Patrimonio de la Humanidad

La Unesco reconoció a un género musical popular paraguayo como Patrimonio Inmaterial

De este modo la guarania se integra a una lista a la que también busca ingresar el sake, la henna y el pan de yuca del Caribe.

Unesco reconoce a la guarania, un género musical paraguayo, como Patrimonio Inmaterial. Foto: X @PresidenciaPy @DelegacionPy Captura de Pantalla

La Unesco reconoció este martes 3 de diciembre a la guarania, un género musical muy popular en Paraguay, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. A esa lista también pretenden sumarse el sake, la henna o el pan de yuca del Caribe.

Para la decisión el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial se reúne desde el lunes en Asunción, Paraguay y tanto este martes como el jueves debe resolver la inclusión de 66 nuevos elementos presentados desde el punto de vista de las tradiciones comunitarias, según la organización de la ONU.

Hasta este momento el comité le dio su lugar en la lista a la guarania, un género musical creado en 1925 por José Asunción Flores para preservar el idioma guaraní y rescatar del olvido la música paraguaya.

El nombre fue propuesto por el mismo Flores luego de leer el poema “Canto a la raza” (1910) de Guillermo Molinas Rolón, en el cual se utiliza el nuevo término,  con el que hace alusión a la región donde vivían los guaraníes.

Sake, henna, pan de yuca: el patrimonio que constituye la identidad

Entre las propuestas para integrar el Patrimonio Cultural Inmaterial se encuentra el sake, una bebida alcohólica de arroz elaborada "a partir de granos de calidad y agua", cuyos métodos de producción y rituales de consumo están "profundamente arraigados en la cultura japonesa", señala la Unesco.

También existen tradiciones en torno a la henna, una planta cuyas hojas se secan, se machacan y se transforman en una pasta para tatuar los antebrazos y pies de las mujeres que participan en una boda, así como para teñir el pelo y dar suerte a los bebés, explica esta agencia de la ONU.

"La henna simboliza el ciclo de vida de un individuo, del nacimiento a la muerte, y está presente en las grandes etapas de la vida de cada uno", agrega el texto, que defiende su inscripción como patrimonio inmaterial, defendido por 16 países árabes.

Cuba, República Dominicana, Haití, Honduras y Venezuela, a su vez, quieren que se reconozcan las prácticas centenarias ligadas a la producción y consumo del casabe, una especie de pan elaborado a base de tubérculo de la yuca.

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La Convención sobre Patrimonio Cultural Inmaterial fue adoptada en 2003 y entró en vigor en 2006 tras la ratificación de 30 Estados miembros, y actualmente constituye un éxito diplomático con 183 signatarios -casi toda la comunidad internacional. 

"Esta convención reinventó la noción misma del patrimonio, al punto que ya no podemos separar lo material de lo inmaterial, los lugares de las prácticas", afirmó la directora general de Unesco, Audrey Azoulay.

"La convención ha demostrado ser útil para sensibilizar sobre la importancia del patrimonio cultural", que refleja "cómo experimentas el mundo y cómo vives con otros", destacó la secretaria de la convención, Fumiko Ohinata, a AFP.

Ahí se incluye "la música, la danza, el conocimiento, lo que comes, lo que produces, cómo te vistes, cómo te diriges a otros en tus comunidades, cómo educas a los niños (...) Básicamente todo lo que compone las experiencias humanas y que te hacen sentir vivo".

Entre los bienes o ecosistemas de valor excepcional reconocidos por la Unesco figuran la pizza napolitana (2017), la capoeira brasileña (2014) y el flamenco español (2010).

En Asunción se discutirá también la inscripción de la migración nómada en Mongolia, donde casi 250.000 familias de pastores, siguiendo una tradición ancestral, acompañan a sus rebaños a la taiga, las montañas o las estepas y el desierto de Gobi, según Unesco.

Por su parte, Costa de Marfil busca el reconocimiento de su "conocimiento vinculado a la producción de attiéké", una sémola de mandioca, mientras que el Estado palestino pide el reconocimiento de los que se dedican a la fabricación de jabón en Naplusa, en Cisjordania ocupada, y Siria el del tradicional jabón de Alepo, una ciudad devastada por años de guerra y recién tomada por los rebeldes.

Entre las propuestas de Francia figura una sobre "las competencias de los techadores y ornamentalistas" que restauran y decoran los tejados de zinc en París.

Otro presentado junto a Bélgica trata de la cultura de las ferias, que lleva sus fiestas epónimas a ciudades y pueblos de ambos países.

 

RB/ff