“El ‘yo te creo, hermana’ implica el ‘yo no te creo, hermano’”
La filósofa feminista, que desafía lo políticamente correcto, analiza uno de los casos más graves de abuso del feminismo mal entendido, que influyó en la Justicia para condenar a un padre y profundizar el riesgo de banalizar las denuncias reales de abusos y de violencia de género.
El abogado Martín Moncayo fue encarcelado tras ser acusado por su exmujer de cometer delitos sexuales contra dos de sus hijas, y condenado en primera instancia. Sin embargo, la denuncia carecía de pruebas. En uno de sus videos de YouTube, la filósofa Roxana Kreimer dio todos los detalles de un caso que incluye una prisión preventiva ilegal de dos años, implantación de recuerdos y pérdida de documentación médica.
“En un estado de derecho la carga de la prueba la tiene el que acusa, pero un feminismo mal entendido influyó en los operadores de la Justicia, instaurando un derecho penal de autor, en el que la carga de la prueba la tiene la persona denunciada”, explica, en tanto advierte sobre la consiguiente banalización de las denuncias reales.
—Sabemos que el caso Moncayo no es el único, ¿qué estado de cosas refleja?
—El caso del abogado Martín Moncayo, entre muchos otros casos similares, refleja un sesgo que afecta a nuestro sistema judicial, y es el de considerar que basta con que una mujer declare que es víctima de violencia doméstica o de un delito sexual, y que una psicóloga encuentre verosímil su denuncia, para que al mes un hombre sea detenido en prisión preventiva, incluso durante más de dos años, algo que es ilegal, y probablemente condenado, sin que sean necesarias más pruebas.
”En un estado de derecho la carga de la prueba la tiene el que acusa, pero un feminismo mal entendido influyó en los operadores de la Justicia, instaurando un derecho penal de autor, en el que la carga de la prueba la tiene la persona denunciada. Esto banaliza las denuncias reales, ya que si se percibe que el sistema permite abusos o es injusto, las denuncias auténticas pueden ser vistas con sospecha, trivializando su gravedad y restándoles credibilidad.
—¿Podríamos decir que el lema ‘yo te creo, hermana’ cooptó el sistema judicial?
—Eso es exactamente lo que ocurrió. El “yo te creo, hermana” implica el “yo no te creo, hermano”, que terminó lesionando severamente el derecho a la defensa. Algunas periodistas feministas como Julia Mengolini o Tamara Pettinato ahora comenzaron a cuestionar el “yo te creo, hermana”, la primera a partir de la denuncia de Fabiola Yañez al expresidente Alberto Fernández y la segunda cuando su hermano fue objeto de una falsa denuncia. Hay diversas hipótesis que podrían explicar el fenómeno: además de la influencia de un feminismo corporativo, que busca beneficios para las mujeres y no la igualdad de derechos, es posible que muchos jueces teman el reproche social si dejan libre a un hombre violento, con lo que podrían perder su trabajo. A menudo los fiscales no investigan, simplemente hacen copy paste de los argumentos de la querella, sin tomar los recaudos necesarios para verificar si pueden estar ante una falsa denuncia.
—Otro fenómeno que puede ocurrir en las falsas denuncias es la implantación de recuerdos, ¿podés contar cómo funciona?
—Los descubrimientos llevados a cabo por la psicóloga Elizabeth Loftus supusieron una violenta sacudida para los sistemas judiciales de todo el mundo, ya que mostraron en condiciones experimentales que es posible inocular recuerdos falsos, especialmente a través de preguntas sugestivas, que conllevan una respuesta implícita, como, por ejemplo, cuando le preguntan a una niña qué zona erógena le tocó el padre. Esa pregunta presupone que el padre la tocó. A eso se suma la creencia de que los recuerdos traumáticos son reprimidos, y que una terapia puede ayudar a recuperarlos. Estudios en neurociencia de Cahill y McGaugh, de 1995, entre otros, muestran que, por el contrario, los recuerdos traumáticos son intrusivos y más vívidos. Quienes los han padecido van al terapeuta para que los ayude a olvidar. En la terapia del trauma, por el contrario, se le pide al paciente que imagine una situación traumática y que se esfuerce por recordar.
Loftus sostiene que el sistema legal se preocupa por no contaminar los rastros de evidencia física presentes en la escena de un delito, por ejemplo, la sangre, pero no toma precauciones similares para evitar la contaminación de los recuerdos de los testigos.
”En noviembre de 2021, un psicoterapeuta fue condenado en Italia por implantar falsos recuerdos de abuso en una joven paciente, mediante preguntas sugestivas y técnicas de imaginación guiada. Este caso es relatado en el artículo académico de Otgaar y otros, de 2022. La condena se logró gracias a que las sesiones fueron grabadas.
—¿Qué rol desempeñan los tests que realizan los peritos psicólogos?
