El Gobierno nacional no logra sumar reservas y se reavivan fantasmas
Pasaron los meses más ‘jugosos’ para captar divisas, pero el Central no pudo fortalecerlas. La falta de dólares impactará en importaciones productivas y consumo. La meta de sumar US$ 5.800 millones extras que pide el FMI, cada vez más lejos. Cuáles son las posibles salidas que le quedan a la gestión nacional.
La semana pasada, y casi en paralelo, dos sucesos generaron señales contrapuestas que impactaron en los mercados y los ejecutores de políticas públicas y contribuyeron a generar más incertidumbre para el mediano y corto plazo de la convulsionada macro argentina. El FMI emitió un comunicado confirmando que en el primer trimestre se habían cumplido las metas cuantitativas del acuerdo SAF (Servicio Ampliado del Fondo) y que cuando finalicen las revisiones técnicas se habilitaría el desembolso de US$ 4.030 millones. Sucedería en las próximas semanas.
En tanto, se informó que el personal técnico del FMI y las autoridades argentinas, “acordaron que los objetivos anuales establecidos en la aprobación del acuerdo se mantendrán sin cambios, específicamente aquellos relacionados con el déficit fiscal primario, el financiamiento monetario y las reservas internacionales netas”.
El primer espaldarazo del Fondo parecía una buena señal, pero duró un suspiro. Buena parte del mercado lo decodificó mal y el miércoles los Fondos Comunes de Inversión CER se desplomaron un 5% y el Riesgo País superó los 2.000 puntos, el mayor valor en casi un año. En ese sentido, sucede lo que algunos analistas previeron hace 15 días en las páginas de PERFIL CÓRDOBA: mayor dificultad para refinanciar compromisos y altas chances de cambio en las condiciones de algunos papeles. Es decir, un reperfilamiento, propio de un gobierno en retirada.
Esa presión se exportó al plano cambiario, que estuvo calmo en los últimos meses. Así, pesos colocados en fondos CER se fueron a alimentar el dólar CCL (Contado Con Liquidación) que pegó un salto de 4,5% en un día. El panel de la semana cerró con una brecha recalentada, mostrando un oficial a $127 y un blue que trepó a $210, de nuevo, empujado por la presión en los aumentos de los dólares financieros MEP y CCL.
“Los sucesos de los últimos días muestran que a la falta de confianza y credibilidad en las autoridades del BCRA y el Ministerio de Economía, ahora también se suma la pérdida de herramientas de política monetaria. Es claro que el cepo al dólar ya no es efectivo para contener la disparada de las cotizaciones paralelas, los controles de precios no reducen la inflación y ahora los bonos CER, casi la única herramienta con la que el gobierno podía captar pesos, tampoco serán suficientes para atraer el total de fondos necesarios”, explican desde Invecq Consultora Económica, la firma que preside Esteban Domecq.
Toda esta tensión tiene su correlato en una variable clave que está en el acuerdo con el FMI y que es vital para el sostenimiento del nivel de actividad productiva y de la economía toda: las reservas del Banco Central.
Para tener un parámetro de lo débil de las reservas hay que recordar que hoy las netas son de US$ 2.800 millones, sobre ese monto ingresarán US$ 4.030 millones del FMI, pero US$ 2.700 millones se usarán para pagar vencimientos de deuda. Es decir que, por esa vía, el neto quedará en US$ 4.100 millones. Muy lejos de la meta de más de US$ 6.400 millones para el semestre. El problema es que la ventanilla de compra no está funcionando bien: en 10 días de junio el neto incorporado solo es de US$ 27 millones. Casi debería multiplicarse por 10 para cumplir las expectativas firmadas.
Las lecturas de analistas de Córdoba también son pesimistas en este punto. Se remarca que es muy mala señal el hecho de que el gobierno no haya podido sumar reservas en un contexto de enorme liquidación del agro y precios récord de la soja. En los primeros cinco meses del año ingresaron divisas por US$ 15.000 millones. Ese ‘chorro’ de agrodólares es estacional. Termina en junio. Y desde agosto a fin de año comienza el período más seco del año.
El panorama será más sombrío si se tiene en cuenta que esa sequía estacional de dólares, se va a conjugar con una demanda de dólares para el pago de la importación de gas y las demandas de propios importadores de bienes y servicios, que sigue muy caliente.
