Mercosur en terapia
Las medidas económicas anunciadas por el gobierno argentino pronostican un semestre complicado para el Mercosur. No solo se trata de las diferencias políticas sino del impacto que los impuestos internos en el sector automotor y el recargo del 30% al dólar turístico tendrán para las economías de Brasil y Uruguay. Los embajadores Daniel Scioli y Alberto Iribarne tendrán la difícil tarea de recurrir al argumento de “tierra arrasada” para justificar las medidas heterodoxas y atenuar la reacción negativa de ambos gobiernos.
Los acuerdos de unión aduanera que comprenden un arancel externo común y la libre circulación de bienes tienen también el propósito de evitar que los miembros adopten medidas que descarguen sobre el resto las consecuencias de una coyuntura económica grave. Las reglas de convivencia demandarían exceptuar a los miembros del Mercosur de las medidas generales o cursar una notificación anticipada como señal de pertenencia al organismo regional para conservar el espíritu de convivencia que debería primar entre países que tienen objetivos similares.
Paraguay, a cargo de la presidencia pro tempore del Mercosur, planteó como ejes prioritarios de trabajo la revisión del arancel externo común, la integración del sector automotor, la continuidad de las negociaciones de los acuerdos de libre comercio con Canadá, Singapur, Corea y Líbano y la profundización de los acuerdos de complementación regionales. Cada uno de los temas incluidos en la agenda del primer semestre demandará definiciones sobre la orientación de las políticas para los sectores productivos. Brasil, Paraguay y Uruguay coinciden en la necesidad de avanzar en la apertura para insertarse en los mercados globales, mientras que Argentina pareciera interesada en demorar cualquier decisión hasta que el sector industrial se recupere de la recesión de los últimos años. La baja potencial de los aranceles no afectará el comercio de granos por la ventaja comparativa de la cercanía, aunque reduciría el margen de ganancia de los exportadores.
La disminución de los aranceles forma parte de una visión estratégica del país. El ministro Paulo Guedes insiste en la necesidad de reducir los aranceles para mejorar la competitividad de la industria y aumentar las exportaciones del sector. La Federación de Industrias de San Pablo sostiene que la política de Guedes terminará beneficiando las exportaciones de China, que tienen una estructura de costos menor y disponen de financiamiento estatal. Las argumentaciones están sustentadas por la experiencia de las dos últimas décadas. El gobierno de Brasil tiene un mayor margen de maniobra para definir sus políticas industriales porque la Federación de Industrias no forma parte de la base política del presidente Bolsonaro. Todo lo contrario. En cambio, en Argentina la UIA y las diferentes cámaras constituyen uno de los pilares del apoyo político del presidente Fernández, limitando su margen de maniobra para políticas independientes.
Argentina también tendrá dificultades para sumarse al programa de negociaciones externas. La globalización, las cadenas de valor y los acuerdos de libre comercio no conjugan con la filosofía del Frente de Todos. La globalización ha sido denostada por el papa Francisco y Joseph Stiglitz por favorecer la concentración y la desigualdad.
En ese contexto, la ampliación de los acuerdos de complementación regionales para lograr una mayor integración representa el único punto de la agenda preparada por Paraguay que permitiría lograr un consenso entre los cuatro miembros. El acercamiento con la Alianza del Pacífico para conformar una zona de libre comercio con pretensión de convertirse en un área de libre circulación de bienes y servicios sería un importante progreso. El Mercosur necesitará apoyarse sobre los temas de consenso para avanzar en la agenda hasta que estén dadas las condiciones para realizar transformaciones estructurales.
*Embajador.