¿Volvimos a los 90?

En la actualidad, se habla mucho sobre un posible regreso a las políticas económicas de los años 90 en Argentina. Este periodo, conocido por las reformas estructurales y la estabilidad monetaria bajo la presidencia de Carlos Menem, es comparado con el contexto actual bajo la presidencia de Javier Milei. ¿Es acertada la comparación de la economía actual con la de los 90 en términos de salarios, inflación, desempleo y pobreza?

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Comparación Inicial de las Economías de Menem y Milei

Comparar cómo Carlos Menem y Javier Milei recibieron la economía y que hicieron es crucial para entender sus contextos y desafíos.

Menem (1989):

Milei (2023): 

Diferencia Clave: La Convertibilidad

La diferencia fundamental entre los gobiernos de Menem y Milei radica en la política de convertibilidad, es decir, en el famoso 1 a 1. Podemos ver como esto afecto a los diferentes indicadores:

Desempleo

Durante el mandato de Menem, los salarios reales se mantuvieron altos gracias al ancla cambiaria implementada mediante la caja de conversión. Esta política condujo a un aumento del desempleo, ya que la estabilidad de precios, junto con la baja productividad, impidió a las empresas ajustar costos a través de salarios, forzándolas a recurrir a despidos. El desempleo mostró un patrón complejo durante la convertibilidad: inicialmente disminuyeron las tasas de desempleo, pero tras la crisis del tequila y varios shocks externos en la segunda mitad de los años 90, el desempleo aumentó, alcanzando picos significativos (hasta 17,5% en 1995) antes de estabilizarse en niveles elevados hacia finales de la década. En contraste, bajo el gobierno de Milei, la alta inflación provoca una disminución de los salarios reales, deteriorando el poder adquisitivo de los trabajadores. Esto reduce los costos para las empresas y no necesariamente resulta en un aumento del desempleo durante la recesión. Además, debido a la heterogeneidad del mercado laboral, el ajuste económico afecta principalmente al empleo informal y el cuentapropismo, que se ajusta de manera mucho más rápida.

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Acceso al Crédito

Durante la convertibilidad, el acceso al crédito estuvo marcado por una inicial liberalización financiera que facilitó la entrada de capitales extranjeros y la expansión del crédito. Sin embargo, este fenómeno fue seguido por un incremento en la deuda externa, tanto pública como privada, lo que eventualmente llevó a una crisis de deuda y a severas restricciones en el acceso al crédito durante el colapso económico de 2001. En contraste, el gobierno de Milei ha registrado cambios en el acceso al crédito ligados a las políticas de vivienda, aún lejanos a la etapa de esplendor de los créditos en los 90, alejándose de la liberalización financiera. Se promueve un modelo orientado hacia el crédito privado y la construcción de viviendas mediante financiamiento privado, sin gasto estatal directo.

Una similitud entre ambos gobiernos se encuentra en el enfoque de reforma del sector financiero propuesto por Milei, que incluye medidas para mitigar las corridas bancarias mediante sistemas de encaje completo para depósitos a la vista y una mayor regulación de las operaciones bancarias.

Pobreza

La pobreza disminuyó inicialmente durante los primeros años de la convertibilidad, bajando del 34,9% en 1995 (medición monetaria actual basada en la EPH) a valores más bajos. No obstante, esta tendencia se revirtió en la segunda mitad de la década de los noventa, y en 1999, la pobreza aumentó nuevamente, afectando al 38,8% de la población. La situación empeoró significativamente con el colapso de 2001, cuando la combinación de desempleo, inflación y restricciones financieras elevó drásticamente los niveles de pobreza y desigualdad.

Desde que Javier Milei asumió la presidencia de Argentina en diciembre de 2023, el país ha experimentado un aumento significativo en los niveles de pobreza. En enero de 2024, la pobreza alcanzó el 57,4% de la población, el nivel más alto registrado en al menos los últimos 20 años. Este incremento se atribuye en gran parte a las políticas económicas implementadas, incluyendo una devaluación significativa del peso argentino y un aumento en los precios de la canasta básica.

Sector Externo

El régimen de convertibilidad impactó negativamente la balanza comercial de Argentina. Aunque hubo períodos de superávit, la mayoría de los años bajo la convertibilidad registraron un déficit comercial debido a un aumento en las importaciones, que no fue acompañado por un crecimiento proporcional de las exportaciones. Además, el régimen favoreció la fuga de capitales y la remisión de ganancias al exterior por parte de empresas multinacionales, exacerbando los problemas de la balanza de pagos.

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En cuanto a la política exterior y la balanza comercial, durante el gobierno de Milei, se observa una tendencia hacia la reducción de la intervención estatal y el fomento de las exportaciones, aunque enfrenta desafíos significativos debido a restricciones previas como el control de cambios. Las importaciones siguen restringidas, lo que se traduce en una balanza comercial con superávit en ciertos sectores, especialmente en el de manufacturas de origen agropecuario y productos primarios. Sin embargo, hay tensiones debido a políticas como la salida de Argentina del bloque BRICS y las relaciones complicadas con socios comerciales claves como China y Brasil. Estas decisiones podrían afectar la dinámica comercial y los mercados tradicionales de Argentina, creando una atmósfera de incertidumbre sobre cómo se desarrollarán estos lazos comerciales a largo plazo.

Similitudes y Diferencias Entre Ambos Gobiernos

Aunque existen algunas similitudes superficiales entre ambos gobiernos, las diferencias son significativas. La convertibilidad de los 90 proporcionó estabilidad monetaria a costa de un alto desempleo, mientras que la economía actual enfrenta una inflación persistente que reduce el poder adquisitivo, pero mantiene más empleos debido a ajustes salariales continuos. Además, el contexto global y las dinámicas económicas internas han cambiado considerablemente.

Importancia del Pacto de Mayo

En los 90, las reformas estructurales, aunque abundantes, fueron insuficientes para corregir el desequilibrio fiscal a largo plazo. Si bien la caja de convertibilidad impedía la emisión, se recurrió al endeudamiento, especialmente con las provincias, para financiar el déficit. En la actualidad, es crucial acelerar las reformas, como la Ley de Bases y la Ley Tributaria, para evitar los errores del pasado. Es necesario un diálogo efectivo y honesto con los gobernadores para implementar cambios duraderos y superar las viejas prácticas políticas que obstaculizan el progreso económico.