Defensora de Género

¿La democracia con desigualdad es viable?

Trump. Gana porque promete mejorar la economía: los ricos ganaron mucho, los otros menos, pero sin inflación. Foto: cedoc

En el mundo estamos atravesando momentos políticos y sociales que se caracterizan por el crecimiento de la desigualdad, no solo de la pobreza.

Esto implica el crecimiento del modelo imperante de concentración de la riqueza, en unos pocos, versus la reducción creciente del monto para distribuir entre las mayorías. Esta desigualdad incluye la pobreza, pero la supera en sus consecuencias, porque genera un deterioro que acompaña y se hace estructural. El deterioro de la calidad de la educación, el acceso a menos salud y a trabajos de peor condición caracterizan la desigualdad, que es cada vez más difícil de superar. Salir de la pobreza no alcanza para restaurar la igualdad. En esta situación la ciudadanía elige a las autoridades valorando criterios diferentes a los que se aplican en sociedades más igualitarias. La actual separación entre muy ricos, y la gran mayoría de desiguales pobres ,crea las condiciones para gobiernos autoritarios, liderados mayoritariamente por hombres, que valoran el actual modelo y ofrecen mejorar a todos las posibilidades en base a la libertad. Defienden la libertad individual como el valor que puede cambiar la vida de las personas. Pero la libertad real sólo se logra en sociedades inclusivas, y que ofrecen igualdad real de posibilidades, para eso se debe cambiar el modelo de desarrollo y de generación y distribución de la riqueza. Los líderes exitosos en estos tiempos son aquellos que no quieren cambiar el modelo; por eso ofrecen bajar los impuestos, pero los que se refieren a los grandes productores, no de los que nos impactan a todos como el IVA, por ejemplo, que pagamos todos por igual, sin importar el ingreso real. El IVA es un impuesto regresivo porque en una persona que gana un salario bajo implica un porcentaje mucho mayor, que en quien tiene ingreso alto y a medida que aumenta el ingreso disminuye el peso del IVA. Estos líderes exitosos ahora aseguran a los ricos continuar siendo ricos, e incluso aumentar su riqueza, y a los otros les ofrecen garantizarles la libertad para poder vivir mejor. Esto es muy dificl, por eso en realidad, ofrecen una irrealidad encubierta en una palabra reconocida y valorada, pero que sin las condiciones de igualdad es una “fantasía”. Pero son los que ganan elecciones, porque basan sus propuestas en mejorar la economía, y en general lo logran, pero a costa de ampliar la desigualdad y también la pobreza. La elección en Estados Unidos es un ejemplo de esto. Trump gana porque ofrece mejorar la economía, recuerden su anterior gobierno donde los ricos se enriquecieron más y los otros quedaron igual, pero mejor, porque la inflación era baja. La gran ironía del gobierno Biden es que mejoró la economía, pero el crecimiento de la inflación impidió reconocer esa mejora. Frente a esto, valores como luchar por la igualdad pasan a segundo término, porque eso es algo que requiere tiempo y sacrificios de ambos grupos. Los muy ricos saben que no podrán seguir enriqueciéndose, y los otros que les llevará tiempo lograr la igualdad. Además, en Estados Unidos el hecho de ser mujer la opositora es negativo, porque  mayoritariamente no creen en la capacidad femenina para conducir la política nacional y global. A nivel local y estadual las mujeres son más aceptadas, porque mayoritariamente tienen una concepción “tradicional” del papel de las mujeres que la extienden a la vida política: las localidades y los estados son asimilados. Para la conducción del país no son consideradas suficientemente buenas para desempeñarse, una clara actitud patriarcal. Todos estos nuevos ganadores son autoritarios para poder implementar sus políticas. Y ganan, porque pierden los que luchan por la igualdad, pero no lo hacen correctamente o no consiguen estabilizar la economía, como ocurrió en nuestro país. Debemos prepararnos para contrarrestar estos autoritarismos y no someternos, además de reconocer los errores de los gobiernos que precedieron. Eso requiere crear fuerzas políticas y sociales nuevas. ¿Seremos capaces?