ALFONSÍN, RAÚL
1. Presidente argentino (1983-1989). La lucha política argentina se estructuró durante décadas alrededor de un eje que enfrentaba a Sarmiento e Yrigoyen con Rosas y Perón. Los primeros promovieron la soberanía popular a través de la educación y las instituciones, los segundos mediante la movilización y la conducción personalizada. Alfonsín nunca escondió su pertenencia al primer campo. Respetaba la representatividad popular del otro, pero se reconocía en la socialdemocracia europea y el pensamiento occidental liberal antes que en el particularismo nacionalista. Negociaba con todos, porque ésa era su concepción de la democracia: la negociación, por oposición a la eliminación.
2. El Pacto de Olivos, un acuerdo con el presidente Carlos Menem que habilitó la Reforma Constitucional en 1994, constituyó la segunda parte de la agenda reformista de Alfonsín. Primero había sido la democracia, ahora su institucionalización mediante un sistema de contrapesos que él imaginaba más equilibrado. La tercera etapa, la reforma económico-social, quedó, muy a su pesar, inconclusa.
3. Alfonsín no encarnó al estereotipo argentino: eso lo hizo mejor Menem. En la visión de Oliver Stone, Alfonsín no sería Nixon sino Kennedy: reflejaba mejor las aspiraciones de su pueblo que su realidad. Todavía hoy, quizá para siempre, Alfonsín representa a la Argentina que no consigue volver a ser, que quizá nunca más lo sea. (...)
ANOMALÍA PRESIDENCIALISTA
Dícese de la interrupción del mandato presidencial, tal como sucedió en Argentina en 1989 y en 2001, varias veces. En un sistema presidencial definido por el mandato fijo, las interrupciones reiteradas constituyen una anomalía. Esta anomalía, que no lo sería en un sistema parlamentario, combina estabilidad institucional con inestabilidad de gobierno. Semejante combinación es una novedad y, pese a todo, un progreso en la política argentina. ¿Cuáles son las causas de las interrupciones? Los estudios señalan que deben combinarse tres factores: crisis económica, escándalos de corrupción y cortocircuito en la relación Ejecutivo-Legislativo. La moraleja es que los presidentes pueden robar, chocar la economía o pelearse con el Congreso, pero no las tres cosas a la vez. En la vida hay que elegir.
ANTINOMIA ARGENTINA
Derecha e izquierda nunca prendieron en Argentina: la mitad de sus electores no consigue ubicarse en esa escala. Sin embargo, no es por falta de antinomias que pueden quejarse los argentinos. Al contrario: más allá de las simplificaciones, es posible interpretar la historia nacional como una sucesión de conflictos en que un bando puede prevalecer momentáneamente, pero el otro nunca aceptará el resultado. Y, si se ubica a las ideologías democráticas en un continuo que va de mayor libertad (derecha) a mayor igualdad (izquierda), la política argentina casi siempre fue pre-ideológica. (...)
CFK
Cristina Fernández de Kirchner, presidenta (2007-2015) y vicepresidenta argentina (2019-2023). Fue la única en completar dos mandatos presidenciales además de Julio Roca en el siglo XIX y Carlos Menem en el siglo XX. (…)
CICLOS ARGENTINOS
Hay países que moderan los ciclos de la política y la economía. Cuando el mundo sube mucho, esos países suben un poco menos; cuando cae mucho, esos países caen un poco menos. Tienen la capacidad, sino de aislarse, de resguardarse de los vientos del mundo. Argentina es un país que hace lo contrario: potencia los ciclos internacionales. Entonces cuando al mundo le va muy bien, estamos eufóricos; pero cuando el mundo cae, nos hundimos. Y en 1930, con la crisis financiera internacional y el primer golpe de Estado, la historia argentina se bifurca entre los que creen que el mundo es una amenaza −cerrémonos− y los que creen que es una oportunidad −abrámonos−.
CICLOS LATINOAMERICANOS
La política, como la economía, es cíclica: ningún líder ni tendencia dura para siempre. Y la democracia se define por la posibilidad de la alternancia. Si una fuerza avanza, es inevitable que después retroceda. En América Latina, la cuestión no es por qué el neoliberalismo o la izquierda avanzan unas veces y retroceden otras, sino por qué lo hacen al mismo tiempo: al ciclo neoliberal de los 90 le sucedió el ciclo de izquierda o populista de los años 2000, para luego testimoniar un regreso de propuestas neoliberales. Semejante fenómeno descarta respuestas idiosincráticas: salvo que pensemos que todos los gobernantes aciertan o se equivocan en simultáneo, debemos concluir que las causas del fenómeno son comunes y son externas. Externas a los gobiernos, sí, pero también a los países: internacionales, no domésticas. Conclusión: los ciclos políticos latinoamericanos reconocen causas globales antes que domésticas. ( )
CLASE SOCIAL
Forma de estratificación social en la cual un grupo de individuos comparten características que los vinculan social o económicamente, sea por su función productiva, poder adquisitivo o posición dentro de una estructura burocrática. La clase es una categoría analítica antes que un actor social: se observa más fácil desde afuera de lo que se activa desde adentro. (...)
