crítica

Nunca te atraparán

Te amo pero elegí la oscuridad. Foto: cedoc

El Oeste llama. Los norteamericanos cargan también su rico imaginario del desierto que motiva el viaje y la necesidad de experimentarlo. Porque el desierto nunca fue un desecho ni una roca, allá ni acá. Pujando ese límite, nada marciano para la Claire Vaye Watkins que nació de los fósiles, el material radioactivo, la locura norteamericana y la pobreza hija del capitalismo meritocrático condensada en el desierto de Mojave, corre Te amo pero elegí la oscuridad, en el camino que lleva hacia delante, a la verdad de nosotros mismos y los demás.

Desde que se extravía, fragmentada en el significante, en algún punto del nacimiento de su hija, una película de Disney, la conferencia en Reno y el llamado del salvaje Oeste, el ejercicio meticuloso de Watkins arma capas de lectura. Una podría ser la escritora, docente y madre Claire que decide dinamitar los mandatos femeninos, y que se lanza a la carretera en busca de amantes y viejos amigos, vivos o muertos, en Nevada. Y otra, más barrosa, la reconstrucción de la novela familiar, con los audios en iPod del padre Paul, edecán de Charles Manson; y la madre feroz, Martha, a través de cartas que terminarán hablando a la hija. Y a la hija de la hija, “La llevo a la casa de Tecopa. Le hablo del ahora y del gran tormento, de todos haciendo lo mejor que pueden con lo que tienen, eligiendo la oscuridad, eligiendo la luz. Cuando pregunta por vos, le digo la verdad. Estuviste acá, después te fuiste. Moriste como muere este río, no tan lejos de donde nació”.  Maternidad que en la novelización de la propia historia de Watkins –la aclamada norteamericana por primera vez para el público argentino gracias a la atenta traducción de Sol Bras Harriott y Esteban Prado–, pasa de simbolizar el abismo y el veneno a la regeneración y la conexión espiritual.

El año que Mariana Enríquez fue nominada para en los Angeles Times Book Prizes, Watkins era parte del mismo lote en 2022 con su narrativa que desarrolla un gótico contemporáneo vinculado al de la narradora argentina de Los peligros de fumar en la cama. Un género que ha sido redefinido, ya no hay castillos, tampoco gritos asordinados, aunque sin embargo, la oscuridad y el temor avanza en estos personajes que desconocen las nuevas fronteras que conquistan. Y que siguen ahora sus propios términos sin espantar a los fantasmas, “mi problema es que tengo mi propio momento de silencio y no pienso en las víctimas, sus familias, sino en los perpetradores y los equivocados, los primeros, sus gabardinas, sus esvásticas”. El miedo es encantador pero real en el jardín de las muñecas.

Esto no es una novela mom-lit reads, tan en boga en las niñas millennial, o en la microgeneración, medio átomo, medio bit, que hipotetiza esta ficción con gusto a ensayo diseminado, la Oregon Trail. En Te amo pero elegí la oscuridad, de Claire Vaye Watkins, la liberación multiplica llagas, mujeres escaldadas, tatuajes bajo la piel y no retornos, mientras su chupa la cola de una serpiente de cascabel.

 

Autora: Claire Vaye Watkins

Género: novela

Otras obras de la autora: Nevada; Gold Fame Citrus; Battleborn

Editorial: El Gran Pez, $ 24.000

Traducción: Sol Bras Harriott y Esteban Prado.