ENTREVISTA A JAVIER CÁMARA

“Francisco universalizó lo mejor de nuestro pueblo”

“No se la cree ni se la creyó nunca”, dice Javier Cámara acerca de quien en 2013 se convirtió en el primer Papa argentino, latinoamericano y jesuita. Coautor de un libro sobre el paso por Córdoba del actual jefe de la Iglesia Católica, el periodista resaltó su pontificado.

EN ROMA. Javier Cámara reunido con Francisco. Foto: JAVIER CÁMARA

El próximo jueves se cumplirán 12 años de la histórica elección de Jorge Mario Bergoglio como jefe de la Iglesia Católica. El periodista cordobés Javier Cámara, autor junto a Sebastián Pfaffen del libro Aquel Francisco, que aborda los tiempos en que el primer papa argentino vivió y estudió en Córdoba, resaltó en diálogo con este diario las virtudes y el pontificado de un hombre simple y austero.    

-¿Cuáles serían los aspectos fundamentales del pontificado de Francisco?

-Hay dos aspectos del pontificado de Francisco, y del propio Bergoglio-Francisco que pongo en primer lugar como claves, sobre todo porque, antes de todos los atributos y responsabilidades de orden político que tiene, el pontificado es o surge de una misión religiosa (y “religión” viene de “re-ligar”; en este caso, “religar” al hombre con Dios y con los demás). El surgimiento de esa misión se encuentra en el relato que hace el Evangelio del encuentro y diálogo personal de Simón-Pedro, el “primer papa”, con Jesucristo ya resucitado, al borde del mar; Jesús le “manda” tres veces a Pedro: “Apacienta mis ovejas”. Tres veces se lo dice, como para que le quede claro. En ese mandato de “apacentar las ovejas”, Jesús le da la misión al primer Papa -y con él, a todos sus sucesores- de “guiar al rebaño (el Pueblo de Dios) a buenos pastos”; eso es “apacentar”, lo que hace un “buen pastor”. En el mensaje del evangelio de Jesús, el “buen pasto”, el buen alimento está vinculado con el doble “mandamiento” de “amar a Dios y al prójimo”, en eso se resume todo, incluso la geopolítica y los vericuetos del poder mundano. 

-Pero eso lo dicen también los otros papas…

-Sí, pero este hombre lo ha expresado con más gestos concretos y posicionamientos jugados, más explícitos o más encarnados en la realidad, amando más que juzgando, diciendo que en la Iglesia hay lugar para “todos, todos, todos”, y eso le ha traído problemas, como le pasó a Jesús. A Francisco no lo crucificaron con clavos, pero sí con la crítica despiadada y vengativa. Por eso digo que esta “cosa rara” de amar a Dios y amar a los demás, han sido y son las dos primeras claves del pontificado de Francisco que le ha enseñado al mundo que Dios es un Papá, con ternura de Mamá, misericordioso, siempre dispuesto a perdonar (incluso a quienes cometen o colaboran con un aborto); es un Dios de paz, no de guerra ni de castigo; es un Dios que se manifiesta en lo pequeño, lo sencillo, lo cotidiano; que ama sobre todo a los pobres y a los que sufren, y quiere que las personas nos amemos unas a otras “como Él nos ha amado”. Por eso, para mí es evidente que, en estos 12 años, Francisco ha cumplido con esta misión de “apacentar las ovejas”, porque nos ha llevado a alimentarnos del “mejor pasto” que es el amor a Dios y el amor a los demás. Es fácil decirlo, pero muy difícil cumplirlo. Sobre todo en épocas como la actual, de guerras e injusticias personales y sociales extremas, donde muchos de los exitosos, millonarios y poderosos son influencers del odio que se aprovechan del enojo y del descontento de los demás para sus negocios financieros, políticos e ideológicos. En esa misión cumplida de Francisco están estos dos primeros aspectos de su pontificado: llevar a las personas a amar más a Dios, y a amarse más entre ellas.

 

Desde mañana y hasta el 15 de marzo se realizará la Cabalgata Brocheriana por el Camino del Peregrino

 

-¿El tercer aspecto también es religioso?

-Es humano, pero como dijo una vez algún santo: “cuánto más humano, más divino”. Se trata de la reinstalación real del pobre del evangelio en el centro de la preocupación de la Iglesia. Hacer realidad lo que dijo el Concilio Vaticano II y reconoce la Doctrina Social de la Iglesia: Jesús tuvo y tiene una predilección por los pobres y los que sufren, por eso hay que llevar a cabo la “opción preferencial por los pobres”. Por eso al Papa le dicen “pobrista”, cuando, el auténtico encarnizadamente pobrista fue Jesús. El tercer aspecto del pontificado, para mí, es darle al pobre, al descartado, al migrante (a los de las periferias existenciales), el lugar que les dio Jesús. 

-Quizá por eso le dicen comunista…

-Sí, esa es una de las causas de esa acusación falaz e ignorante, cuando no malintencionada. La otra causa, para mí el cuarto aspecto de su magisterio es poner en su verdadero lugar el valor de la riqueza material y al dinero. Cuando todo el mundo, la cultura, los medios, los presidentes, la publicidad, las redes, dicen que lo importante es tener mucha plata, Francisco dijo que el dinero es el excremento del diablo. Y que “la acumulación de dinero no es una virtud, es un desorden moral y ético; y que la verdadera virtud es compartir, distribuir”, que a todos les alcance para comer y vivir dignamente. Por eso le dicen “comunista”. Pero lo único que hace el Papa es seguir lo que dice Jesús: “no se puede servir a Dios y al dinero”.

