Defensor de los Lectores

La violencia verbal contra la prensa es sólo el comienzo

Peligro. El discurso violento del Gobierno contra los periodistas amenaza la democracia. Foto: cedoc

Cada año, la organización Reporteros sin Fronteras (RSF), que tiene su sede en París y reúne a miles de periodistas interesados en defender la libertad de expresión en todo el mundo, elabora un ranking de países según sus políticas relacionadas con el tema. En 2023, la Argentina ocupaba el puesto número 40, mejor que los de otros países de la región como Uruguay y de otros puntos del mundo como Estados Unidos. En 2024, la calificación de RSF cayó 26 lugares, por debajo de esos mismos países. 

Por eso es que, probablemente, ya no asombran los desbordes verbales del presidente Javier Milei y sus seguidores contra el periodismo en general y contra algunos periodistas y medios independientes en particular. Los insultos, diatribas, descalificaciones, son ya moneda cotidiana en los discursos de Milei y sus acólitos, planteando un escenario peligroso para quienes ejercemos esta profesión sin atarnos a los vaivenes de la política, la economía, la cultura. 

Esta columna está embarcada en una línea de pensamiento que tiene por objetivo principal el aportar a los lectores una mirada diferente de las que movilizan a ciertos comunicadores que han encolumnado con benevolencia sus miradas y posturas respecto de los exabruptos que llegan desde el poder. En verdad, se trata de aportar a la defensa no sólo de la libertad de expresión sino de la democracia en su totalidad. No existe democracia plena sin libertad de expresión plena. 

Por cierto, las relaciones del Gobierno con la prensa independiente son, por ahora, sólo un peligro latente. En otros países de la región, la situación es más grave:

El pasado lunes, RSF y otras siete organizaciones elaboraron un informe sobre la situación en Venezuela: 228 violaciones a  la libertad de prensa; 62 agresiones físicas y verbales; once periodistas extranjeros detenidos arbitrariamente y expulsados; al menos ocho periodistas siguen encarcelados arbitrariamente; bloqueo de al menos 29 sitios web de medios de comunicación y organizaciones de prensa; 45 casos de discursos estigmatizadores contra diez medios de comunicación y agencias de prensa.

En Bolivia, periodistas que cubren las protestas callejeras en un clima político enrarecido, sufren la violencia de efectivos policiales. Más de 25 cronistas sufrieron la represión. Bolivia ocupa el puesto 124 sobre 180 países en el ranking de libertad de prensa de RSF.

Desde septiembre, RSF ha documentado en Colombia un aumento de las amenazas contra periodistas que investigan a grupos paramilitares y al crimen organizado. A pesar de los esfuerzos del gobierno colombiano por responder a los casos más urgentes, tras el compromiso asumido por el presidente Gustavo Petro, los periodistas amenazados siguen temiendo por sus vidas y las de sus familias. En los últimos dos meses, periodistas de al menos cinco medios de comunicación diferentes, en todo el país, han recibido amenazas, incluso de muerte, lo que ha llevado a algunos de ellos a autocensurarse. 

Debo señalar, para que los lectores no reciban de mi parte una señal errónea, que considero la situación del periodismo argentino lejos de estos casos extremos. Sin embargo, en ninguno de los tres casos los riesgos para la prensa comenzaron con violencia extrema sino con un discurso de odio que fue prohijado por quienes ejercen posiciones de gobierno o son factores de poder. 

Visto y escuchado lo que ciertos comunicados del mileismo han proclamado días atrás autodefiniéndose como miembros de una suerte de ejército al servicio del Presidente y sus ideas, es bueno estar advertidos y rechazar las versiones y las agresiones contra el periodismo argentino independiente.