CORRUPCIÓN
Dícese de un acto deshonesto cometido por un funcionario público, a menudo en colaboración con privados. El nivel óptimo de corrupción es distinto de cero, ya que en sistemas autoritarios actúa como aliviador de la arbitrariedad y en sistemas democráticos como estímulo para reformas. Sin embargo, demasiada corrupción erosiona la democracia. A la opinión pública no le gusta la corrupción, y la democracia se desprestigia junto con los políticos, las instituciones, los partidos y el Parlamento cuando la corrupción crece y se torna visible. ¿Cómo combatirla? Históricamente está demostrado que las cruzadas anti-corrupción son erosivas para la democracia, la esmerilan más todavía que la corrupción anterior. ¿Qué hacer entonces, dejarla fluir? No. Hay que buscar un punto intermedio, una Justicia no religiosa, que no sea una cruzada, que sea un procedimiento rutinario de combate de la corrupción, porque si no, el remedio es peor que la enfermedad. Después de las dos mayores cruzadas anticorrupción, la Mani Pulite italiana y el Lava Jato brasileño, los gobiernos que siguieron fueron más corruptos, la corrupción se torna más sofisticada y la política menos. El veneno está en la dosis: demasiado remedio anti-corrupción tiende a generar Berlusconis y Bolsonaros. (…)
DE LA RÚA, FERNANDO
Presidente argentino (1999-2001). Fue un político democrático, un gran legislador, un buen jefe de Gobierno y un pésimo presidente. Justo o no, será recordado por el final.
DEMOCRACIA
1. Tipo de régimen político basado en la soberanía del pueblo, por contraposición con la asignación divina o hereditaria de la autoridad. La idea y la práctica de la democracia nacieron en Atenas cinco siglos antes de Cristo. En sus orígenes, el régimen político que cambió la historia de la humanidad era diferente del que conocemos hoy. La participación era directa, sin elecciones ni representantes, y se limitaba a los propietarios masculinos mayores de 21 años que fueran hijos de padre ateniense. Mujeres, esclavos y extranjeros, incluso ciudadanos de otras polis griegas, estaban excluidos. A pesar de que estas limitaciones hoy nos parezcan aberrantes, los principios de libertad e igualdad atribuidos a los participantes constituyeron un avance civilizatorio de enorme magnitud.
2. Ética de la derrota. Los gobernantes autoritarios no pierden elecciones, y las pocas veces que lo hacen se acaba el autoritarismo (como en el Plebiscito chileno de 1988). Perder, en cambio, constituye la esencia de la democracia, a la que Adam Przeworski definió como un régimen en el que los partidos pierden elecciones (y, agreguemos, aceptan el resultado). La tolerancia es un prerrequisito democrático: consiste en aceptar que me gobierne aquel que detesto si gana las elecciones. Porque, parafraseando a Julio María Sanguinetti, ganar, gana cualquiera; el truco está en saber perder.
3. Dícese de un sistema para deshacerse de los gobernantes sin derramamiento de sangre. En Argentina lo conseguimos: aunque no se saluden, los gobernantes no se matan entre ellos −y los copitos que lo intentan, fracasan patéticamente−. En países como Brasil, Colombia y México hay activistas o periodistas muertos todas las semanas, más aun en períodos electorales.
4. Sistema que, a diferencia de las dictaduras, se concibe como permanente. El problema es que, al igual que las dictaduras, su supervivencia no está garantizada. A la democracia hay que cultivarla cotidianamente. Como eso exige negociación, compromiso y concesiones, los reveses son inevitables, y las victorias, parciales. Pero esto, que cualquier demócrata sabe por experiencia y acepta por formación, es frustrante para los recién llegados.
5. En palabras de Winston Churchill, la peor forma de gobierno conocida con excepción de todas las demás. (…)
DERECHOS HUMANOS
Política pública liderada por Néstor Kirchner quien, después de encabezar la transición democrática, fundó la Conadep, redactó el Nunca Más, le hizo juicio a las Juntas, creó el Banco Nacional de Datos Genéticos y liberó a Nelson Mandela.
