Una ciudad blindada

La seguridad, la obsesión de la organización olímpica

Operativo. Todas las fuerzas del país estuvieron implicadas. Foto: afp

Seguridad, seguridad y más seguridad. Eso marca la agenda de todos en París desde el comienzo de los Juegos Olímpicos. En una ceremonia distinta a lo acostumbrada, la capital francesa estuvo prácticamente sitiada y blindada para que la apertura de la mayor cita del deporte mundial sea una gran fiesta, a pesar de la copiosa lluvia que cayó durante toda la ceremonia.

Desde el arranque la propuesta francesa fue diferente. Por primera vez desde aquella lejana primera edición de Atenas 1896 la ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos no se celebró en un estadio. Esta vez, la apertura de los Juegos Olímpicos de París se realizó a lo largo de los seis kilómetros del río Sena ante más de 300 mil personas, aunque el objetivo inicial era reunir más del doble de espectadores a orillas de la arteria fluvial. Los más de 10 mil atletas olímpicos estuvieron a bordo de 150 barcazas que recorrieron el trayecto entre los puentes de Austerlitz y Jena.

Con la delegación argentina encabezada por sus abanderados Luciano De Cecco y Rocío Sánchez Moccia el desfile fue un reflejo de lo que días antes había propuesto el presidente francés Emmanuel Macron. “Francia quiere pasar a la historia con un evento único y revolucionario en unos Juegos Olímpicos que cambien el futuro del país”. Para llevarlo a cabo hizo un esfuerzo de seguridad extraordinario: la capital parisina está blindada hasta los dientes con más de 45 mil efectivos diarios movilizados, entre policías, seguridad privada y militares.

A los policías y gendarmes se añadieron unos dos mil agentes de seguridad privados y un millar de policías municipales. Un contingente de 10 mil militares formaron también parte del dispositivo. Tiradores ubicados en puntos estratégicos de París a lo largo del Sena para neutralizar a toda persona armada que sea considerada un peligro para delegaciones, espectadores, invitados o incluso jefes de Estado y de gobierno.

Bajo el mar también la custodia fue total ya que casi un centenar de buzos expertos en desactivación estuvieron también implicados en la ceremonia de apertura, dispuestos a intervenir en caso de detección de una carga explosiva durante el desfile fluvial. Se han inspeccionado al detalle los 300 barcos que participarán en el mismo, entre ellos los 85 que transportarán a los deportistas, y las orillas del Sena para asegurar que no hay ningún artefacto explosivo o mina en la zona.

Los cielos también fueron un foco de preocupación para el gobierno de Macron. Por eso después del mediodía y hasta la medianoche, las autoridades han decretado una “zona prohibida temporal” a la circulación aérea en un radio de 150 kilómetros alrededor de la capital. Como consecuencia de ello, el tráfico será interrumpido en  los dos aeropuertos de París, Charles-De-Gaulle y Orly, así como otro secundario situado en la vecina región de Picardía, el de Beauvais.

* Desde París.