-¿Qué otros rasgos destacarías?

-Su incansable prédica y gestos por la paz y la fraternidad humana: no sólo dedicó cada domingo a cuestionar las guerras de los poderosos, sino que recorrió el mundo firmando acuerdos con todo aquel representante de una entidad, iglesia, religión, etnia, país, gobierno o lo que fuere que pudiera parecer distanciada o “enojada” con la Iglesia: firmó acuerdos con patriarcas ortodoxos, referentes islámicos, dirigentes judíos, con China.... Otro aspecto de su magisterio es el llamado a una conversión ecológica integral que va más allá del “cuidado del ambiente”; es el llamado a la humanidad a cambiar el estilo de vida consumista para que podamos relacionarnos de manera más sostenible con el planeta que hoy estamos reventando y explotando por todos lados. El Papa vio los signos de los tiempos, lo que dice la ciencia, y marcó un hito: si sos una buena persona tenés que proteger y cuidar la “casa común”. También hay cambios que lleva adelante respecto del lugar de la mujer en la Iglesia. Falta mucho para hablar de igualdad, pero hoy, en El Vaticano por primera vez, hay varias mujeres que tienen más “poder”, entendido este como responsabilidad, que muchos cardenales. También lo que hizo en el desarrollo de la teología moral, cuando abrió la posibilidad de que personas divorciadas, en segunda unión, que cuenten con el discernimiento específico acompañado por un sacerdote que se haga responsable, puedan acceder a la comunión sacramental…

-¿Qué implicó la elección de Francisco y tener un Papa argentino?

-Para mí fue una bendición. Creo que también para todo aquel que busca, sin odios ni rencores, amar a Dios y a los demás. Algunos no pueden ver esto, porque sus pasiones ideológicas o políticas se lo impiden. Les queda cómodo hablar del Papa comunista, del Papa peronista. Tras 12 años de cierta incomodidad por esto, pienso: “¡Pobres!¡Ellos se lo pierden!”. Habiendo seguido de cerca toda su vida, lo que dicen de él las personas que lo conocen bien, sus gestos reales, veo y doy gracias a Dios porque Francisco universalizó lo mejor de nuestra gente, de nuestro pueblo: lo de ser solidario, lo de ser cercano, lo de ayudar, de perdonar, lo de tener fe y esperanza a pesar de tantos obstáculos, lo de jugarse… tantas cosas buenas que tenemos, y que muchas veces quedan tapadas por el ego, el internismo, el odio y la corrupción contra las que siempre luchó Bergoglio-Francisco.

-¿Por qué no vino a la Argentina? 

 -Por esto que acabo de decir: el internismo, el odio, la corrupción y la manipulación de la verdad que encarnó y encarna gran parte de la clase política argentina. Esa es la gran responsable de que Francisco no haya venido todavía a la Argentina. Pero nunca se sabe. Por ahí se mejora y viene. Yo no pierdo la esperanza. Aun sabiendo que si viene gran parte de la clase política lo va a usar para intereses mezquinos. La gente sencilla lo espera.

-¿Qué significa para Vos la relación que has mantenido con él?

-No hay lugar aquí para expresar todo. Conocer la vida de este hombre y conocerlo a él, y lo que dice de él la gente que lo conoce bien; y advertir que lo que dice en público lo hace en privado, me cambió la vida. Lo resumo en dos cosas. Una vez le pregunté si en cierta ocasión él había vivido una especie de “noche oscura” espiritual, ese estado que han atravesado algunos santos. Él me respondió: “Eso es de los santos; yo soy un pobre tipo”. El Papa no se la cree. Incluso siendo Papa. No se la cree ni se la creyó nunca. Lo ha discernido y se lo dice a él mismo a cada momento. Y si el Papa es un pobre tipo, ¿me la puedo creer yo? Eso me ayudó mucho en lo personal. Y lo otro es algo que me dijo a mí y lo reiteró en distintas notas: “Cuando estoy en frente de un preso, de un encarcelado, de una persona que sufre, que le ha ido mal, me digo a mí mismo: ‘podría ser yo’”. Es una clave de vida en relación con los demás, especialmente con los “descartados”, los “excluidos” del sistema. Por ejemplo, cuando estás llegando con tu auto al semáforo, y se te vienen los “limpiavidrios”, o se te acerca un “naranjita”, o ves a un chico drogado… A mí me hizo bien tener conciencia de que nadie elige dónde nacer, y que cualquiera de ellos “podría ser yo”.

-¿Qué es lo que los cordobeses no pueden dejar de conocer de Francisco?

-Rápidamente me sale invitar a que lean el libro Aquel Francisco, porque allí está todo lo que pudimos encontrar sobre los cuatro años que Bergoglio pasó en Córdoba: dos años como novicio jesuita, entre 1958 y 1960, en la calle Buchardo, cuando él tenía 21 años. Decenas de historias que nos contó el propio Papa y otras que contaron algunos de sus compañeros de entonces. Y los dos años que pasó, ya como un sacerdote de 51 años, entre 1990 y 1992, en la Residencia Mayor de la Compañía de Jesús, en el centro de Córdoba. Allí también hay tremendas historias que explican quién es y porqué hace, dice y piensa así el papa Francisco. Si no pueden leer el libro, que vayan a la Compañía de Jesús, y pidan a los jesuitas que les muestren la habitación donde vivió dos años el Papa. Capaz que les pase como a mí, que me cambió bastante la vida.