DESARROLLO
Evolución de una economía hacia mejores niveles de vida. Todos los países de Europa Occidental hoy son desarrollados; ninguno de América Latina lo es. No hay razones para pensar que Grecia tiene mejores instituciones que Uruguay, o Irlanda más riqueza cultural que Perú. Por lo tanto, las causas del desarrollo hay que buscarlas no tanto en las instituciones ni en la cultura sino en la geografía o mejor dicho, en su utilización por parte de los Estados: la geopolítica. A las potencias occidentales les interesó desarrollar a Europa e invirtieron en eso; el desarrollo latinoamericano, en cambio, no les mereció el mismo interés. Así, a la treintena de países que alcanzaron el desarrollo se los puede dividir en tres grupos: los pioneros (un puñado de europeos occidentales liderados por Gran Bretaña más Estados Unidos), sus vástagos o ex colonias (como Australia, Canadá y Nueva Zelanda) y aquellos que, más tarde, se tornaron tan relevantes para los países ya desarrollados que les prestaron la escalera en vez de pateársela (fundamentalmente Japón, los tigres asiáticos y algunos países de Europa Oriental). El desarrollo depende de la innovación pero, sobre todo, es una cuestión de poder.
DESIGUALDAD
1. Desigualdad social: trato diferente como consecuencia de la posición social, situación económica, perfil étnico, religión, género o cultura.
2. Desigualdad económica: diferencia en la distribución de la riqueza o ingresos entre las personas, lo que puede generar un problema de acceso a bienes y servicios para aquellas con menos recursos.
3. Las desigualdades sociales son raramente toleradas en las sociedades occidentales modernas. Ciertas desigualdades económicas, en cambio, pueden justificarse normativamente si aumentan el bienestar colectivo vía incentivos, división de funciones o ventajas de escala.
4. Durante las últimas décadas, la desigualdad económica ha aumentado en el interior de la mayor parte de los Estados pero se ha reducido a nivel global, debido sobre todo al crecimiento acelerado de los países en desarrollo. (…)
DOLOR PAÍS
Dícese del sufrimiento que provoca Argentina, y más de lejos. El mundo puede darnos la posibilidad de que el país duela un poco menos, pero para eso tenemos que aceptar nuestra condición de país periférico, porque no estamos en el centro de las decisiones; vulnerable, porque nos afecta lo que hacen los otros países; y dependiente, porque son otros los que toman las decisiones que nosotros consumimos.
DOS MIL UNO
La crisis que estalló en diciembre del 2001 no fue una ruptura total con el pasado. La rebelión social resultante fue limitada en el tiempo y en el espacio, y los actores que la nutrieron, controlaron y aprovecharon fueron tradicionales antes que nuevos. La investigación sobre estos eventos se divide entre los que discuten las causas (¿colapso económico o conspiración política?) y los que se enfocan en las consecuencias (¿reequilibramiento o nueva política?). Los primeros hacen hincapié en las protestas que gatillaron la crisis, los segundos en los procedimientos que la encauzaron.
También existen estudios comparados con otros países de América Latina. Sin embargo, la mayoría de los análisis subestima a un grupo de actores políticos que no marchó en las calles ni votó en el Congreso. Estos actores fueron los gobernadores e intendentes peronistas. Su protagonismo explica cómo empezó la protesta, cómo se desarrolló la crisis y cómo se resolvió. En síntesis, el que se vayan todos terminó en la salida del Presidente y la permanencia de casi todos los demás. (…)
FERNÁNDEZ, ALBERTO
Presidente argentino (2019-2023), creador de un original modelo de toma de indecisiones. (…)
GRIETA
1. Término que se utiliza en Argentina para definir un fenómeno político profundamente emocional. En la ciencia política se lo conoce como polarización afectiva: se odia al contrario. La grieta es un sentimiento antes que un pensamiento. Actualmente se manifiesta bajo los liderazgos de Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
2. Cuando se torna retórica, la grieta exhibe dos posiciones maximalistas: “el Estado te salva” versus “el Estado te garca”.
3. La puja secundaria es entre país abierto y país cerrado. El país abierto concibe al mundo como oportunidad y quiere integrarse a cualquier costo; el país cerrado concibe al mundo como amenaza y quiere protegerse a cualquier costo.
4. Así, la grieta es al mismo tiempo un sentimiento, una rivalidad entre formas de ver el mundo y una disputa por el poder. Aunque la grieta parece irreductible, el 100% de los argentinos coincide en una cosa: en que el 50% de los argentinos está equivocado. (...)
KIRCHNER, NÉSTOR CARLOS
Presidente argentino (2003-2007). Llegado al gobierno con el 22% de los votos después de la crisis de 2001, reconstruyó el poder presidencial y alcanzó superávits gemelos (fiscal y comercial) con legitimidad electoral.
KIRCHNERISMO
Modelo de desacumulación generalizada con pobreza inclusiva e igualdad sin oportunidades.
KIRCHNERISMO TARDÍO
También llamado Cristinismo. Coalición electoral entre La Matanza y el Conicet.
