El Gran Hermano de Adorni
Manuel Adorni adelantó esta semana que buscará implementar modificaciones en las habituales conferencias de prensa que realiza en la Casa Rosada. Los cambios incluirían, por ejemplo, la incorporación de un botón para poder silenciar a los periodistas incómodos y una suerte de votación para que los ciudadanos elijan quiénes podrían preguntar. “Estoy buscando un esquema donde la gente pueda decidir quién se va y quién se queda, como un Gran Hermano periodístico”, ironizó el vocero oficial de La Libertad Avanza.
El “botón muteador” para las conferencias tendría el objetivo de evitar que los periodistas le “arranquen el micrófono de la mano” a los trabajadores de la Casa Rosada, en un supuesto accionar que se produce cuando los cronistas ejercen su derecho a la repregunta. “Lo importante es la información, no el ida y vuelta con el periodismo”, concluyó Adorni. Al portavoz de Javier Milei no le gustan las preguntas molestas y prefiere omitirlas. Con esa curiosa pirueta, se convertiría en el primer vocero presidencial que silencia a periodistas en la Casa Rosada de manera oficial.
Adonri justificó que sus ideas se basan en la libertad de expresión y de prensa “en todo su esplendor”, y adelantó que está trabajando en una resolución, que se publicaría en el Boletín Oficial a principios de abril. La controvertida norma-antiperiodistas también incluiría una suerte de protocolo de vestimenta para los futuros acreditados (algo polémico) y le abriría la puerta a los youtubers y streamers de La Libertad Avanza (algo ultrapolémico). El oficialismo sostiene que la comunicación pública cambió en la era digital y es hora de permitir el ingreso de otros comunicadores a la histórica Sala de Prensa de la Casa Rosada.
La idea de sumar a influencers militantes a la comunicación oficial estaría reeditando una suerte de seisietochismo kirchnerista pero que ahora llega con relato libertario. Y tiene un claro objetivo: adoctrinar a los periodistas críticos para unificar el relato a favor del Gobierno. Pero, aunque Adorni se muestre descabellado, lo cierto es que no se trata de algo nuevo en las derechas que se propagan en todo el mundo para poner en peligro los valores de la democracia: el acoso a la prensa de Milei repite una estrategia similar en los Estados Unidos de Donald Trump
La nueva era de Trump sigue trayendo cambios muy impactantes y la sala de prensa de la Casa Blanca ya se está viendo afectada por las disparatadas medidas que limitan el ejercicio del periodismo profesional. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció en su primera rueda de prensa de enero pasado, que los influencers de redes sociales, podcasters, blogueros y representantes de nuevos medios se irán incorporando a las conferencias de prensa, anticipando la movida libertaria en Argentina. Casualmente, o no tanto, los nuevos comunicadores que se sumarán en Estados Unidos tienen una opinión muy favorable a la agenda de Trump.
Leavitt sostuvo que estos cambios fueron producidos para que los “medios tradicionales”, es decir los grandes diarios y cadenas de televisión estadounidenses que ocupan los 49 asientos de la sala de prensa en Washington, se recortaran a favor de los nuevos comunicadores. Lo que no dijo Leavitt es que los periodistas de los medios tradicionales son muy críticos de Trump y han formulado preguntas incómodas al presidente de Estados Unidos desde el día en que asumió.
Milei y Trump buscan adoctrinar a los periodistas críticos del poder político.
La rueda de prensa que mantuvo Trump con el flamante formato fue un claro reflejo de los nuevos tiempos que corren: se reservó la primera pregunta para los periodistas del site Breitbart News –medio de ultraderecha, que en la campaña presidencial anterior había difundido una fake news que acusó a Hillary Clinton de fomentar una red de trata y prostitución–, y también hubo lugar para el portal Axios –ultraconservador y antiwoke, que estuvo en contra de las vacunas durante la pandemia, se opone a la Educación Sexual Integrada y reclama una pronta expulsión de todos los inmigrantes–.
Por si quedan dudas, se aclara que son dos medios que hicieron una abierta campaña por Trump en esta elección. Y las “preguntas” que recibió el presidente republicano por parte de los comunicadores de estos nuevos representantes de la prensa acreditada en la Casa Blanca, fueron una felicitación encubierta por haber iniciado un nuevo periodo en el poder de Estados Unidos.
En Argentina ha pasado algo parecido. Por caso, una de las primeras conferencias de prensa en la que se incorporaron influencers a la Casa Rosada, fue la que mostró la aparición pública de Franco Iván Jeremías Antunes Puchol, más conocido como Fran Fijap. Se trata de un youtber libertario que se hizo famoso (viral, diríamos) por cubrir marchas de izquierda, en las que cuestionaba a los manifestantes con una clara arenga en defensa del Gobierno. Fijap no figura en la planta estatal, pero se lo suele ver en la Casa Rosada autorizado por Adorni y la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Karina Milei.
El influencer de las Fuerzas del Cielo es también el joven de 22 años que acompañó a Santiago Caputo, cuando la semana pasada el Mago del Kremlin increpó al diputado Facundo Manes. Con esos antecedentes, Fijap encarnó la triste metáfora de ser una de las figuras que venía a amplificar las voces para terminar siendo el que las acalla: en un video que muestra la violenta incursión de Caputo en el Congreso, se puede ver claramente a Fijap intentando apagar el celular de un periodista que estaba filmando la agresión. El Gran Hermano debería enviar a Fijap al Confesionario.
No se trata de dar espacio a nuevas voces que permitan amplificar el debate. Lo que proponen Milei y Trump es sumar voces amigas que permitan acallar las críticas. Digitar las preguntas que reciben los presidentes representa una estrategia muy peligrosa que, sin dudas, pone en riesgo a la democracia. Y es también una idea muy arriesgada: algo que ni a George Orwell se le habría ocurrido cuando creó la genial distopía de 1984.
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