lenguas

Guasadas elevadas

. Foto: CEDOC PERFIL

Hay guasadas que pegaron la vuelta y tienen la gracia de la inventiva. Ya no son injuriantes, son creativas. Cambian de signo, refieren al placer de las mujeres, aludido con ardor y metáforas no del todo burdas, audazmente risueñas. Algunos hombres andan desconcertados o excitadamente sorprendidos. Estas palabritas explícitas que juegan a rimar entre sí revelan goces antes nunca expuestos abiertamente (vale esta palabra). Aparecen en canciones, poemas y también en nuevas narrativas. Lamentablemente la ardiente creatividad coincide con una de las épocas de mayor índice de injurias discursivas. Nunca tantos políticos, supuestamente representantes del pueblo que los elige, han proferido insultos como lo están haciendo los actuales gobernantes, sobre todo los enemigos del wokismo. Más que nunca la representatividad es una verdadera representación. Una retórica del oprobio. 

Pero no quisiera ahondar en los empobrecidos discursos del poder, tan obvios y reiterativos, sin otra gracia que la denostación y el chiste bajo. Quizá esa misma bajeza es la que por elevación impulsa la nueva rima guasa. Ésta no es discursiva, ni demagógica, ni descalificativa. Es la lengua suelta que se agiliza con los tiempos que corren. Ya no es fácil encontrar un Serrat, un Leonard Coen, o una Violeta Parra; no estoy hablando de letristas en el sentido literario, sin embargo, encuentro cierta gracia en la apropiación que algunos cantantes hacen de la vulgaridad, como si ésta, manteniendo la insinuación guaranga, se volviera jocosa, e incluso a veces ¡romántica! Quien diría que Bad Bunny (nombre artístico bastante simpático) llegaría a escribir (cantar es mucho decir…): “Mi mirada cambió cuando tus ojos vi, bye bye a los culos, ni me despedí”. O la poderosa voluptuosidad de Chocolate Remix en “Te dije que no”, cuando dice “Soy la caperucita que se come al lobo, con limón y sal, y un poco de picante, es que las cosas ya no son como antes, soy el infierno en la comedia de Dante” y en otro tema del mismo grupo: “Te canto, ay, mami, es que eres un encanto, pero voy pensando mientras tanto, es que ya no me aguanto, y esta noche vamo’ a darnos canto con canto”. La sexualidad también tiene palabras, no necesariamente románticas o pedagógicas. Y menos aún, machistas.