El tesoro Gelman

Las obras de arte mexicano más importantes se daban por perdidas, pero una subasta de Sotheby’s arrojó algunas pistas

Muchas veces los coleccionistas privados no prestan sus cuadros y se pierde la posibilidad de exposición al público. Eso ocurrió con obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, entre otros exponentes mexicanos que formaron parte del tesoro de Jacques y Natasha Gelman.

Pinturas Foto: Cedoc Perfil

Las obras de arte más importantes del mundo se dividen entre el patrimonio de museos y de privados, los últimos a veces prestan su colección para exposiciones, pero a veces no y ya nadie más que sus dueños pueden volver a apreciar ese arte. Esto ocurre con una parte importante de los cuadros más relevantes de México del siglo XX, de la que no se tenía rastro.

Autorretrato con monos de Frida Kahlo.

Pero el misterio empezó a develarse por la subasta Sotheby’s, donde se pusieron a la venta algunos de los tesoros que habían pertenecido a los Gelman. Diversos cuadros de Frida Kahlo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo, Rufino Tamayo, Carlos Orozco, Juan Soriano y Gunther Gerszo, eran parte del patrimonio de Jacques y Natasha Gelman, grandes coleccionistas y mecenas que se enriquecieron durante la época del Cine de Oro mexicano.

Vendedora de Alcatraces de Diego Rivera.

Sin embargo, tras la muerte del matrimonio hubo algunos conflictos legales con el “tesoro” y a partir de 2008 no se supo más nada de él. Pero días atrás una subasta en Sotheby’s brindó algunas pistas, allí se vendían Siqueiros por Siqueiros (1939), un autorretrato de David Alfaro Siqueiros; Caballos en el circo (1940) de María Izquierdo y Paisaje arcaico (1956), de Gunther Gerzso, las obras de Leonora Carrington, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, Diego Rivera, Carlos Mérida, entre otros.

Monumento artístico nacional

Algunas obras pertenecen a artistas que fueron declarados monumento artístico nacional por lo que sus obras no pueden salir del país, por lo que al conocer la subasta, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) impidió la venta del cuadro de María Izquierdo y puso en conocimiento a Sotheby’s para que cumpliera con las disposiciones legales aplicables en México y en Estados Unidos. El resto de obras del catálogo fueron vendidas.

La última voluntad de Natasha y Jacques Gelman fue que las obras permanecieran en México, como parte de un discurso museográfico. Era una de las colecciones de arte moderno más importantes que teníamos en el país”, detalló a El País de España la periodista cultural Adriana Malvido.

Quiénes fueron los Gelman

Jacques Gelman (San Petersburgo 1909 - Cuernavaca, 1986), huyó de la guerra en Europa y llegó a México en 1938 donde fundó, junto a Mario Moreno, Cantinflas, la empresa POSA Films. En 1941 se casó con Natasha Zahalka Krawak (1912-1998), de origen checo, que adoptó el apellido de su marido.

Autorretrato 'Siqueiros por Siqueiros'

Diego Rivera les pintó cuadros por encargo al matrimonio y esas importantes pinturas formaron parte de su colección que no se limitó a artistas mexicanos, también tenían piezas de Picasso, Miró, Dalí, Renoir, Matisse, Kandinski, Modigliani. Mientras que la parte europea de la colección se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde puede ser admirada, el destino de las obras mexicanas se encuentra en un territorio gris.

Cuando falleció el matrimonio, el legado quedó en manos del curador Robert Littman, que había contado con el apoyo de Natasha. Littman hizo que las obras recorrieran varios países y con los ingresos de esas exposiciones compró más cuadros. Aunque con los años se perdió su rastro, según publicó El País, en las obras subastadas por Shoteby’s figura la Fundación Vergel como propietaria de los cuadros. Esa fundación fue creada por Littman tras la muerte de Natasha Gelman para administrar las obras y moverlas alrededor del mundo.

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En 2006 el hijo adoptivo de Cantinflas, Mario Moreno Ivanova, realizó varias demandas contra Littman, pero no tuvo éxito en la disputa por la herencia, a él se sumaron otros familiares lejanos, que tampoco lograron quedarse con parte de la colección.

La ley no restringe la compra de las obras por privados, pero obliga a que estas permanezcan en México y a dar parte a las autoridades de los movimientos que hagan.

 

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