¿Quién le paga a las estrellas?
Se supone que cuando uno escribe en un diario tiene que saber, saber de lo que escribe. Y ese saber implica, a la vez, comprender, es decir, tener cierta comprensión de los fenómenos sobre los que escribe y por eso sabe. Y también, al firmar la nota, implica que tiene una opinión propia sobre el tema, e incluso ya no solo opinión sino también –y sobre todo– información sobre el asunto tratado. Pues, permítaseme pedirles disculpas a los eventuales lectores de estas líneas, porque hoy, quien firma precisamente estas palabras, no sabe. Y, sobre todo, no entiendo.
No comprendo y por eso me gustaría, en verdad, más que escribir sobre esa incomprensión leer (o escuchar por radio o ver por televisión) a alguien que explique, que me ayude a comprender el fenómeno, porque a mí algo se me está escapando y no logro asirlo completamente. El fenómeno o, mejor dicho, la pregunta: ¿Cómo fue que el alicaído campeonato argentino incipientemente se está convirtiendo en una plaza para jugadores extranjeros de gran trayectoria internacional que, en el final de su carrera, vienen a jugar aquí? No lo sé. La respuesta a esa pregunta es lo que me gustaría leer y enterarme.
¿Había pasado alguna vez algo así? Yo creo que no. Primero fue Cavani. En ese momento parecía un caso aislado, una buena jugada de Riquelme, un buen lugar para terminar su carrera cerca de Uruguay. Bien. Luego fue el entre nosotros casi desconocido Muniain, que se (auto) ofreció en River, pero terminó en un casi quebrado San Lorenzo. Ahora es Keylor Navas a Newell’s que, no hace falta aclararlo, no es un equipo grande. A lo que se le suma Ander Herrera a Boca. Herrera jugó en el Manchester United y en el PSG. Navas en el Real Madrid y también en el PSG. No son nombres menores. Tal vez haya otros jugadores más que vengan en el futuro cercano. Y si bien, como decía antes, están en la parte final de sus carreras, en otro momento hubieran jugado en algún equipo de un país secundario de Europa (Turquía, por ejemplo) o en Medio Oriente, o en Brasil, o hasta en México (como James Rodríguez). Pero, ¿Argentina? ¿De dónde sale la guita? ¿Cuál es el negocio? ¿Cómo y por qué se convirtió el campeonato local en atractivo para veteranas figuras de trayectoria internacional? No lo entiendo. Y me gustaría entenderlo.
Generalmente escucho explicaciones levemente idiotas, como que vienen por la fascinación por la pasión argentina y el calor de las hinchadas. Eso no se lo creen ni quienes lo dicen. En San Lorenzo y en Newell’s es obvio que hay alguien (o varios) detrás poniendo plata. A esto se le puede sumar ya no nombres extranjeros, sino argentinos. En River, el arquero y los cuatro defensores titulares (Montiel, Pezzella, Martínez Quarta, Acuña) juegan en la selección (en realidad Armani renunció hace poco, pero es lo mismo). Juntos a otros como Driussi. Y Boca le sacó dos (Battaglia y Marchesín) al brasileirao. Más los ya mencionados (ex o actuales, ya lo sabremos) cracks en equipos de Rosario y en San Lorenzo. No entiendo. Como cantaba Charly García: “Están pasando demasiado cosas raras para que todo pueda seguir tan normal”.
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