DESAFIOS MACRO

Erosión inflacionaria dejó nuevos pobres y más desigualdad en el impacto de la crisis

En los últimos meses el impacto de la suba de precios derivó en un empobrecimiento generalizado, pero con mayor incidencia en estratos medios y bajos. "Estamos viendo lo que pasó en los ´90, la perdida de trabajo de los jefes de hogar", remarcan desde el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

POBREZA Y PRECARIZACION. La informalidad y precaridad de puestos laborales recrudece el impacto de la inflación. Foto: Cedoc

La reducción sostenida y progresiva de la inflación sigue siendo uno de los objetivos más desafiantes que atraviesa la economía real. Este viernes por la tarde el Indec informó que la inflación de junio fue del 4,6%, con una acumulada en el año del 79,8% y una astronómica suba interanual del 271,5%. Y aunque la suba de precios logró mantenerse por debajo del 5% mensual se constató lo que varios analistas y el propio gobierno esperaba: un freno en la tendencia descendiente que venía mostrando la inflación desde enero. Cabe recordar que en mayo la medición dejó 4,2% de suba.

El gobierno confía en poder seguir bajando los precios, aunque sabe que habrá meses más complejos de perforar. En junio, por caso, la suba la impulsó la división “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, que mostró un alza del 14,3%. Básicamente suba de tarifas.

Más allá de esta foto de mayo y junio la “película” de la crisis está dejando secuelas muy preocupantes, con un proceso de deterioro que es muy amplio al conjunto de la sociedad, pero especialmente dañino en los estamentos de la clase media, la clase media baja y los segmentos bajos.

“En la actual coyuntura lo que vemos no es que algunos ganaron y otros perdieron, sino que tenemos un empobrecimiento generalizado, pero los sectores de clase media, media baja y baja son los que más perdieron. Y cuánto menos ingreso per cápita tiene el hogar más pérdida de capacidad de compra hay y se marcan más las desigualdades. Este fenómeno de “todos perdiendo y los segmentos más carenciados perdiendo más” suele pasar en los momentos de crisis aguda y sacudones más fuertes”, explica Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.

Esa institución publicó recientemente el trabajo “Nuevos pobres, pobres más pobres y más desiguales” con datos del informe sobre la Evolución de la Distribución del Ingreso del INDEC, elaborado a partir de la Encuesta Permanente de Hogares y con datos al primer trimestre de 2024. 

Ese trabajo remarca que, en promedio, la población perdió alrededor de un 20% de poder adquisitivo durante el período 1° trimestre 2023 y 1° trimestre 2024. Pero sostiene que fueron los estratos más desfavorecidos los que registraron caídas más significativas de su poder de compra. A lo largo del período analizado, los ingresos promedio registrados en los sectores más bajos se alejaron aún más de los requerimientos básicos alimentarios y no alimentarios necesarios para la subsistencia.  

Según se detalla, los hogares de los estratos más altos (el denominado 5to quintil) tuvieron una caída del 15,2% en los ingresos per cápita familiares. En los hogares de clase media media (el tercer quintil) la caída de ingresos rondó el 25,7%. Pero la foto se agrava en los estratos bajos: el primer quintil, que engloba a los segmentos más carenciados mostró una reducción de sus ingresos del 30,4%, tan solo en un año.

Otra calidad de trabajo. “Hay que entender que gran parte de los ingresos, aunque sea de los sectores más bajos, proviene del mercado del trabajo y los que menos posibilidades tienen de defenderse ante la inflación son los trabajos más precarizados. En los sectores altos, con trabajo registrado hay otras capacidades y condiciones. Cuando uno analiza la calidad de vida de la población lo usual es considerar los ingresos, pero hay otras dimensiones. Dicho esto, hay que decir que para que mejore la calidad de vida de la población tiene que mejorar la calidad del trabajo. Y para que mejore la calidad del trabajo tiene que mejorar la productividad y eso es lo que no pudimos lograr en la Argentina, lo que no pudo ningún gobierno en los últimos 20 años. En 2002 teníamos 52% de la población en la pobreza, eso fue bajando en los años siguientes, mejoró la estructura productiva, crecimos durante 4, 5 años a tasas chinas y hubo mucha creación de trabajo. Pero eso se fue perdiendo, empezó a crecer la tasa de inflación y la pobreza. Entonces en lo que hay que enfocarse es en trabajar para aumentar los niveles de producción, el PBI de Argentina”, dice Donza.

