FERIA DE EDITORES 2024

La comunidad

Pese a las dificultades que se ciernen sobre la industria editorial argentina, la Feria de Editores (FED) –se desarrollará de jueves a domingo– se ha transformado en un lugar de encuentro para las editoriales independientes de América Latina que imaginan un panorama literario diverso y crítico, abierto a las nuevas propuestas. En PERFIL, un vistazo a las entrañas de un fenómeno que hace tiempo es un clásico contemporáneo.

Feria de editores. Foto: Gentileza FED

Ni para las sillas y las mesas. Con las ganas nomás de juntarse editores y lectores, libro de mano en mano. Así arrancó uno de los fenómenos culturales más trascedentes de la región, la Feria de Editores, que edición tras edición, de la cuna de Almagro a la amplitud de Chacarita, previo paso por Abasto, bajo techo y al aire libre pandémico, trastocó los paradigmas marketineros de los gigantes. ¡Para qué el stand más grande y la última pantalla led! En la FED las mesas y los espacios son iguales para todos y nada de pirotecnia. Que los autores que asisten a la ferias del millón sigan, sigan; en la FED Ariel Luppino, de Club Hem, puede contar sus máquinas de guerra textual, mesa de por medio, o Eugenia Pérez Tomas desplegar ese diario que no es un diario de La canción del día de Paisanita Editora. ¿Entrada gratis? ¿Qué es eso? En la FED, pase, pase, lea, lea.

“Una de las claves que explican la pervivencia de la FED es su capacidad para construir comunidades”, analiza el editor Víctor Malumian, al frente de este proyecto social junto a Hernán López Winne, el socio también en Ediciones Godot. “Y esto se relaciona con la curaduría de las editoriales que elegimos. Hay una mirada de pares en búsqueda de la calidad entre sellos. Otra punta a favor sigue siendo la posibilidad de que el editor y el lector se encuentren cara a cara. Porque no hay nadie que conozca mejor ese catálogo que el editor. Es como la humorada de Oliverio Girondo y el libro como salchichón. Nadie sabe mejor de qué está hecho el salchichón del libro que el editor independiente, quien antes fue el lector apasionado de ese escritor”, cierra quien lanzó en 2013 esta cita imperdible, como lo entendieron las 23 mil personas que asistieron en la última edición, y compraron 85 mil libros, a precios sensiblemente menores a las majors. En cuatro días.

La vuelta al libro en cuatro días. Esta semana, desde el jueves hasta el domingo, retorna la FED, que este año transita “una de las peores recesiones que recuerdo”, acota Malumian con los datos de la Cámara Argentina del Libro de una caída del sector de más del 25% en todos sus rubros, aunque “con las energías renovadas en nuevas propuestas”. A la edición ahora con autores extranjeros en el libro obsequio de la FED, este con el apoyo del Centro Cultural de España en Buenos Aires, se suma el merchandising realizado por Cuñá, una ONG que trabaja con mujeres en situaciones vulnerables, recorridos guiados por booktubers y un streaming de contenidos exclusivos. “¡Imaginate si fuera como ferias similares del tipo La Furia del Libro Chile o Pan Caliente de España! Allá existen políticas de apoyo de los Estados, que comprenden que no es solo la editorial, ni los escritores en una feria, sino es desde el flete al exportador. Este año, por primera vez, la FED no cuenta con aporte oficial”, suelta Malumian mientras una mujer detrás, en un bar del barrio de Saavedra, lanza un “odian la Cultura”.

“Creo que la FED supo tocar la fibra íntima del público lector, construyó un espacio no solo para que las editoriales podamos mostrar nuestro catálogo, sino que lo hizo pensando en el público lector, generando un microclima que congrega a la edición, a la traducción, a la mediación en torno a ese instrumento tan necesario, útil y sorprendente que es el libro”, analiza Marcos Almada, de Alto Pogo. De un catálogo abrasivo, entre ellos Juan Carlos Cortázar y Gustavo Espinosa, y rescates imprescindibles en Miguel Briante y C.E. Feiling, el editor y también escritor Almada comenta que la FED y su proyecto se hermanan “en todo lo que pensamos desde el primer momento con Alto Pogo. Publicar libros de autores y autoras que admiramos, y ponerlos en circulación, hacer que esos libros lleguen al público. La FED cada año posibilita, como tantas otras ferias, y como tantas librerías, que ese sueño inicial se cumpla”, dice.

