opinión

Nuevos combates en medio del temblor

Desafectos. A partir de ahora, Caputo y Sturzenegger comparten gabinete. ¿Habrá paz?. Foto: cedoc

Aunque el Pacto de Mayo con fecha julio, una metáfora argentina, ofrecerá una postal armónica de aparentes acuerdos básicos imprescindibles para un desarrollo sostenible, en el Gobierno y la oposición se multiplican disputas y traiciones. No sólo se contraponen a aquellos nobles objetivos sino también a las angustiadas demandas sociales.

Antes de partir hacia Brasil para hablar en una conferencia conservadora y volver a saludarse con Jair Bolsonaro, Javier Milei cumplió su promesa y catapultó como ministro de Desregulación a Federico Sturzenegger, con casi una treintena de atribuciones en sus nuevas funciones.

El Presidente privilegió su convicción y eligió desoír las posturas contrarias de tres hombres claves de su Gobierno. Por diferentes razones, Santiago Caputo, Guillermo Francos y Luis ‘Toto’ Caputo preferían dilatar el arribo del dogmático extitular del Banco Central en la era macrista, o bien limitarlo en sus facultades ejecutivas.

El asesor premium y el jefe de Gabinete creen que se requiere para este tiempo mayor muñeca y flexibilidad para que mejore la capacidad de gestión gubernamental. Al ministro de Economía lo inquieta una suerte de recorte o de auditoría a su poder, en especial en estas semanas de turbulencias financieras.

Protagonistas de historias conflictivas como funcionarios macristas, Sturzenegger y Caputo juran haber sepultado el archivo. Sin embargo los recelos perduran, ahora a caballo del presente. Al jefe del Palacio de Hacienda le molesta, por ejemplo, que economistas cercanos a Sturzenegger consideren en público que es un ministro “de transición”. Dicen cosas peores en privado.

En los alrededores del nuevo ministro, por caso, se deja trascender bajo reserva que hay que reducir como sea la brecha cambiaria y abrir cuanto antes el cepo al dólar, mientras se critica la excesiva proximidad entre Economía y el Banco Central. Caputo y Santiago Bausili, a cargo del BCRA, son muy amigos y socios en una consultora de asesoría macroeconómica y financiera, Anker, que se desactivó cuando ambos aceptaron volver a ejercer cargos públicos en diciembre.

Sturzenegger y Caputo juran haber sepultado los conflictos del macrismo

No está claro si Sturzenegger es crítico de la conferencia que dieron el viernes 28 Caputo y Bausili –donde anunciaron el pase de la deuda con los bancos al Tesoro sin que ello sea aplaudido por los mercados– como sí lo fueron otros integrantes del Gobierno. En la reunión de Gabinete del martes 2, el ministro de Economía defendió la medida. Al salir de ese cónclave ministerial intentó justificarse más aún, al explicarle a otros funcionarios que fue su sobrino Santiago Caputo el que lo instó a esa conferencia de apuro e imprevista.

En el mismo tren de excusas, y en esa misma reunión de Gabinete, se argumentó que la suba del dólar y del riesgo país y la baja de los bonos argentinos son fenómenos temporales y apuntalados por maniobras especulativas de fondos vinculados a Sergio Massa. Insatisfechos con que semejante elucubración quedara puertas adentro del Gobierno, varios funcionarios la filtraron a la prensa y hasta el mismo Francos la validó en una entrevista con Luis Novaresio. Curiosa manera de subirle el precio a Massa, a quien La Libertad Avanza le debe aportes nutridos. ¿Será una forma de saciar la ansiedad del exministro económico y candidato presidencial de UxP ante su actual intrascendencia, incluso dentro del peronismo?

Al menos el Presidente se sosiega con ciertos datos de opinión pública que lee atentamente. La encuesta nacional de Aresco, de Federico Aurelio, de fines de junio mantiene la imagen positiva de Milei en el 56%, sigue bajando la negativa de la situación del país (está en el 60%), se consolida la expectativa positiva sobre la economía (53%) y sólo el 22% cree que la recuperación económica será de acá a fin de año.

Ampliar el relato. De las intrigas palaciegas no se salva ni el vocero presidencial, Manuel Adorni. Aupado por Karina Milei y el asesor Caputo, Adorni expande su cada vez más poderosa subsecretaría de Vocería y Comunicación con más de un centenar de designaciones y contratados, junto a una treintena de asesores, diseminados en siete direcciones generales y catorce direcciones simples. Semejante megaestructura absorbe una parte del ejército digital libertario.

Adorni va por más. Reconvirtió formalmente esta semana al sector de avisos oficiales de Télam en la Agencia de Publicidad del Estado, con unos noventa empleados. Llamativo para un Gobierno que se vanagloria de que puso fin a la pauta estatal. Salvo por el hecho de que proyectan volver a ella el año próximo, justo cuando toca año electoral. Casualidades.

También resulta curioso que fuentes de la Casa Rosada, aseguren que Adorni puso en marcha el retorno de la agencia Télam en su faceta de proveedora informativa oficial, a través del rearmado de una redacción con aires renovados y unas doscientas personas, dicen, bajo la estructura de Radio y Televisión Argentina y una redacción al mando de un cuadro periodístico clásico de la agencia, Damián Juárez.

La disputa política con Milel es el trasfondo real de la pelea entre Macri y Patricia Bullrich

Fue el mismo Adorni, el viernes último y en su rol de vocero, el que intentó apagar otro incendio, el primero entre el Gobierno y Mauricio Macri, por la coparticipación de la Ciudad. Prometió un acuerdo por los desembolsos pendientes, después de que Macri exhibió públicamente su desencanto por la dilación del Gobierno en cumplir con lo dispuesto por la Corte Suprema tras la poda impulsada por Alberto Fernández en 2020.

Hay una cuestión dineraria: CABA calcula en unos US$ 800 millones lo que se acumula de deuda. Pero también pases de factura. El ministro Caputo ha evitado avanzar en cualquier tipo de desembolso, como hace en tantos temas, que lo digan las empresas productoras de energía.

Para Macri es intolerable que Milei haya evitado interceder en ese pago, después de todo el respaldo que le brindó en estos siete meses la fuerza amarilla. Prefiere por el momento no culparlo a él sino a su mesa chica, que está convencida de que el PRO tiene que acompañar al Gobierno sin condiciones.

El expresidente recela de la hermana Karina, convencida de competirle al macrismo en su cuna, la Ciudad de Buenos Aires. Y también suma inquina con Santiago Caputo, quien reaccionó a su posteo de reclamo de fondos con un lacónico “¿La mía está?”, desde su cuenta fantasma en X.

La disputa política con Milei es el trasfondo real de la pelea entre Macri y Patricia Bullrich. Al revés del exmandatario, quien cree que debe haber un acompañamiento a distancia, la ministra de Seguridad es partidaria de confluir con LLA. Nada que sorprenda en la historia de mutaciones de Bullrich.

El conflicto escaló esta semana. Tal como se preveía y anticipó este diario, Macri incumplió el compromiso de avalar a Bullrich como presidenta de la asamblea del PRO, que estudia romper el partido como ya hizo en la Legislatura bonaerense.

Algo tarde ya, Santiago Caputo le transmitió a la ministra que evite afectar al Gobierno con esta escalada de los cortocircuitos amarillos, a sabiendas de que el PRO le da gobernabilidad al oficialismo. Bullrich prometió andar con cuidado. ¿Cumplirá?