KIRCHNERISMO Y MACRISMO
Expresiones especulares de la grieta argentina. A juzgar por sus resultados, el kirchnerismo no fue tan populista y el macrismo lo fue bastante. (…)
MACRI, MAURICIO
Presidente argentino (2015-2019). Se hizo conocido por no ser Franco. Fundó el gran partido argentino del siglo XXI, el PRO, así como Leandro Alem había fundado la UCR en el siglo XIX y Juan Perón el PJ en el siglo XX. Fue el primer presidente ni peronista ni militar que completó un mandato presidencial en noventa años, desde Marcelo T. de Alvear en 1928.
MALDICIÓN DE LA DOBLE H
Karma de los presidentes argentinos que consiste en luchar contra las dos H: hiperinflación y helicóptero. (…)
MENEM, CARLOS SAÚL
1. Presidente argentino (1989-1999). Versión argentina de Richard Nixon. Igual de pragmático, pero más cálido que el norteamericano: un fabuloso seductor o, más bien, un fabulador.
Como Nixon, que sacó a los militares de la ciénaga vietnamita, Menem sacó a los militares de la ciénaga política. El indulto con que inauguró su gobierno fue tan inmoral como eficaz: al soltar a los criminales, Menem ganó legitimidad para reprimirlos. Lo rodearon radicales porque él se encargó de hundir las candidaturas peronistas de Antonio Cafiero primero y de Eduardo Duhalde después. Tuvo socios poco recomendables, porque se aliaba con los peores para ganarles a los mejores. ¡Y vaya si les ganaba! Obtuvo todos sus cargos públicos por el voto popular. La dictadura lo hizo presidiario, no millonario. El pensador alemán Max Weber esperaba de un político pasión, responsabilidad y mesura. Pasión para entregarse a una causa, responsabilidad para hacerse cargo de sus decisiones, mesura para no perder perspectiva.
La pasión de Menem fue tan indiscutible como, contra Weber, su desmesura. Su fallecimiento sin juicio en los casos de Río Tercero y la AMIA no evita que algún día haya verdad, pero ya no habrá responsabilización. Como la luna, Menem siempre tendrá dos caras: consolidó la democracia y murió impune.
2. Encarnó un arquetipo argentino: determinado, pragmático, cálido, fabulador. Entre Madonna, la Ferrari y los Rolling Stones, le vendió al país un tour por el primer mundo como si fuera un pasaje de ida. (…)
MENEMISMO
Para el sociólogo Manuel Mora y Araujo, bajo el liderazgo de Menem el justicialismo quebró su coalición socioelectoral originaria para ofrecer a la sociedad argentina un nuevo partido, el partido del mercado, más acorde con los deseos de la población de terminar con la inflación y los privilegios. Finalmente, la masa disponible de votantes del centro hacia la derecha tenía un canal de expresión. Sin embargo, sugiere Mora y Araujo, la combinación de clases altas y sectores medios urbanos (a quienes el menemismo ofrecía un programa económico conveniente) con los estratos populares (fieles seguidores de caudillos provinciales identificados con el peronismo histórico) fue, antes que un cierre definitivo, el inicio de una serie de cambios orientados a conciliar las demandas de la sociedad civil con las ofertas de la sociedad política. (...)
VICEPRESIDENCIA ARGENTINA
El vicepresidente es una figura ambigua en nuestra Constitución porque el Poder Ejecutivo argentino es unipersonal, y el vicepresidente preside el Senado, pero no lo integra, solo desempata. Así que no es ni Poder Ejecutivo ni Poder Legislativo y, sin embargo, es al mismo tiempo cabeza de una de las dos Cámaras legislativas y rueda de auxilio del Poder Ejecutivo. En esa ambigüedad y esa potencialidad se juegan muchas consecuencias políticas. Por ejemplo, la renuncia de Chacho Álvarez en el año 2000 fragilizó al gobierno de De la Rúa, que no logró recuperarse y cayó no solo por esta razón, claro un año después. La disidencia de Julio Cobos con Cristina Kirchner no tuvo tanto impacto, y sin embargo, marcó el inicio de lo que hoy llamamos “la grieta” y fue el germen del reequilibramiento del sistema político. Varios otros vicepresidentes habían renunciado anteriormente, algunas veces en desacuerdo con el presidente (como Alejandro Gómez con Arturo Frondizi) y otras por instrucciones presidenciales (como Eduardo Duhalde, que fue enviado por Carlos Menem a disputar la gobernación bonaerense).
☛ Título: Diccionario arbitrario de política
☛ Autor: Andrés Malamud
☛ Editorial: Capital Intelectual
Datos del autor
Andrés Malamud es investigador principal en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, obtuvo su doctorado en el Instituto Universitario Europeo (Florencia, Italia).
Sus intereses de investigación abarcan las instituciones democráticas, la política exterior comparada y los procesos de integración regional. Sus áreas de especialización geográfica son Europa y América Latina.
Ha realizado tareas de consultoría para El Diálogo Interamericano, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).