el viaje del presidente

Un tango en Washington

Mañana asume Donald Trump en EE.UU. Participará Milei, único líder en la región privilegiado por el magnate. Macri, Cristina y el pasado que vuelve.

‘Show me the money’ Trump/Milei. Foto: Pablo Temes

El Gobierno esperaba con ansiedad el dato del Indec sobre el índice de inflación del mes de diciembre. Diciembre es siempre complicado para un país castigado por el flagelo de la inflación. En otros lugares del mundo, el último mes del año se espera con entusiasmo por el aumento de la actividad comercial que generan las fiestas de Navidad y Año Nuevo. En cambio en la Argentina, atravesada aún por las secuelas de un brutal proceso inflacionario, lo que prevalece es la incertidumbre. Por eso el 2,7% trajo alivio al Gobierno. Diciembre había comenzado con aumentos en la carne que habían provocado preocupación.

Es un guarismo al que mucho contribuyeron los bolsillos flacos de la mayoría de la población. Es que, a pesar de contabilizar más ventas por las Fiestas, el consumo masivo experimentó un descenso del 18% interanual en diciembre. Entender y recalcar esto es fundamental para darle a ese 2,7% su exacta dimensión. Nadie niega lo imprescindible y positivo que ha sido –y es– el proceso de reducción de la inflación que se ha implementado durante este gobierno. Pero es importante saber –y no olvidar–  que es la consecuencia de un ajuste brutal cuyo costo pagó –y sigue pagando– la mayoría de la población.

La euforia en el oficialismo es inocultable. “En tan sólo doce meses pulverizamos la inflación” expresó en la red X un exultante Luis Caputo. En verdad, inflación todavía hay. Es importante que el ministro tenga en claro lo que aún falta por hacer y, sobre todo, el gran desafío que tiene el Gobierno: generar las condiciones de crecimiento y desarrollo económico que permitan acabar con ese flagelo atroz que representan tanto la pobreza como la indigencia.

Esa euforia es producto también de los comentarios elogiosos que la gestión de Milei viene recibiendo por parte de un abanico de personalidades y usinas económicas mundiales que comienza por Donald Trump y Elon Musk y se extiende a empresarios, organismos económicos y medios especializados internacionales. En este contexto, este fin de semana y comienzo de la próxima lo tendrán siendo protagonista de un hecho inédito en la historia de los Estados Unidos. En efecto, será la primera vez que un presidente electo invita a participar de la ceremonia de su asunción a mandatarios extranjeros. De ellos, la predilección de Trump la tiene indubitablemente Milei. Lo confirman voces de la extrema cercanía del próximo jefe de Estado estadounidense a quien, dicho sea de paso, las circunstancias del momento le han deparado un protagonismo mayúsculo en el ámbito internacional. Su mano ha estado presente, al igual que, por supuesto la gestión de Joe Biden, en las negociaciones que llevaron al cese del fuego en Medio Oriente y la tregua entre el gobierno de Benjamin Netanyahu y la organización terrorista Hamas que ejerce el poder en la Franja de Gaza. Habrá que ver si lo acompaña el mismo éxito en las negociaciones que impulsará para detener la guerra en Ucrania causada por la brutal invasión de Rusia.

Dicho esto, es claro que el presidente de la Argentina será un adalid clave para el próximo inquilino de la Casa Blanca. Hoy por hoy, el único mandatario absolutamente afín en la región es Milei.

Desde el punto de vista de lo que Hipólito Yrigoyen llamaba “las efectividades conducentes”, una de las reuniones clave de este viaje de Milei será la reunión agendada para hoy a las tres de la tarde con la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva. Sobre el fin de semana que pasó, el organismo internacional emitió una proyección positiva sobre la evolución de la economía argentina. Como se ve en la actualización que hizo el Fondo en su reporte “Perspectivas Económicas Mundiales”, pronosticó un crecimiento del PBI del 5% para 2025 y de una cifra similar para el 2026. Hay que recordar que, hace una semana, la misma Georgieva había declarado que el caso de la Argentina es “uno de los más impresionantes de la historia”.

¿Qué buscan Milei y Caputo en esta negociación? Plata. ¿Cuánta? Un piso de 11 mil millones de dólares que le permitirían al Banco Central hacerse de las reservas suficientes para cumplir uno de los objetivos y necesidades del Gobierno y del país: el levantamiento del cepo.

En medio de toda esa magia aparece la situación política interna. Ahí las cosas son diferentes. Hay menos Hollywood y más real politik. Empezando por las internas dentro del Gobierno que no cesan y giran alrededor de personajes y asuntos recurrentes: la decisión de aislar cada vez más a Victoria Villarruel, y el afán de poder permanente de Santiago Caputo. Su última batalla ganada fue el desplazamiento del titular de la Unidad de Investigación Financiera, Ignacio Yacobucci, motivada por críticas a su gestión y por supuestos viajes aéreos en primera clase. Quienes lo defienden –entre ellos el extitular de la agencia en la época de Macri, Mariano Federici y la ex vicepresidenta del organismo, María Eugenia Talerico– argumentan que esto ha sido sólo una excusa para evitar investigaciones que podrían comprometer a gente afín al Gobierno. Aquellos que lo conocen bien, afirman que Yacobucci es un hombre honesto y capaz, y creen que su repentina salida obedece al presunto pacto del Gobierno con el kirchnerismo para conseguir los votos en el Senado para aprobar el pliego del juez Ariel Lijo como nuevo miembro de la Corte.

El Gobierno tiene plena conciencia de que las próximas elecciones tienen un valor plebiscitario de enorme trascendencia para su futuro. Una derrota, lo dejaría sin futuro. Pasaría algo similar a lo que le sucedió a Mauricio Macri cuando perdió las PASO en 2019. Ese 11 de agosto fue fatídico. Ese día, su gobierno se acabó y, por ende, no hubo ninguna chance más de seguir adelante con su gestión que ya venía maltrecha. La lógica diría pues, que La Libertad Avanza debería buscar un acuerdo con el PRO en pos de sumar votos y asegurar una victoria. Sin embargo, lo que viene sucediendo es todo lo contrario. Se asiste a un proceso de vaciamiento del poder del expresidente dentro de su partido y del partido en sí. La ida de Diego Valenzuela y otros son evidencias de esa tendencia. Frente a esto, la posibilidad de la postulación de Mauricio Macri luce como un manotazo de ahogado para retener algo de poder. Por lo demás, esta alternativa como así también la de una eventual candidatura de Cristina Fernández de Kirchner hablan de la falta de autocrítica de los dos y de su incapacidad para formar herederos políticos. Ambos representan el fracaso y ponen a la Argentina frente a algo que trae reminiscencias de “Volver”, el célebre y universalmente conocido tango de Carlos Gardel y Alfredo Lepera, que en una de las líneas de su letra dice: “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”.