"Beatriz Sarlo encarnó como pocos la figura del intelectual": la despedida de la Academia Nacional de Periodismo
La Academia Nacional de Periodismo, de la cual la ensayista era miembro, destacó la lucidez para analizar distintas épocas y el "espíritu joven". "La llamaba también la experiencia directa de las cosas, el contacto sin mediaciones con la realidad, y dedicó su vida a desentrañar sus significados", señalaron.
La muerte de Beatriz Sarlo, una de las figuras más destacadas del pensamiento en las últimas décadas, dejó un vacío profundo en el panorama cultural y periodístico de la Argentina. La Academia Nacional de Periodismo, a la que Sarlo pertenecía, publicó este martes un comunicado en el que recordó su figura como un faro de intelectualidad y reflexión crítica. "Beatriz Sarlo encarnó como pocos la figura del intelectual", expresa la Academia, destacando su "espíritu joven" para comprender los cambios de la sociedad y la política de su tiempo.
La autora de decenas de libros y artículos fue reconocida no solo por su aguda mirada sobre la cultura y la política, sino por su "fascinación por la realidad". Como señalaba la Academia, Sarlo “no se quedaba en la letra de los libros”.
"Lectora voraz desde muy temprana edad, no se quedaba sin embargo en la letra de los libros. La llamaba también la experiencia directa de las cosas, el contacto sin mediaciones con la realidad, y dedicó su vida a desentrañar sus significados", señalaron.
La Academia destacó que a lo largo de su vida, Sarlo fue una lectora voraz, pero también una investigadora que no dudaba en salir a las calles, a las marchas o a los rincones más remotos del mundo para experimentar de primera mano los fenómenos que estudiaba. Sus viajes a lugares tan distantes como las Malvinas o la Amazonía, además de su participación en manifestaciones políticas, fueron algunos de los aspectos que marcaron su obra y su vida.
Uno de los aspectos que más destacaron quienes la conocieron fue su "espíritu joven", algo que, según la Academia, se reflejaba en su constante curiosidad y su capacidad para abordar temas contemporáneos hasta sus últimos días.
"La necesidad de comprender, unida a su capacidad de observación, la llevó a indagar con lucidez en los cambios culturales y políticos de nuestra sociedad hasta sus últimos días. Su ojo era tan agudo cuando se posaba sobre los procesos políticos como cuando, por ejemplo, diseccionaba los escándalos de las celebridades para entender el modo en que el ecosistema mediático actual había trastocado el concepto de intimidad", indicaron.
"Su lectura no se reducía a desentrañar los dispositivos estilísticos de la obra analizada o a indagar en las claves internas del texto. Buscaba vincular a los autores con el clima de época", subrayaron.
A lo largo de su carrera, Sarlo se destacó por su crítica cultural, su análisis literario y su participación activa en el debate público. Es conocida por sus columnas en medios como PERFIL y por su participación en las luchas políticas de su tiempo. "Su pasión por la política y el periodismo (y por la cultura mediática en sentido amplio, se puede decir) se despertó muy temprano en su vida", publicó la Academia Nacional de Periodismo.
Su ironía afilada y su sentido del humor se convirtieron en rasgos distintivos de su escritura y de sus intervenciones públicas. En los últimos años de su vida, Sarlo trabajaba en una autobiografía que quedó inconclusa, una obra más en la larga lista de aportes que dejó a la cultura argentina.
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El fallecimiento de Sarlo se produjo en la madrugada del martes, luego de un ACV que había sufrido hace pocos días. A pesar de haber logrado salir de la terapia intensiva, sufrió una descompensación de la que no pudo salir. La comunidad intelectual y periodística lamenta su partida, y la Academia Nacional de Periodismo cerró su comunicado con un profundo homenaje: "Por todo eso y mucho más, para la Academia Nacional de Periodismo fue, y será para siempre, un honor que Beatriz Sarlo haya sido una académica brillante. Por eso también, el dolor unánime entre los miembros de la Academia.
