opinión

Un fútbol sin clase media

Millonario. El mercado de pases de River parece de otro país o de otra época. Foto: prensa river

El otro día en una cena con amigos hablábamos sobre cómo había sido el 2024 de Boca y de River. Nadie decía “bueno”, pero había cierta discusión acerca de si había sido malo para uno, regular para otro, o cosas por el estilo. Para mí el año de River fue malo, y el de Boca, muy malo. Parece un matiz, pero no es una diferencia menor. ¿Y el mercado de pases? ¿Cómo va? El de River es impresionante.

Una palabra sobre la que se discute mucho en el fútbol es fracaso. Qué es un fracaso, qué significa fracasar, etc. Pues: ¿podríamos decir que, con los jugadores que River viene comprando, si no gana todo es un fracaso? No lo sé. Por ejemplo, si llega a la final de la Libertadores, ganando todos los partidos jugando bien, y pierde la final por penales, tal vez eso no sería un fracaso. En cambio, si queda eliminado en octavos o cuartos, sí lo sería.

En una Argentina cuya política deliberada del gobierno es llevarla a la quiebra, el mercado de pases de River parece de otro país o de otra época. ¿Un país quebrado con un fútbol rico? ¿Una miseria económica-social sin precedentes (¡Y con apoyo popular, al menos por ahora, al empobrecimiento!) y un fútbol donde circula cada vez más guita? Algo de eso hay, aunque hay que mirar caso por caso. Hay clubes, muchos clubes, casi fundidos o en vías de estarlo. Incluso la diferencia entre los grandes es evidente.

Independiente y San Lorenzo luchan por sobrevivir (y por sobrevivir a sus dirigencias, desastrosas). River, Boca y Racing están completamente en otra situación (habrá que ver cómo sigue Racing ahora que está gobernado por el PRO). Entonces, más que una sociedad empobrecida y un fútbol rico, en el fútbol se estaría dando algo no muy diferente a lo que ocurre en el resto de la sociedad: un fútbol cada vez más desigual. Con mayor desigualdad económica entre los clubes. Por supuesto que siempre hubo clubes grandes y clubes chicos, equipos medianos y otros con mucho presupuesto. Eso es algo tan viejo como el fútbol profesional. Pero ahora las cosas parecen haberse agudizado. Como se están agudizando en el resto de la sociedad, que padece el proyecto del Gobierno (y el gran capital que lo aúpa) de un país sin clase media: un grupo de altos y altísimos ingresos concentrados, una mínima clase media (subsidiaria de las clases dominantes) y un 75% de pobreza. Tal como ocurre en la mayoría de los países de Latinoamérica. Es decir que en estos tiempos nos encontramos en medio de otro gran momento (como en el 76, como en los 90, como con Macri, pero mucho más que durante esas épocas todavía) de inmensa transferencia de riqueza y recursos de los sectores populares y medios (que dejan de ser medios) a las clases dominantes de la economía y la sociedad.

El negocio del fútbol parece haber tomado nota de todo esto y camina en la misma dirección. Lo que pasa en Estudiantes no es ajeno a todo esto (prefiero por ahora no avanzar con este tema, hasta tener mejor información y haberlo estudiado más. Pero volveremos seguro sobre ese asunto).

Entre tanto, Boca sigue sin comprar un arquero, un 2 y un 6 de categoría. Qué desdicha.