“Veo un segundo semestre complicado si sigue la misma dinámica de salida de dólares y el problema que parece haberse visto es que cuando el Central quiere ajustar el cepo, para evitar que se sigan yendo dólares, como no tiene herramientas para ajustar uno a uno, empiezan a aparecer sectores industriales complicados porque no pueden importar insumos. La solución genuina de esto es una devaluación del oficial, porque mucho de esto surge por la brecha cambiaria, que no es otra cosa que un dólar oficial por debajo del valor real que debería estar teniendo. Un dólar libre contra un valor oficial que solo se mantiene por existencia del cepo. La única forma real de equilibrar esto es eso, una devaluación que frene la salida de reservas. Esta sequía empuja a devaluar y a la vez empezás a tener la sequía de reservas porque no devaluaste”, marca David Miazzo, economista de Fada.
Y recuerda que en los últimos 12 meses la inflación fue del 58% y el tipo de cambio oficial subió el 25%: “Con la inflación galopante que tenemos todo lo importado queda más barato por dólar oficial y eso genera más demanda. Vemos una oferta de dólares que crece, pero no alcanza a abastecer a una demanda que ve un dólar artificialmente bajo. La solución de fondo es la devaluación. El oficial debería devaluarse porque no hay reservas, eso llegará tarde o temprano. Hoy el gobierno no tiene incentivos para hacer un salto devaluatorio porque tendría sentido en términos de política económica, si tenés alineado el resto del programa económico para empezar a ordenar las cosas, entonces hacés el salto para ordenar. Pero esos incentivos no están, el único incentivo es cumplir con el acuerdo con el FMI y desde marzo se empezó a aumentar el ritmo de devaluación del dólar mensual. El tema es que la inflación también pegó su salto. Pasamos de un ritmo de devaluación del 1% mensual a fines del año pasado a uno del 4%, pero con inflación que se escapó al 5%, 6%. Va a ser complicado porque los caminos son o una mayor devaluación o un mayor cepo”.
—¿Cómo puede plasmarse un mayor cepo?
—Por el lado de las empresas, una parte de la regulación viene con las licencias no automáticas. Después está la demanda del público vía tarjetas, pasajes al exterior, entre otros. O el rumor de que los saldos en dólares van a tener que pagarse en dólar billete. Se pueden endurecer estos recursos. O se endurece el cepo o se apunta a una devaluación.
—¿Qué atraso puede tener el oficial?
—Hay una cuestión de expectativas, pero solo en el último año tenemos un atraso del orden del 25%. Si tomamos el tipo de cambio de junio de hace un año y deflactando por inflación, el tipo de cambio oficial actual debería estar en $ 152. Es decir, para volver al tipo de cambio de hace un año debería estar en ese valor. Si a eso le aplicas los impuestos se va a unos $ 250. Ese salto claramente te genera una menor demanda de manera automática. Pero impacta en la inflación, por eso lo han ido atrasando.
—¿La meta de sumar US$ 5.800 millones extras para este año, ¿es posible?
—Con el escenario de hoy las metas no se cumplen. Hay dos posibilidades, un escenario donde no cumplimos metas, se piden wavers, y otro donde se ajusta cepo o se acelera cepo para estar más cerca de la meta. Es probable que veamos una combinación. Y la meta del FMI no está solo porque la pide el FMI, es porque se necesita.
No se ve el objetivo. Con la mirada desde la realidad de los mercados financieros, el portfolio manager y asesor Lucas Croce plantea que el último recurso que va a emplear el gobierno es la devaluación. Esa medida llegaría, en todo caso, cuando se agotaran todas las otras estrategias posibles.
“Es una medida impopular que además le allanaría el camino al que venga, cuando hay altas chances de que el que venga sea de otro partido. Dicho esto, probablemente no tenga más remedio que devaluar en algún momento, pero creo que van a intentar hacer lo imposible para que esto no suceda. Antes de eso pueden endurecer el cepo, limitar el uso de tarjetas en el exterior, etc. El punto es que el tipo de cambio oficial está muy atrasado y cuando algo está barato la gente lo consume mucho más. Tan simple como eso. El tipo de cambio está barato porque está atrasado, vale lo mismo que a fines del año pasado y en el medio tuvimos 30% de inflación, más o menos”, dice.
“El problema del Central es que, si bien las exportaciones están en niveles récord en volumen y precio –la soja pasó los US$ 650 esta semana— también tenés récord de importaciones. A esta altura del año, el Central logró comprar solo US$ 900 millones, contra más de US$ 5.000 millones que había comprado en la misma época del año pasado. El objetivo del FMI no lo vemos ni en figuritas. El gobierno cuando pasa esto se limita a restringir la compra de dólares, pero el camino es incentivar la generación de dólares. A liberar cepo de a poco y a mirar la columna de aumentar exportaciones”, completa Croce.
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