Roberto Bárzola, el nuevo sospechoso del crimen de Nora Dalmaso: en qué caso podría prosperar la acusación

Roberto Bárzola (45) fue imputado como sospechoso por el abuso sexual seguido de muerte de Nora Dalmasso, ocurrido el 26 de noviembre del 2006. 

Pasaron más de 18 años desde que ocurrió el crimen, cinco fiscales de Instrucción encabezaron -cada uno- su propia investigación con diferentes hipótesis hasta la absolución resuelta por un jurado popular del viudo, Marcelo Macarrón, en abril del 2022.

En aquella oportunidad no pudo ni siquiera deliberar el jurado porque el fiscal de Cámara, Julio Rivero, desistió de acusar. En el alegato pidió perdón a Nora Dalmasso por el derrotero judicial incapaz de hacer justicia.

A instancias del fiscal General, Juan Manuel Delgado, se emprendió una nueva pesquisa “por la verdad”, conociendo que la posibilidad de perseguir penalmente a alguien había prescripto por el paso del tiempo. Le encargó la tarea al fiscal Pablo Jávega. Entre las medidas que adoptó, dispuso cotejar el ADN de las muestras de la ropa de Nora y de su cuerpo con 45 personas.

A más de dos años de aquel traspiés, Jávega anunció esta mañana que se encontró el perfil genético coincidente con las huellas que quedaron en el lazo de la bata de la víctima y de vello que se encontró en su zona genital. No sólo eso, dijo que se determinó a quién pertenece y no quiso pronunciar su nombre. Tan sólo confirmó el que le dieron los periodistas presentes en la conferencia de prensa: Roberto Bárzola.

En los últimos años, Bárzola trabaja como chofer de camiones, recorrió varios puntos del país. En el momento del crimen tenía 27 años. 

Repercusiones por el Crimen de Nora Dalmasso: Roberto Barzola el pulidor indicado como el asesino

Durante el juicio declaró como testigo, dijo que el 26 de noviembre del 2006 él estuvo en la entrada de la casa donde Nora fue asesinada, pero que no ingresó porque nadie le atendió y esperaba comunicarse con su patrón. En ese entonces era el parquetista encargado de pulir los pisos. Había pasado un par de jornadas haciendo ese trabajo, pero -señaló- sin tratar a Nora.

Hoy Bárzola está imputado como “sospechoso”. La semana pasada declaró en esa calidad, asistido por un abogado defensor.

Pero, la acusación en su contra tiene un obstáculo: el crimen de Nora Dalmasso prescribió. Hay una posibilidad para que la acción no se anule  por el paso del tiempo: que se encuentre algún hecho delictivo que haya cometido después del 2006.

Si le encuentran antecedentes penales, Bárzola estará en problemas. Podrá prosperar la acción penal en su contra y deberá enfrentar un juicio.

Por eso Jávega espera esos informes. Son los detectables a través del sistema de acceso de causas, los registrados antes de que se informatizara esa tarea y también se ha solicitado a otras provincias la misma información. Al haber recorrido varios lugares, podría contar con antecedentes en algún otro distrito argentino. 

Dicen que un abusador que comete un crimen, no lo hace una sola vez. Con una sola mancha que le encuentren, avanzará la investigación en su contra.

La prueba genética “es irrefutable”, señalan desde el Ministerio Público Fiscal, para descartar que sea un nuevo “perejil”. Lo consideran como un “hallazgo” y una noticia reveladora.

Pero no es posible consentir tal novedad sin hacer una serie de preguntas: ¿por qué en 18 años, cinco fiscales no investigaron a alguien que tuvieron al frente de sus narices?

Se realizaron casi 100 cotejos de ADN con las huellas encontradas en el cuerpo y la bata de Nora Dalmasso. ¿Ninguno de los cinco fiscales que investigaron su muerte dudó de Bárzola, si había estado trabajando en la casa?

¿Por qué el ahora señalado de ser el autor material del abuso y del homicidio se allanó a que le extrajeran dos veces sangre, si sabía que era el asesino? Se hizo una prueba que comparó su ADN con el perfil genético hallado en la ropa y el cuerpo de Nora. Dio positivo. Se sometió, luego, a una contraprueba con una segunda extracción de sangre que confirmó la anterior. ¿Por qué lo hizo?

A esta pregunta hay quienes sostienen que, si se negaba, sería el principal sospechoso de los 45 que también ofrecieron sus brazos para las extracciones de sangre.

¿Cuál sería el móvil del crimen, si es efectivamente él quien lo cometió? 

Los movimientos pendulares  y los volantazos que tuvo el expediente por el crimen de Nora Dalmasso a lo largo de los años nos permiten hoy dudar hasta de lo evidente.