opinión

Tan desordenado como atractivo

Vélez. Es el puntero de un torneo impredecible. Entre los diez primeros solo hay dos grandes. Foto: afp

Un lugar común dice que en los campeonatos largos tienen más chanches de salir campeón los equipos grandes, que tienen un plantel más largo, mejor banco de suplentes, e incluso mejores titulares. Obviamente no sé quién va a salir campeón (si tuviera la bola de cristal no trabajaría en PERFIL: ya hubiera ganado el Loto), pero no deja de ser interesante de ver que, jugadas ya 16 fechas, entre los 10 primeros hay apenas dos equipos grandes, Racing en el sexto lugar compartido con Instituto, y River en el octavo junto a Belgrano y el poderoso Deportivo Riestra. Independiente es el 20°, San Lorenzo el 23° (ojo San Lorenzo con la tabla del promedio anual…) y Boca…, bueno, Boca flota en el puesto 13, número que no suele traer buena suerte.

El otro día Vélez cayó estrepitosamente contra Rosario Central, pero sigue primero, y es semifinalista de la Copa Argentina. Es un buen equipo, y teniendo en cuenta que no creo que Boca salga campeón, no me disgustaría que lo sea Vélez. Hace ya un tiempo que está ahí, peleando arriba, es un equipo ofensivo, con dinámica. Habrá que ver si lo de Central fue un tropezón o si indica algo más profundo. Más profundo es, sí, que el futbol argentino, aun con su evidente mediocridad, y su abultada cantidad de equipos en primera división (y encima hay rumores de que quieren sumarle más e incluso suspender los descensos. ¿Será cierto?) se las ingenia para presentar campeonatos bien competitivos, muy divertidos. Y sobre todo, impensados.

Veamos ahora los diez primeros de la tabla a la fecha 16, y díganme si pensaban que serían estos: Vélez, tres puntos atrás Talleres, dos puntos atrás (a 5 de Vélez) Huracán, y después Unión, Atlético Tucumán, Instituto, Racing, River, Belgrano, Deportivo Riestra. ¡Más que un campeonato de fútbol parece Los autos locos! Eso que el fútbol europeo es un embole (siempre los mismos: para cualquier equipo español, fuera del Real Madrid y el Barcelona, salir tercero es ya como haber salido campeón) aquí es todo lo contrario.

Hay una especie de autoestima en los equipos, incluso en los equipos más chicos: aquí realmente cualquiera le puede ganar a cualquiera, y los equipos, insisto, incluso los más chicos, salen con esa actitud a la cancha. Cada vez hay menos equipos que, cuando juegan contra los grandes, salen a colgarse del travesaño. Podría decirse, tal vez, que lo que está pasando es un achatamiento hacia abajo. Puede ser cierto. Ni siquiera River, de la mano del extécnico del Al-Ittihad, semifinalista de la Copa Libertadores y favorito (¿de la Conmebol?) a ganarla, juega realmente bien. Concedido. Pero a mí ese aparente desorden del campeonato local se me hace de lo más atractivo. Me gusta saber que, si jugara al Prode, no pegaría una, porque los resultados son cada vez más impredecibles. O en todo caso, el único (creo) equipo previsible es Boca: nunca juega a nada. Pretender ganar algo con una dupla central como Lema y Rojo, un 5 como Pol Fernández, entre otros, ya sería como pasar de Los autos locos a la ciencia ficción.