opinión

Riestra: la culpa es del Ogro

Ogro Fabbiani. El entrenador de Riestra fue el gran perdedor del bochorno de Spreen. Foto: prensa riestra

Las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) nunca imaginaron que una interesante movida de marketing de un equipo generaría tanto revuelo y pondría al ente máximo en el foco de la tormenta. El expediente disciplinario abierto en el tribunal de disciplina, por lo ocurrido el martes 12 de noviembre en el partido entre Deportivo Riestra y Vélez, es un cortafuego por si el escándalo sigue expandiéndose por fuera del marco del fútbol.

Deportiva Riestra y la bebida energética main sponsor, que no casualmente tienen al mismo mandamás, son los grandes ganadores del entuerto. Desde pretemporadas en la medianoche de Pinamar al lado de un boliche hasta las bizarreadas más exóticas en una cancha son moneda corriente en la Asociación de Fomento de Barrio Colón y solo buscan ser clickbait (cebo para captar clicks) en los medios. El mundo del fútbol lo sabe y lo que pasó en la semana es simplemente una nueva muestra.

Otro de los ganadores de la semana es Iván Raúl Buhajeruk, quien mencionado así es un ignoto desconocido para el mundo del fútbol, pero Spreen figuraba en la lista de buena fe del año en Deportivo Riestra y con la exclusiva finalidad de servir como movida mediática. Con su presencia en cancha durante un minuto y 18 segundos y sin tocar la pelota hizo historia, al punto de ser la noticia más destacada de la fecha 22 y convirtiéndose en uno de los actos más vergonzoso del fútbol argentino.

“Fue una falta de respeto al fútbol y un mensaje erróneo para la sociedad, no hay que confundirse. Intentar, fracasar, intentar, fracasar, intentar hasta lo último: dejar a tu familia, viajar diez horas. Eso es el fútbol, hoy mostramos un mensaje equivocado a los chicos que vienen de abajo”, afirmó Braian Romero al término del partido y su voz se transformó en un mensaje unánime.

El gran perdedor ha sido el Ogro Fabbiani, el entrenador de Riestra, quien antes de este suceso ya era visto con los mismos ojos que se ve a cualquier entrenador que decide dirigir a Riestra, donde siempre se ha sospechado que los cambios se digitan desde el palco presidencial y no desde el banco de suplentes. Ahora, después de este patético suceso, difícilmente quede alguna duda.

“Seguramente fue la única vez y se dio porque tenía un contrato desde antes que yo llegara”, dijo en primer lugar intentando minimizar el hecho cuando vio que el escándalo escalaba y buscando protegerse. Cuando ya se incineró mal, al punto de quedar en el ojo de la Justicia por apuestas ilegales, dobló la apuesta. “Hoy juega con la de su ídolo”, escribió en un posteo con una foto de su hijo y la camiseta de Spreen antes de irse a la escuelita de fútbol.

Ni Stinfale ni Spreen son gente de fútbol. No sufrieron los padecimientos de años de divisiones inferiores, no sintieron la emoción de debutar en Primera después de tanto esfuerzo, no padecieron los dolores de las lesiones ni la euforia de un gol en el último minuto. El Ogro, en lugar de defender su lugar en el fútbol, prefirió vestirse de nuevo de Shrek, quedar pintado como un antagónico dibujito animado. Para toda la vida, será el principal responsable del insólito debut como futbolista profesional de un streamer sin méritos deportivos.

El mérito deportivo no se mide solo con trofeos en una vitrina. La constancia y el esfuerzo, además del talento natural, son cualidades que destacan. En el deporte profesional no hay atajos y los privilegios son mínimos. Los resultados son fruto de innumerables horas de esfuerzo, de renuncias y de sacrificios personales. Por eso, en lugar de los Spreen, celebro a los jóvenes que diariamente entrenan al máximo y se van a dormir temprano persiguiendo su pasión por el fútbol, sin garantías de lograr un nombre rimbombante o que los focos los iluminen. No permitamos que los ogros que cierran puertas y habilitan atajos nos hagan perder de vista que el deporte fue, es y seguirá siendo un reflejo de la lucha humana por superar sus propias barreras y alcanzar nuevos horizontes.