Tu libro, tu librería. “El premio que recibimos el año pasado de la Feria de Editores fue superemocionante, un reconocimiento al trabajo que hacemos diariamente desde hace casi cuarenta años, comenzando por mi padre, que inauguró la librería; por mi madre, que le dio su encanto artístico y familiar, y para todo el colectivo cultural y literario que son los lectores y vecinos de Parque Patricios”, arranca aún emocionada Tamara Cefaratti, de Vuelvo al Sur, la librería porteña distinguida en 2023. Este Premio a la Labor Librera, único en Latinoamérica, que ofrece además un millón de pesos y el 50% de descuento al ganador para comprar en la FED, cuenta con seis librerías finalistas de Tucumán, Bariloche, Buenos Aires y Villa Ballester, provincia de Buenos Aires. Un detalle nada menor es que Cefaratti, para quien “militar la literatura es un acto de amor”, pondera en cuanto “la importancia del premio, más allá de lo monetario, es la  federalización y visualización que se les da a las librerías, desde las que se encuentran en las grandes ciudades hasta las de los pueblos más recónditos, porque estamos convencidos, y militamos eso, de que donde exista una librería habrá un futuro para nuestro país”, afirma la librera de la calle La Rioja al 2100.

Maletas llenas de libros e ideas. Otro de los puntos convocantes son las charlas con participantes nacionales e internacionales y, en el paso de estos tiempos extraños y trolleados, se transformaron en jornadas memorables, como aquella de Beatriz Sarlo, Santiago Kalinowski y Cecilia Fanti en la FED19 debatiendo el lenguaje inclusivo. Al igual que las otras veces, refiere Malumian, el criterio de selección en las actuales quince mesas en el C Complejo Art Media de la avenida Corrientes, parte de acompañar el esfuerzo de las editoriales, no cobrando nada para presentar autores de todas las latitudes, y reservándose la organización de franjas para debates pocas veces tan necesarios como “¿Por qué se puso de moda pegarle al progresismo?” o “Este texto bastará para matarlo: la escritura como denuncia”. Mesas donde charlarán con el público Luis Gusmán, Paula Puebla, Pablo Semán, Federico Falco, entre los nacionales, y de los internacionales, el escritor noruego Thomas Reinertsen Berg  (Ediciones Godot), la francosenegalesa Seynabou Sonko (Sigilo), la española Luna Miguel (Concreto Editorial) y la autora estadounidense Deborah Eisenberg (Chai Editora).

Marie-Pier Lafontain, la escritora y ensayista feminista de Perra (Godot), una de las novedades de la FED, también considera estos conversatorios esenciales debido a que “la lucha feminista es necesaria y está lejos de haber terminado. Vivimos en un mundo terriblemente falto de empatía. Afortunadamente, el movimiento feminista está ahí para recordarnos la necesidad de la solidaridad. Debemos seguir alzando la voz, escribiendo y leyendo, para denunciar cada vez con mayor precisión todas las formas de violencia que comprometen la dignidad humana”, enfatiza la canadiense, que viene por primera vez a la Argentina “con muchas esperanzas de sentirme como en casa en la escena feminista argentina, y en la feria, que es de las más importantes de América Latina”. Y promete volverse a Canadá con una “maleta llena de libros argentinos”. Que encontrará a montones la norteamericana en los pasillos de mesas idénticas e igualitarias con un catálogo que abarca narrativa, ensayo, poesía, música y cine, ciencias sociales y humanidades, periodismo, libros ilustrados, libros-álbum, y novela gráfica. Más de 300 sellos pequeños y medianos, con la integración de las editoriales del AMBA, que supera el 80% de la producción independiente, una zona según los editores más que una definición categórica, con aquellas de más de 300 kilómetros de Buenos Aires. Unidas. Nacionales cuentan Ampersand, Gourmet Musical, Blatt & Ríos, Corregidor, Gog & Magog, con novedades de Pablo Mancini, Mara Favoretto, Cecilia Pavón, Norberto Gugliotella, Juan Villoro, entre otros; y allende fronteras, por nombrar, Lote 42 (Brasil), La Pollera (Chile), Caballito de Acero (Colombia), Gris Tormenta (México), Arandurá (Paraguay), Colmena (Perú), Criatura (Uruguay), Acirema (Venezuela) y Página Indómita (España).

Un momento particular ocurrirá durante la mesa del viernes 9, “Entropía: 20 años. El catálogo por sus autores”. La editorial de Valeria Castro, Sebastián Martínez Daniell, Gonzalo Castro y Juan Manuel Nadalini cumple dos décadas en un “mercado argentino floreciente de editoriales independientes”, se sorprende desde el Norte Marie-Pier Lafontain, y reunirá en una tarde a sus influyentes autores: Romina Paula, Diego Muzzio, Iosi Havilio y muchos más. Uno de ellos, Santiago Craig, el escritor de la cardinal Las tormentas, avanza en que los libros enfrentan “un panorama en el que tal vez se exponga más que en momentos menos oscuros algo que pasó siempre: la convivencia del prestigio y el reconocimiento del valor de los libros (¿Todos quieren escribir uno, no? Incluso presentarlo con luces y canciones) y de su aparente irrelevancia a la hora de dedicar recursos, tiempo, foco, políticas de apoyo. Los libros, enfrenten lo que enfrenten, van a seguir ahí”, anhela el autor de Castillos. 

