opinión

El Loco, el Pato y el Dibu

El mejor. Emi Martínez es el único arquero que recibió el premio Yashin dos veces seguidas. Foto: afp

Dibu Martínez volvió a ganar el Trofeo Yashin al mejor arquero del año, otorgado por la revista francesa France Footbal, la misma que entrega el Balón de Oro. Ya lo había ganado el año pasado, y es el único en la historia que lo ganó dos años seguidos. Los tres mejores arqueros argentinos que vi son Martínez, Fillol y Gatti. Fillol: córner para ellos desde la derecha. Viene el centro al corazón del área. Salta el 6, cabecea violento al ángulo. Es gol. Tiene que ser gol. Pero no. No es gol. Fillol, como una especie de Superman, vuela hacia el ángulo y, con la punta de los dedos, la toca y la saca al córner. Es increíble. La hinchada se viene abajo de aplausos, los compañeros lo felicitan. Los periodistas dicen que Fillol salvó el partido y le ponen 10 como nota. Gatti: córner para ellos desde la derecha. Viene el centro al corazón del área. Sale Gatti y la descuelga tranquilamente. Ahí termina la jugada, hasta que saca para un compañero. Los periodistas dicen que en todo el partido no le patearon al arco y le ponen 6 como nota. ¿Quién fue el mejor? Como diría Karina Jelinek, lo dejo a su criterio. El mío es claro (entre paréntesis: qué mal que ven el fútbol muchos periodistas deportivos, en especial más de un relator televisivo…).

Martínez tiene cosas de los dos. De Gatti tiene el control de toda el área. No está clavadito bajo los tres palos, sino que sale con autoridad, descuelga los centros naturalmente y tiene gran capacidad para salir rápido de contragolpe (eso se ve menos, por el estilo de juego del equipo, en la selección, pero en el Aston Villa lo hace constantemente). De Fillol tiene la capacidad de estar siempre bien ubicado, tener el arco propio en la cabeza y, sobre todo, tapar mano a mano, si es necesario con todo el cuerpo. No tiene la elasticidad de Fillol pero, pese a ser grandote y pesado, sin embargo todavía va bien abajo (eso es lo primero que va a perder con la edad). Ya lo habíamos dicho alguna vez, pero vale la pena repetirlo: desde Chilavert (que sin dudas está también entre los más grandes. En algún momento habrá que escribir sobre él) que no veía chicos con la camiseta de un arquero. Pero con Martínez, por el hecho de no ser de un club sino arquero de una selección argentina campeona del mundo, se lo ve mucho más. Martínez pasó a tener una dimensión aspiracional en el consumo. En una época, sabía cuántas y cuáles empresas y marcas lo habían contratado. Ya no. Creo haberlo visto el otro día en afiches de vía pública haciendo propaganda de comida para perros o para gatos, no me acuerdo bien. Entre tanto, hay hamburgueserías, jabón para lavar la ropa, apuestas en Internet (eso no me gusta nada) y muchas más. Nunca se había visto algo así con un arquero.

El premio Yashin está bien ganado. Martínez es un arquero fuera de serie. Como lo fueron Fillol y Gatti. Solo que los dos primeros triunfaron en la selección, Gatti no pudo: lesiones, decisiones de Menotti y el propio Fillol se lo impidieron. Pero conozco al menos dos personas (más una tercera: yo) que tenían a Gatti como ídolo de infancia. Con eso alcanza y sobra.