La despedida de Beatriz Sarlo se llevará a cabo este martes 17 de diciembre, desde las 19 hasta la medianoche, en el CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas), ubicado en Rodríguez Peña 356. El cortejo fúnebre partirá hacia el crematorio del cementerio de la Chacarita a las 9 de la mañana del miércoles 18.
Comunicado completo de la despedida de la Academia de Periodismo para Beatriz Sarlo
Beatriz Sarlo encamó como pocos la figura del intelectual, una especie que la cultura actual parece relegar cuando más se lo necesita. La movía la necesidad de saber, la curiosidad más genuina. Lectora voraz desde muy temprana edad, no se quedaba sin embargo en la letra de los libros. La llamaba también la experiencia directa de las cosas, el contacto sin mediaciones con la realidad, y dedicó su vida a desentrañar sus significados. Reunía en su persona la hondura reflexiva del pensador y la capacidad de observación del cronista. En ese ida y vuelta entre las ideas y los fenómenos concretos construyó una obra que reunía los mejores atributos de la critica literaria, el ensayo de ideas y la crónica de viajes o periodística.
Fue, siempre, un espíritu joven. La necesidad de comprender, unida a su capacidad de observación, la llevó a indagar con lucidez en los cambios culturales y políticos de nuestra sociedad hasta sus últimos días. Su mirada y su registro se fueron ampliando para poder dar cuenta de esas transformaciones en los ámbitos más diversos. Su ojo era tan agudo cuando se posaba sobre los procesos políticos como cuando, por ejemplo, diseccionaba los escándalos de las celebridades para entender el modo en que el ecosistema mediático actual había trastocado el concepto de intimidad.
Fue, antes que nada, una critica literaria. De Sarmiento a Juan José Saer, deteniéndose por supuesto en Borges, recorrió en sus libros el canon nacional de escritores. Su lectura no se reducía a desentrañar los dispositivos estilísticos de la obra analizada o a indagar en las claves internas del texto. Buscaba vincular a los autores con con el clima de época y ofrecer además el contexto cultural y y político en el que escribían. De ese modo, los ensayos literarios de Sarlo son también un recorrido por la construcción de la cultura de nuestro pais.
Como gran observadora, desarrolló también sus dotes de cronista. Puso en juego sus dotes narrativos en 'De la Amazonia a las Malvinas', libro en el que rescató una serie de viajes por América Latina que hizo en su juventud, durante los años 60 y 70.
En su actividad periodística aunó la profundidad de análisis con su pulso narrativo. Le gustaba ir de incógnito a las grandes marchas políticas en Plaza de Mayo, mezclarse con la gente y tomar nota de lo que observaba para después volcar todo en crónicas cargadas de inmediatez en las que, sin embargo, se colaba la mirada de la analista en detalles u observaciones cargados de significación. Su pasión por la política y el periodismo (y por la cultura mediática en sentido amplio, se puede decir) se despertó muy temprano en su vida. Fue, desde 1978 hasta 2008, directora de la revista Punto de Vista, ineludible ámbito de discusión de la cultura y la política argentina. Colaboró con los diarios La Nación, Clarin y Perfil.
Podia ser ácida en observaciones, pero nunca perdió un fino sentido del humor y el manejo sutil de la ironía. Tampoco su entusiasmo por el trabajo. Desde hace unos años, trabajaba en un libro de memorias. "Es una autobiografía centrada en el hecho de no entender, que es mi experiencia constitutiva", dijo en 2022. Esa vocación omnívora por comprender, en suma, la llevó a profundizar en los ámbitos más diversos y a desplegar una obra de enorme valor en la que se cruzan el ensayo, la crónica y el articulo periodístico. Y fue, hasta el último de sus dias, la razón de su inagotable energía.
Por todo eso y mucho más, para la Academia Nacional de Periodismo fue, y será para siempre, un un honor honor que Beatriz Sarlo haya sido una académica brillante. Por eso también, el dolor unánime entre los miembros de la Academia.
RM CP