La muerte de Luna y el caso de un "mini Cromañón"
Se cumple un año de la muerte de la joven Luna Álvarez Debali en un boliche de Palermo. Un caso cruzado por el narcotráfico y una profunda red de complicidad. El abogado de los padres, ex abogado de los padres de José Luis Cabezas, explica esta dramática historia que todavía busca justicia.
Hubo un homicidio doloso. Ocurrió el 11 de febrero de 2024, se está por cumplir un año. Luna Álvarez Debali tenía 21 años y fue asesinada y previamente emboscada en un local nocturno de la ciudad de Buenos Aires. Hubo personas que avalaron que adquiriera drogas y una red de complicidad para resguardar un negocio de la noche al servicio de narcotráfico a gran escala.
El empresario preso, dueño del local, controlaba la venta dentro de su “negocio”, y contaba con un séquito de cínicos empleados que lo ayudaban a vender y recaudar. Estaba para ello protegido por una agencia de seguridad proveedora de “patovicas” matones que aseguran al propietario una recaudación “segura, ilegal, y clandestina”.
Lo comenzó a investigar una Fiscalía Especializada de CABA. en Narcomenudeo. Se conoce con el nombre de narcomenudeo a los delitos que involucran la comercialización en pequeñas cantidades dirigidas al consumidor final de la droga o bien su tenencia con fines de comercialización entrega o distribución. El narcomenudeo reproduce el narcotráfico a escala local y genera efectos muy dañinos en toda la sociedad.
A partir de la transferencia de estos delitos del ámbito de la Justicia Federal a la justicia porteña el Ministerio Público Fiscal de C.A.B.A., lleva adelante investigaciones que desbarataron varias bandas criminales mediante procesos judiciales cortos y efectivos. Se incrementaron los recursos humanos y materiales necesarios para la implementación de una política criminal y de una persecución penal que permite identificar tanto a los criminales como los puntos de venta de drogas en los diferentes barrios de la ciudad.
Ésta Fiscalía a cargo de la Dra. Amil Martín, investiga junto al crimen de Luna, delitos varios en infracción a la ley de Estupefacientes. Luna Álvarez Debali murió por haber consumido sustancias que al día de hoy se estudian, pero que resultaron veneno (metanfetaminas, fentanilo, éxtasis, midazolam y 0,3 de alcohol en sangre), provocándole una falla hepática y renal grave y aguda, según la autopsia oficial del Cuerpo Médico Forense.
Luna murió luego de ingerir pastillas que creyó eran de éxtasis en un boliche de Palermo Hollywood el 10 de febrero de 2024. El caso desencadenó una investigación que dejó cinco detenidos.
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Luna, de 21 años y natural de Daireaux, provincia de Buenos Aires, supuestamente (no existe ninguna prueba emanada de Luna; aún falta analizar su teléfono, lo único que se reconstruyó fue por declaración del amigo que la acompañó desde Daireaux hasta que falleció) había viajado desde su ciudad para asistir a “Under Club”, un boliche ubicado en Niceto Vega 5699, junto a “Andy”, su amigo y principal testigo del caso.
Según “Andy”, llegaron a las 2.30 y media hora después él le compró a un hombre dos pastillas de éxtasis por 15 mil pesos cada una que le dio a Luna. Compro cuatro para él.
“Eran rojas, redondas y con puntos blancos, llamadas cristal o moma”, detalló un testigo.
Los padres, después de ser rechazados durante casi un año por la Fiscalía, lograron con intervención de la Jueza ser parte querellante en la causa a un año de la muerte de su hija.
Según Andy, Luna consumió una pastilla y media en el transcurso de una hora y media y a las cinco estaba desfalleciendo. El local no cuenta con ningún recurso para atender a chicos descompensados, solo llamaron a un sistema de ambulancias privado, que no se sabe si los llamaron o no porque nunca llegaron.
Una ambulancia del SAME la trasladó al hospital Fernández, al que ingresó a las 6 en estado crítico. Falleció a las 17.45 por intoxicación.
La División Antidrogas Zona 1 de la Policía de la Ciudad, confirmó la venta y consumo de drogas dentro del boliche y que “el personal de seguridad dejaba pasar a los dealers”.
Además, la Fiscalía comprobó que se registraron situaciones en las que la seguridad privada indicaba cómo esconder los estupefacientes. También habían manipulado (se comprobó al secuestrarlas) las grabaciones de las cámaras del interior del boliche, que los agentes había avisado que estaba sobre grabadas.
Tampoco se pudieron conseguir videos particulares, ya que estaba prohibido a los asistentes sacar su celular. Si lo hacían eran apuntados con el láser verde. “Hay carteles dentro del lugar que dicen ‘no fotos ni videos’”, sumaron. Hasta el momento, la fiscalía imputó como vendedores y colaboradores a cinco personas, entre ellos, el dueño del club nocturno.
Los padres de Luna que viven en Granada, España, nos dieron un poder general judicial para querellar. Más allá de la tarea ardua y difícil que llevaron adelante desde la Fiscalía a cargo de la Dra. Amil Martín, que aprobamos, consentimos y reconocemos, existe un interés propio de la querella de que se llegue más arriba en la cadena de responsabilidades, en principio y ‘para los padres, esto no es solo un caso de narcomenudeo, es un “mini Cromañón”, hubo cadena de complicidades, incumplimientos de la Policía, de la agencia de seguridad, de los funcionarios públicos a cargo de los controles, fue una cadena de incidentes que permitieron este crimen.
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También rescatamos la intervención de la Sra. Jueza a cargo, la Dra. María Laura Martínez Vega, que autorizó nuestra intervención, desde el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N°9 de CABA. Tenemos un informe que asegura que si Luna recibía atención inmediata de parte del boliche “podría haber tenido posibilidad de salvarse”.
De acuerdo al histopatológico, Luna no consumió éxtasis, consumió veneno. Sus papás fueron engañados, desinformados, mal asesorados, y aturdidos por innumerable cantidad de testimonios e informaciones falsas y que no constan ni en la causa ni en la realidad.
Por ejemplo, les habían hecho creer que la sustancia que fue encontrada en el cuerpo de Luna había sido traída desde Daireaux, y eso es falso, el sujeto se la entregó dentro del local.
Toda la información con la que se manejaron los padres y la fiscalía respecto el homicidio está dada por una versión absolutamente desconfiable de ‘Andy’, un testigo que, curiosamente, es quien la contactó, la desplazó en su auto, le dio las pastillas, la puso en contacto dentro del boliche con otros personajes. Además, contactó a otro personaje nefasto de Daireaux que es empleado del Ministerio de Bienestar Social.
Ese hombre sería el proveedor que habría estado dentro del boliche y sería quien le proporcionó la sustancia venenosa a Luna. Existen otras vías de investigación porque a ella no la afectaba ninguna dolencia física previa y en la autopsia refiere el médico que le faltaban piezas dentales.
La investigación recién comienza: necesitamos los análisis telefónicos, sobre todo de ‘Andy’ y sus amigos. Hay muchos puntos oscuros respecto la llegada de Luna a Buenos Aires. No se puede descartar nada, ni una situación de emboscada para captarla.
LT
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