Se define el tablero político de Córdoba con la pelea de fondo entre De Loredo y Passerini
Después de una campaña intensa, donde prevalecieron las denuncias cruzadas, el 37% del padrón electoral de toda la provincia concentrado en la Capital elige al sucesor de Martín Llaryora. El gran objetivo de las fuerzas mayoritarias es ampliar la participación de votantes respecto a la elección de junio. Hacemos Unidos por Córdoba busca hacer crecer el porcentaje en la periferia y Juntos por el Cambio en todo el territorio.
Después de una campaña que se extendió casi por dos meses, y que inclusive se solapó con la votación para gobernador, los cordobeses capitalinos elegirán al sucesor de Martín Llaryora, que desde diciembre dejará el sillón principal del Palacio 6 de Julio para trasladarse al Panal y comandar los destinos de la Provincia. La elección de hoy permitirá terminar de configurar el mapa político de Córdoba, que ofrecerá desde diciembre un escenario inédito.
Sucede que las elecciones del 25 de junio determinaron un triunfo exiguo de Llaryora sobre Luis Juez, lo que determinó un escenario de paridad absoluta en la Unicameral, con 33 legisladores por bando entre las dos coaliciones principales y supremacía de Juntos por el Cambio en el Tribunal de Cuentas.
Ahora resta saber quién llegará a la Municipalidad y cómo se configurará el Concejo Deliberante, que será una caja de resonancia de lo que suceda en la Legislatura, teniendo en cuenta cómo se diagrame la correlación de fuerzas.
El análisis fino de los datos que arrojó la “súper encuesta” que significó la elección del 25 determinó reestructurar parte de las campañas de Daniel Passerini (Hacemos Unidos por Córdoba) y Rodrigo de Loredo (Juntos por el Cambio) en base a esos datos. Desde ambos comandos de campaña aclararon que una de las claves para este domingo será ampliar la base votantes de la elección a gobernador.
En ese plan puso más énfasis el peronismo, aunque el propio De Loredo arengó a la tropa pidiendo, en su cierre de campaña, que vayan a votar. Aunque el objetivo es el mismo, las realidades son diferentes. Tal como se explicó en este medio el domingo pasado, la idea en Hacemos Unidos por Córdoba es aumentar la cantidad de votantes principalmente en los lugares donde Llaryora ganó, es decir los barrios de la periferia.
Sobre un porcentaje de votación total del 67,7% (el más bajo desde el retorno de la democracia), el peronismo leyó con atención que en esos barrios donde logró la ventaja fue a votar, en promedio, el 62% del padrón. “Tenemos que llegar al 75%”, dijo un dirigente que se encargó de recorrer esos barrios, casa por casa, para asegurar una participación más alta en la jornada de hoy. El número parece elevado, pero no lo es tanto si se lo compara con los porcentajes de las elecciones que se logró en las últimas dos elecciones provinciales: 74,6% en 2015 y 73,1% en 2019.
Por el lado de Juntos por el Cambio, el objetivo es que la gente vaya a votar de nuevo. Sucede que, a diferencia del peronismo, en los lugares donde se impuso Juez, la participación fue, en promedio, del 78%. “Ese es el gran desafío para la jornada de hoy. Que la gente salga del modo vacaciones y vote”, sostuvo un dirigente radical.
Llaryora, líder del PJ que viene
Independientemente de lo que suceda con la carrera presidencial de Juan Schiaretti, el desembarco de Llaryora en El Panal augura una nueva etapa en el cordobesismo cordobés (iniciado por José Manuel de la Sota y continuado por Schiaretti). La gran incógnita es saber con qué estructura va a afrontar el desafío de liderar al peronismo ampliado de Córdoba. La performance electoral de Passerini será clave en ese sentido y por eso la campaña se enfocó en el concepto de “seguimos haciendo” y en taladrar sobre la idea de un equipo que apela a la continuidad como la fórmula del éxito.
Para el peronismo no se trata de una elección más. La ausencia de encuestas en la faz pública (a diferencia de lo que pasó en junio) augura que la pelea será pareja y eso se pudo ver en el tono agresivo de la campaña, donde abundaron las denuncias cruzadas. Con todo, mantener el poder en dos de las estructuras más grandes del país (provincia y municipio) puso al 100% de la dirigencia a militar hasta el último minuto antes de la veda y a continuar la campaña en las redes sociales hasta el momento de votar.
Líder de la oposición se busca
Passerini tendrá al frente a un De Loredo que por primera vez en su carrera política pudo armar y ejecutar una campaña “a su medida”. Con una centralidad absoluta en su figura, prescindiendo del sello Juntos por el Cambio en las gráficas y en la TV, y marcándole la cancha a las figuras nacionales de Juntos por el Cambio que pasaron por Córdoba (visitas cortas y apariciones fugaces en lugares específicos), el evolucionista se muestra confiado, a tal punto que el lunes estuvo en Buenos Aires participando en programas políticos en TN y La Nación+.
De Loredo sabe que ganando generaría un doble efecto: puertas adentro se convertiría en el virtual jefe de la oposición, fortalecido por la conformación de la Unicameral, con varios legisladores que le responden, y comenzaría a proyectar su liderazgo desde el Palacio 6 de Julio, lo que representaría un escenario inédito para Llaryora.
No sólo eso. De Loredo se convertiría en una pieza clave para reorganizar al radicalismo cordobés, que muestra a sus figuras de los últimos 25 años, entre ellos Mario Negri, Oscar Aguad y Ramón Mestre, o bien en el llano o tratando de sumarse a un eventual gobierno nacional de Juntos por el Cambio.
“La oportunidad de convertirse en el dirigente de la renovación, acompañado por su gente en la Legislatura y por los intendentes de la UCR que ganaron el 25 está muy presente. Habrá que esperar el resultado de la elección y en ese caso cómo encara el proceso Rodrigo”, dice un dirigente radical.
Juez se replegó de la campaña municipal pero estuvo en el cierre y apoyó a la fórmula de Juntos. También es tiempo de reinvención para el líder del Frente Cívico. Del resultado final de este domingo se podrán encontrar indicios fuertes sobre su futuro político. En el medio, más de 1,1 millones de cordobeses están habilitados para votar. Ya se dijo: la participación será la clave para completar el tablero político de Córdoba. Aunque todos piden que la gente vote, gran parte de la campaña transcurrió en el barro, como hacía mucho tiempo no sucedía. De ese lodazal saldrá el nuevo intendente de Córdoba.
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