-¿La reforma laboral que hizo el gobierno contribuye a una estructura productiva más dinámica?
-En general, por sí solas las reformas laborales no generan un aumento de la producción. Puede ser que este tipo de flexibilizaciones que se quieren implementar colaboren con la generación de algunos puestos de trabajo, pero a nivel general no alcanza. Tienen que darse condiciones más importantes, certeza sobre el futuro, previsibilidad, estabilidad de las variables macro económicas y el gobierno está planteando algo de eso. Los gobiernos anteriores no pudieron, más allá de los partidos políticos. Nunca se solucionaron los problemas y no pudimos salir por la falta de políticas de Estado. ¿Hace cuantos años hablamos de Vaca Muerta? El punto central es que no tenemos políticas de Estado que apunten a la producción y al trabajo y que tienen que ser consensuadas por todo el arco productivo.

Después está la otra discusión que es la de la distribución. Hoy tenemos distribuciones regresivas, porque todos perdemos, pero los que más pierden son los que tienen menos herramientas, menos habilidades laborales, puestos de trabajo más endebles.

-¿Cómo impacta en el empobrecimiento poblacional el tono del ajuste del gobierno nacional, con una fuerte licuación de ingresos de jubilados?
-Puede ser un factor, pero de menor incidencia general. El gran impacto se vio en los ingresos laborales, por el peso relativo que tienen en la composición de los ingresos. Es grave, pero está focalizado en las personas jubiladas, no tiene tanto peso en el conjunto de los ingresos. Y los gobiernos tratan de ajustar por ese lado simplemente porque es uno de los mayores componentes del gasto público.

El desempleo, drama latente. Con los datos de inflación que parecen entran en una nueva zona de estabilización, posiblemente por debajo del 5% mensual, la macro entra en la necesidad de reactivarse para no empezar a mostrar datos de destrucción del empleo creciendo mes a mes. Sobre este aspecto también amplía Donza:

“Para adelante, lo que vemos de adversidad y desafío es el mantenimiento del empleo, en un contexto de contracción de la actividad y caída del PBI. Los indicadores ya están marcando una desocupación que se está elevando. Ahí, el ingreso de esa gente va a $0, con un agravante que estamos viendo que es que aumentó la tasa de desempleo de los jefes de hogar, algo que ya se vio con las reestructuraciones de los ´90. Entonces, vemos eso, que la persona que aporta el ingreso más importante hacia adentro de la familia queda desempleada. El desafío es mantener el empleo y reactivar la producción. Lo que uno puede esperar en este contexto es una baja, pero leve, de los niveles de pobreza si se estabilizan los precios, pero estamos hablando de niveles muy altos de pobreza, en torno al 54%, 52%, 50%, son valores muy elevados. Lamentablemente estas crisis tan fuertes nos hacen bajar 10 escalones, y después no se suben 10 escalones. Queda un acostumbramiento, una defensa familiar o individual que busca mejorar un poco. Después, algunos suben 8, 9 escalones, otros 3 o 4 o ninguno. Pero cada una de estas crisis nos deja más golpeados, eso lo sabemos desde el 2001 para acá”, sostiene Donza.


Caída dispar de ingresos
El ingreso de los ocupados cayó 18,3% en el primer trimestre de 2024 con respecto al primer trimestre de 2023, mientras que el de los asalariados retrocedió un 19,7%. En el segmento de los ocupados, el estrato más pobre perdió 24,4% en el período y el alto, 12,2%. Entre los asalariados, la dinámica es similar: el estrato más bajo vio un retroceso en sus ingresos de 24,9%; mientras que el medio, 22,6% y el alto, 15,1%, Tanto los ingresos de los ocupados como el de los asalariados, perdieron, en promedio, alrededor de un 20% real en el primer trimestre del año frente al tercero de 2023.


Más pobreza, más indigencia
El análisis comparado de las tasas de indigencia y de pobreza estimadas con base en los datos provenientes del informe de distribución del ingreso y de las bases de datos de la EPH/INDEC, dan cuenta de aumento significativo de ambos índices: de 8,9% a 19,8% y de 38,8% a 54,6%, respectivamente. Esto implica la existencia al 1° trimestre del año de más de 23 millones de pobres, entre los cuales habría más de 8,4 millones de indigentes.