Adelantando Craig la actividad del día anterior con Sandra Santana y Madelaine Wolff, “Escribir la urgencia: El lugar del arte en un mundo colapsado”, señala el escritor de Animales (Factotum Ediciones): “En el caso de la ficción, las novelas, los cuentos, lo que yo escribo mayormente, no implica urgencia alguna. Nadie pide ni exige que uno escriba sus cosas. Las urgencias del mundo son otras. Para mí, escribir la urgencia es más bien domesticarla, es relativizarla y dejarla a un costado. Ahí estamos los que escribimos, creo, un rato en el remolino y otro rato al costado de las cosas”. Hacer un pozo y meterse adentro entre la perplejidad y el desasosiego con el mañana en el horizonte, en los escritos de Santiago Craig, y en los aires que compartirán lectores, escritores y lectores con mucho en común.

MetaData lectora. En marzo pasado se conocieron los resultados del análisis de cinco años de las encuestas a lectores, que sistemáticamente realizan los organizadores junto a la Universidad Nacional de San Martín. Alejandro Dujovne, investigador del Conicet y director del Centro de Estudios y Políticas del Libro de dicha institución, presentó los números de la FED, que crece en público nuevo, en particular joven y femenino, altamente instruido y de gran capacidad de compra y lectura; más de diez libros anuales en términos medios, muy por encima del promedio nacional. “Está buenísimo sostener ese trabajo, tener ese nivel de información y, en la medida de lo posible, accionar en las puntas que muestra. Es interesante ver que el público proviene de distintas partes y es heterogéneo a nivel geográfico, al mismo tiempo fue llamativo el alto nivel de escolarización. Tenemos muy presentes no solo los datos que nos brinda la encuesta al público sino la encuesta privada que les hacemos a las editoriales”, puntualiza Malumian. A la vez sostiene que por los indicadores, rompiendo cierto prejuicio “palermitano”, plantean en la FED acercarse a lectores sub 18 y tienden puentes con universidades y colectivos sociales diversos. “La FED tiene la intención de conectar con todas las lectoras y lectores. Si lee, nos interesa que conozca la mejor muestra de editoriales independientes de América del Sur. Hay una diferencia grande entre lo que la FED se propone y lo que se logra finalmente. La intención es ampliar público a un ritmo que nos permita entender cómo brindarles una propuesta que los interpele y les interese”, sostiene aclarando “los limitantes económicos” que pujan en cualquier proyecto. Una era agrandar el espacio, algo que se planteó a los editores, apareciendo opciones en Palermo y Villa Martelli, y la respuesta fue un rotundo no por la cantidad de ceros.

Manga, qué manga. Editoriales soportan el abuso interminable del oligopolio que concentra el papel en dos manos, con valores delirantes comparados al mercado internacional, y el costo del papel así insume casi el 50% del valor a la venta. Y de las pasteras que prefieren sin miramientos tirar el papel embalaje de los mercados libres en vez de alimentar libros. Publicaciones independientes que bajaron por la crisis sus tiradas, algunas apenas arañan los cien ejemplares, y la cantidad de novedades, en una merma alarmante de la bibliodiversidad, y de la capacidad de apostar por el riesgo y la experimentación. 

“Un panorama muy difícil. Si bien el sector siempre trabaja en la trinchera y tiene un gran poder de adaptabilidad, hay momentos en los que todo está en peligro. Peligra la posibilidad de publicar nuevas voces, o voces literarias que nos siguen pareciendo indispensables. Pero, con el poder concentrado en tan pocas manos, es difícil”, redondea Marcos Almada, y adelanta que este año Alto Pogo expone por primera vez sin novedades. 

