CENSO 2022

Los desafíos que plantea el envejecimiento poblacional

El censo nacional establece que Argentina tiene 46.234.830 habitantes. De acuerdo a los datos difundidos, la edad mediana aumentó dos años, actualmente es de 32 años. El incremento evidencia un envejecimiento progresivo de la población. Sol Rodríguez Maiztegui es una gerontóloga cordobesa elegida por la ONU como una de los 50 líderes mundiales por promover un envejecimiento saludable.

PROYECCIÓN. Los desafíos para Latinoamérica para el 2050 plantea un abordaje con una mirada integral que visibilice las vejeces. Foto: CEDOC Perfil

El siglo 21 es el siglo del envejecimiento poblacional. La temática de la vejez -y hago énfasis en la palabra temática y no problemática porque no es un problema que hayamos logrado vivir más- es un logro de la humanidad. La gran paradoja es que queremos vivir muchos años pero no queremos envejecer, y eso es imposible. En el año 2015, la OEA sancionó la Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores a la que Argentina adhirió hace un año.  Esto significa que todas las provincias tienen que respetar los derechos de las personas mayores, pero para eso hay que hacerlo desde la primera línea que propone Naciones Unidas en el marco de la década del envejecimiento saludable hasta el 2030. Una de las líneas de acción es la de trabajar sobre el edadismo; la ONU lo llama ‘edadismo’; en Argentina le decimos ‘viejismo’ que es un ajuste del término que habla de la discriminación cultural. Leopoldo Salvarezza es quien acuña el término en nuestro país y ajusta la mirada no sólo en la edad (edadismo podría sufrir otra franja etaria) si no que también suma que hay una percepción peyorativa sobre el paso del tiempo. ¿Por qué es importante desterrar el edadismo? Está comprobado que cuando uno envejece con percepciones negativas sobre el propio proceso de envejecimiento, disminuye su expectativa y calidad de vida. Esto que parece muy liviano es la columna vertebral de todo el trabajo que se tiene que impulsar alrededor de la temática la vejez. 

En una intersección del censo habría que ver algunas variables: Cómo viven esas personas mayores, ¿alquilan? ¿viven en una vivienda propia? ¿Cómo está conformada su familia? ¿viven solos o acompañados? ¿todavía están a cargo de los cuidados? ¿en qué zona de la ciudad o de la provincia de Córdoba viven? ¿viven en un departamento o en una casa? Hay muchas variables para tener en cuenta en el diseño de políticas públicas asociadas a la vejez. Por eso es tan apasionante y compleja porque quienes envejecemos somos personas con un recorrido, un contexto, no podemos generalizar. Los datos que arroja el censo deben ser analizados. 

Cuando se piensa en el diseño de políticas públicas, siempre se piensan asociadas a una vejez concebida culturalmente como frágil, que creemos que necesita ser tutelada, una mirada desempoderante de la autonomía de las personas a lo largo de la vida. Todos somos sujetos con derechos y la autonomía no la deberíamos perder por envejecer. Que el cuerpo del otro me refleje estereotipos o prejuicios no me da el derecho a vulnerarlo. Este es uno de los aspectos a tener en cuenta que plantea el envejecimiento poblacional.

Todos tenemos derecho a decidir sobre nuestra vida, a lo largo de ella. Pero si percibo a la vejez como frágil, la voy a querer tutelar. Es cierto que las políticas públicas deben estar pensadas en las personas más vulnerables, pero de todas las edades, no solamente por su condición de personas mayores. Uno de los grandes desafíos es sacar de la órbita de los ministerios de Desarrollo las áreas referidas a la vejez porque trabajan sobre las necesidades emergentes, asociadas a la vulnerabilidad social y no se trabaja sobre las otras temáticas que orbitan a la vejez que dejan de lado a muchas otras personas. Por ejemplo, se hace mucho foco en las residencias de larga estadía conocidas como geriátricos, pero la población de personas mayores institucionalizada en Argentina es muy baja. ¿Qué estamos haciendo para mirar al resto? 

La proyección demográfica en Latinoamérica plantea desafíos enormes para el 2050.  Uno de ellos es poder abordarlo con una mirada integral que visibilice las vejeces,  trabajar en los cuidados a largo plazo, una temática que debe ser trabajada fuera del tutelaje, sin infantilizar. La tendencia mundial indica que podemos envejecer en contextos sociales integrados y que las residencias sólo sean espacios para trabajar con vejeces de mediana y alta dependencia. Con las cifras del último censo, quedará analizar y trabajar la manera en la que podamos pensar cómo queremos envejecer y actuar en consecuencia. 

 

*Comunicadora social y gerontóloga, creadora de El Club de la Porota