NUEVA ETAPA

El modelo sindical argentino y la necesaria renovación

El sindicalismo quedó viejo y sin ideas. La comodidad de la distancia los dejó escasos de reflejos a la hora de discutir realidades salariales y convencionales. La llegada de la tecnificación y la irrupción de la Inteligencia Artificial los encontró saliendo de un letargo de 4 años con Alberto Fernández.

. Foto: CEDOC PERFIL

El sindicalismo quedó viejo y sin ideas. La comodidad de la distancia los dejó escasos de reflejos a la hora de discutir realidades salariales y convencionales; la llegada de la tecnificación y la irrupción de la Inteligencia Artificial los encontró saliendo de un letargo de 4 años con Alberto Fernández. El peso de la edad y el libreto setentista los desactualizó y nos hizo perder a la totalidad de los sindicatos vigencia en la representación.

Necesitamos un cambio de paradigma en el modelo sindical argentino. Sus principios de sustentar la justicia social para los trabajadores seguirán siempre vigentes como norma y emblema de lucha. Ahora bien: ¿para qué trabajadores? ¿Para los 3.465.000 desempleados? ¿Para los 5.776.000 de trabajadores informales? ¿Y los trabajadores que se pusieron frente a sus compañeros y formaron una pyme? ¿Qué respuesta tenemos desde el sindicalismo para estos compañeros que están quedando fuera del sistema?

Desarrollamos y consolidamos desde la práctica la reconversión laboral, entendimos y compartimos el concepto que todo trabajador reconvertido tiene garantizada la continuidad en la empresa, porque puede desaparecer su trabajo o una tarea puntual
(cobro manual de peaje) pero no desaparecer el trabajador.

El otro gran desafío es avanzar en la concreción de un nuevo derecho para los trabajadores sin que ello signifique una pesada carga para otro: me refiero a la indemnización por renuncia o “cese laboral”. Y en ese sentido, Córdoba sigue a la vanguardia: Uecara del Interior y cámaras empresarias elaboraron hace tres años un proyecto indemnizatorio que licuaría el pasivo contingente a las empresas y les daría a los trabajadores el derecho a cobrar también sus indemnizaciones por renuncia o jubilación, hoy no previstas por la ley.

Pero lo más notorio es que esos depósitos que el empleador haría por cada trabajador, como ocurre con los obreros de la construcción (ley 22.250) no quedarían inmovilizados sino que generarían un fondo de inversión administrado por empresas-trabajadores y regulado  por el Estado, que sería reinsertado al mercado en calidad de préstamos a las empresa aportantes.

La ley Bases habla al respecto, pero nuestra iniciativa de indemnización por renuncia o cese laboral basado en un ganar-ganar ya tiene tres años, porque fuimos capaces de sentarnos todos los sectores de la cadena de valor de la construcción y evaluar un sistema equitativo. A pesar de ello, el gremialismo empresario nacional firmante sigue con dudas a un esquema que haría desaparecer la industria del juicio laboral.

Son diversos los aspectos a tener en cuenta para devolverle la dignidad a esta Argentina con un moral en descomposición, lo que se viene es un exigir reconstruir la palabra como garantía de fidelización social. Lo que se viene es un exigir que dentro de la ley todo y fuera de la ley nada. Lo que se viene, si queremos sacar el país adelante, es una fuerte batalla cultural que tenga como norma una verdadera federalización en la toma de decisiones.

(*) Presidente Partido Laborista Argentina                                                                                                                                           Secretario General Uecara del interior