El libro de referencia del cine nacional tiene un nuevo tomo
"Un diccionario de films argentinos IV" (2010-2020), de Raúl Manrupe y María Alejandra Portela, complementa y continúa el trabajo iniciado en 1990, sistematizando la producción de largometrajes nacionales desde los comienzos del cine sonoro hasta la actualidad.
Quien busque en Wikipedia información sobre alguna película argentina, es muy probable que encuentre una referencia al Manrupe-Portela, obra obligada para buscar y encontrar datos sobre la vasta producción de largometrajes realizados en este país a lo largo de toda la historia. Ante la aparición de este nuevo tomo largamente esperado entrevistamos a sus autores.
-Un libro de mil páginas no es algo habitual. Y menos en un volumen de consulta. ¿Cómo definirían a este libro?
MAP: Son más de mil páginas, exactamente 1040, y podrían ser más. Este tomo cubre la década que va del 2010 al 2020, uno de los períodos más prolíficos en cuanto a producción y estrenos de largos (más de 2.000) y también uno de los más complejos de relevar. Abarca desde el fin de la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, hasta el 2020 de la pandemia. Un momento en el que ha habido fenómenos como la explosión de Netflix y otras plataformas y pantallas, la consolidación del Gaumont como sala de estreno del INCAA, la caída del cine en cuanto espacio físico, los estrenos directos a la web, las películas realizadas en el interior del país, los premios internacionales. Se ha filmado mucho y esto ha significado trabajo para millares de artistas y técnicos.
Es un texto de consulta y referencia con el formato de catálogo razonado, con entradas que corresponden a las películas argentinas ordenadas alfabéticamente por su título de estreno. A esto le sumamos un índice onomástico y un anexo temático. Nos gusta decir que es una investigación que da pie para otras investigaciones, para revisar o descubrir películas, seguir la carrera de directores, actores, técnicos. Otra cosa que nos gusta decir es que es Un diccionario… y no El diccionario, con lo que estamos abriendo el juego a que haya otros. Por suerte este año han aparecido varios libros de cine y muy buenos.
-¿Cuál es el lector al que apuntan?
RM: El hecho de figurar como referencia bibliográfica en la enciclopedia más consultada de internet, le abre la puerta e investigadores, docentes y estudiosos en universidades y bibliotecas del país y el resto del mundo. Hay un resurgir del interés por el cine argentino de parte de estudiantes y nuevos seguidores que quieren saber más. Y por supuesto, los fans e interesados por el cine argentino.
A la vez, como curiosidad es consultado como comprobante de trabajos por los trabajadores del cine referenciados en el índice, que tiene miles de entradas. Algo que nos gusta y que suelen comentar los lectores es que se puede usar como material de consulta…y también como libro que se lee de la primera a la última página. Es también un registro de la opinión de la crítica ya que cada entrada viene acompañada de citas a lo que dijeron distintos medios, más un comentario nuestro poniendo en contexto el momento del estreno. Esos avatares pueden ser algo curioso y hasta divertido. Algo que siempre incluimos es el hecho de acompañar tanta data dura con toques de humor.
-Este nuevo tomo marca algo que suele ser poco usual en el país y es la continuidad en un proyecto a lo largo del tiempo ¿Qué reflexión les dispara?
RM: Comenzamos en 1990 con la investigación del que sería el primer tomo. Después, con el apoyo y confianza de maestros como José Martínez Suárez y Manuel Pampín de Ediciones Corregidor, pudo materializarse en un libro, al que siguieron otros dos y hoy este, el cuarto, que hoy celebramos poner al alcance del público. Como siempre, refleja nuestra intención de compartir información valiosa sobre un ítem tan caro a la cultura argentina como lo es el cine. Para nosotros Un diccionario de films argentinos IV es toda una apuesta al libro físico como herramienta de investigadores o entusiastas, un testimonio impreso de una de las actividades culturales argentinas que más resonancia y elogios despierta en el mundo, que creemos más valioso aún en estos momentos en que el cine argentino y la forma de producirlo está en tela de juicio. Esto es algo que nos gusta mencionar y es nuestro compromiso como autores. Este tomo, como los anteriores, tiene años de trabajo detrás y concretarlo en papel y tapas es una satisfacción muy grande.
AP: Sí, y también mantenemos la continuidad de formato. En un estricto orden alfabético por título de películas, cada ficha está constituida por datos técnicos y artísticos, un breve argumento, extracto de los comentarios críticos y, como siempre, un pequeño comentario nuestro aportando alguna curiosidad o nuestra impresión sobre la película. Creo que eso le da una identidad a nuestro Diccionario que es muy fuerte.
-¿Podrían marcar alguna característica que identifique esta década de producción del cine nacional?
AP: Bueno, si mirás el listado temático que es uno de los anexos vas a ver que los temas que trata el cine argentino, tanto desde la ficción como del documental, son variadísimos, pero es evidente que algunos tienen más preponderancia. Por ejemplo, el trabajo con el archivo familiar. Muchos directores encuentran latas con filmaciones que hicieron sus abuelos o sus padres y buscan husmear en la historia de su familia para poder también hacer un recorte en la historia del país; también es muy importante la temática LGBT, acompañando las transformaciones sociales de esos años la temática del aborto. Este en particular es un tema que fue creciendo en cantidad de películas en relación a los tomos anteriores de Un diccionario… También, y esto es muy notable es un tomo con enorme porcentaje de producciones realizadas en las provincias de Argentina: San Luis, Misiones, Tucumán, Córdoba. Se puede ver muy bien en esos casos los fomentos que cada una de las regiones implementaron en esa época que hoy nos parece algo lejana, incluso.
-¿Cuáles son las películas centrales que aparecen en este Tomo?
RM: Este es el Tomo de Relatos Salvajes, de Zama, de Tierra de los Padres, de La Flor, de Teatro de guerra, de El Angel.
-¿Cómo editaron el libro?
AP: Este tomo es un libro autogestionado. Nuestro trabajo siempre fue independiente. Gracias a la confianza de una red de amigos y el apoyo de instituciones con las que venimos construyendo un sólido lazo en estos años. Creímos que éste era el momento para sacarlo. Por eso apelamos a la preventa y nos asociamos con librerías que puedan realizar esta gestión. Es fundamental que se entienda, por ejemplo, qué cosa significa en volumen el cine argentino. Su riqueza, su fuerza conceptual, creativa, estilística. No es muy difícil visualizar el campo complejo que el cine argentino construyó en los últimos 30 años, no sólo por sus producciones, tanto industriales como independientes, sino por el sistema en el que se mueve: los festivales, las muestras, las salas de exhibición, el papel del INCAA, pero también la crítica, la teoría, el pensamiento que genera el cine argentino. Y por supuesto, su enorme influencia internacional. Creo que esto aparece muy claro en este Tomo IV.
Un diccionario de films argentinos IV (2010-2020). En preventa en www.funcionprivada.com.ar
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