Delicada situación para el mundo libro que, si no fuera por el ascenso de las traducciones de manga –el tercer idioma traducido es el japonés– y el incremento del libro infantil-juvenil, que aporta casi un 25% de las novedades, la debacle sería aún peor. “No sé cómo se explica este fenómeno del libro ilustrado”, responde Yael Frankel, escritora e ilustradora, el año pasado ganadora en Bologna con Todo lo que pasó antes que llegaras (Limonero). “Son fenómenos que escapan a mi entendimiento aunque es cierto que el álbum ilustrado creció muchísimo. Una gran parte del mérito quizá se la debemos a los mediadores de lectura, y otra vez a las editoriales independientes, que se jugaron para que se hiciera visible la existencia de libros para chicos (y adultos) que no respondían a los cánones estéticos de Disney. Que ofrecían varios ‘extras’ relacionados a la calidad de las historias contadas y a la forma en que se las contaba. En la FED tienen una presencia destacada y ¡se agradece tanto!”, cierra una asidua asistente, que en esta edición compartirá charla con Alejandra Kamiya. 

La FED lo hizo. Entre las anécdotas en que concuerdan los consultados, “la FED en Buenos Aires inventó el espacio en el que todos los años se juntan los que leen libros”, sintetiza Craig; Frankel recuerda que “el año pasado pude ir a la FED antes de que abriera al público. Éramos unas quince personas invitadas a recorrerla de la mano de Valentina (una de las dueñas de Mandolina Libros), que nos llevó por sus editoriales favoritas, y fue una librera de lujo durante ese recorrido. En el mail de invitación decía algo como “si sos agitador/a de lectura”. Así que cuando fui a la FED, subí a IG unas fotos y puse que yo era considerada “agitadora de lecturas”. Esas fotos con ese título (que inventó Víctor Malumian) llegaron hasta una emprendedora que estampa remeras con frases relacionadas a la literatura, así que me la pidió “prestada” y fue una remera que salió a la venta (¡y me ligué una!). La emprendedora en cuestión es “literaria_remeras”. Esta virtuosa comunión librera “confluyó en el crecimiento sostenido de la FED durante estos últimos años, así como también el surgimiento de pequeñas y nuevas editoriales, acompañadas siempre por los justos destinatarios, que son los lectores que cada año esperan con ansias cada nueva edición”, enmarca la librera Tamara Cefaratti. 

“Una sensibilidad que no todo el mundo tiene”, remarca Marcos Almada en el corazón FED. Gestos de generosidad y desproporción inspirados en un querido Luis Chitarroni, el gran editor de Bestia Equilátera, que repetía que “los editores son parte de una religión inútil”. En la era de la eficacia y el algoritmo, la misa librera vuelve.

 

Letras contra la violencia

“Ya se transformó en un objeto de colección”, se enorgullece Víctor Malumian del libro gratis que acompaña cada edición de la FED. Como signo de los tiempos, el año pasado el disparador fue la traición; este año, la violencia. “Poco importa llegar a un argumento superador, lo que importa es humillar al que piensa distinto. Los libros proponen una pausa, es un buen momento para reflexionar sobre esto y tratar de encontrar una manera de evitar el odio y defender el disenso”, señalan los editores en el prólogo previo a leer las ficciones y ensayos de María Sonia Cristoff, Betina González, Juan Mattio, Diego Muzzio, Diego Golombek y Ricardo Romero. Este año, con las novedades de las ilustraciones del programa Ilus.P, de FADU-UBA, e invitados internacionales, las españolas Elena Medel, Luna Miguel y Andrea Toribio. De la última, la editora y escritora del sorprendente Niños del futuro (La Navaja Suiza), reproducimos fragmentos de No es importante, que integran Violencia, el objeto-libro del deseo de la FED 2024.

Textual: “Yo a mi abuela la quise porque me permitía que abriese los cajones, los armarios, y que mirase qué había dentro, pero era un permiso algo vago: unas veces sí, otras veces no. O un para qué quieres mirar dentro. Supongo que era otra forma de decirme que para qué quería saber cosas sobre otras cosas. Quiero creer que era otra forma de decirme que para qué quería saber cosas acerca de nuestra familia, ¿no?

”Quizás esto ya sea una licencia mía.

”En su dormitorio de la casa del pueblo había una cómoda con un retrato en blanco y negro de sus padres, de jóvenes. Si cierro fuerte los ojos, solo recuerdo a una mujer rolliza y a un tipo más bien delgado, juntos. A ella no le pongo cara, pero a él... Una mezcla de Miguel Hernández y de Alfonso XIII, pero en panadero segoviano y dueño de un montón de tierras en Palazuelos de Eresma. Paracuellos de Eresma. El Jarama. Esas tierras se han ido vendiendo con los años, y según mi padre en una de esas transacciones se perdió la oportunidad de tener un excelente chalet frente al acueducto de Segovia.

”La casa del pueblo se vendió hace poco, y ahí ya sí que nos quedamos sin segunda residencia. Porque en mi familia –excepto el hermano de mi madre que no es Raúl– nadie más tiene una segunda residencia u otro sitio al que poder ir a abrirse la cabeza contra una pared”.