—Aplican técnicas no validadas científicamente, como los tests proyectivos o el test de Roscharch, que se basan en la interpretación de manchas o dibujos, que dependen de la subjetividad del psicólogo. Además, eluden realizar tests de personalidad a los denunciantes, de modo que, si una persona con trastorno borderline hace una denuncia, no es posible detectarlo.
”La Corte Suprema de Alemania falló en 1999 respecto a qué era válido y qué no, en relación con los procedimientos empleados en análisis de la credibilidad de declaraciones en abuso sexual, concluyendo que los dibujos infantiles, los muñecos anatómicamente correctos y las pruebas gráficas proyectivas, no son una herramienta válida para este propósito.
—¿Qué es la obstrucción probatoria?
—Es el proceso por el cual se dificulta la investigación de hipótesis y la presentación de pruebas en un juicio. Forma parte de la misma vulneración del derecho a la defensa que señalaba recién. Por ejemplo, en el caso Moncayo, se impidió que declararan en el juicio las primeras psicólogas de sus dos hijas, que podían atestiguar en contra de la hipótesis del abuso. La segunda psicóloga de una de las hijas dijo literalmente que ella “puso al padre” en el rol de abusador en las dos primeras sesiones, implantando una memoria falsa en su paciente, que hasta ese momento solo fantaseaba con la posibilidad de haber sido abusada. Y la segunda psicóloga de otra de las hijas llegó a la conclusión de que la chica había sido abusada al verla jugar con muñecas, una interpretación subjetiva que carece por completo de la evidencia científica en su favor. También se impidió que declarara en el juicio el hombre con el que la hija de Moncayo declaró en su terapia que había debutado sexualmente a los dieciocho años, algo que contradecía su acusación de que el padre la había violado cuando tenía doce. Se le impidió declarar a su otra hija en cámara Gesell, y se rechazó la grabación en la que esta misma hija dice que el padre jamás abusó de ella. Por último, una obstrucción probatoria indirecta ocurre cuando el juez o el fiscal impiden que se repregunte a las denunciantes para no “revictimizarlas”.
—¿El caso que se presentó en el Senado, cuando el ministro del Interior habló de la necesidad de penar las falsas denuncias, también es un ejemplo de obstrucción probatoria?
—Sí, es el caso de Ana Jazmín Carro, que denunció falsamente a su padre por abuso porque, según declaró, no quería aceptar los límites que le había impuesto. A los pocos días de haberlo denunciado se arrepintió, declaró en un juzgado de Córdoba que su padre era inocente, pero no le permitieron declarar y el padre está preso hace más de cuatro años y medio. El arrepentimiento debió haberse usado como prueba por la defensa y la fiscalía, que tenía el deber de desistir de la acción penal al evidenciarse la falsedad de la denuncia.
—¿Hay mujeres afectadas por falsas denuncias?
—Sí, aunque la mayoría son hombres, la abogada Patricia Anzoátegui, especialista en este tipo de casos y autora del libro Hienas. Abogados de familia versus falsas denuncias, relata casos de mujeres acusadas de falsas denuncias por hombres despechados. Casi siempre este problema va de la mano con la obstrucción del vínculo con los hijos. Es algo que destaca el abogado penalista Antonio Alberto Violi, en su libro La falsa denuncia en el régimen de comunicación familiar, donde subraya la necesidad de que los jueces decidan sobre la base de criterios objetivos para aplicar como primer criterio de decisión el interés del niño y su derecho a mantener contacto con ambos padres.
”A menudo se busca subvalorar las falsas denuncias señalando que son muy pocas. Sin embargo, no hay estadísticas confiables, porque en muchos casos la parte afectada no inicia una acción legal por acusaciones falsas. Además, entre los casos con sentencia absolutoria y los desestimados sin llegar a juicio, es imposible determinar cuántos corresponden a denuncias falsas y cuántos son denuncias de hechos reales que no avanzaron por falta de pruebas. Por otra parte, la importancia de las cuestiones de Justicia no depende de un factor cuantitativo: cada caso cuenta.
—¿Qué rol está jugando la oposición de la izquierda del FIT, con Vanina Biasi a la cabeza?
—Biasi y el FIT niegan la existencia de falsas denuncias, no hacen el menor esfuerzo por informarse y comprender el drama que representan para innumerables familias, y juzgan que los activistas que piden justicia defienden a pedófilos y abusadores. Por eso, el Frente de Mujeres Argentinas afectadas por falsas denuncias presentó una demanda por calumnias en contra de Biasi. Parte del feminismo supone que, si se admite la existencia de falsas denuncias, eso perjudicará a las mujeres que son víctimas de abusos sexuales o de violencia. Pero se trata de una falsa dicotomía. Reconocer las falsas denuncias no significa restar legitimidad a las verdaderas víctimas, sino promover un sistema más justo para todos, mientras se fortalece la credibilidad del sistema judicial.
*Periodista, guionista y docente.