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Rosendo Fraga: “El Papa no va a venir a la Argentina de Milei”

El analista participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA). La diplomacia libertaria. La relación con el FMI. Y por qué va a gobernar al límite.

Rosendo Fraga Foto: Telam

Rosendo Fraga participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y la Universidad del Salvador (USAL), en la que analizó la relación del sumo pontífice con el gobierno nacional. “El antagonismo entre Milei y el Papa es inevitable porque mantienen posiciones ideológicas enfrentadas”, sostuvo.

El analista político también se refirió al alineamiento de Argentina con Israel y Estados Unidos sobre el telón de fondo del conflicto en Medio Oriente. “Existe riesgo para Argentina, si es que la guerra se regionaliza y se extiende”, afirmó Fraga en el Ciclo de Entrevistas, coordinado por Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación y rector de USBA.

—¿Cuál será la línea de acción del Fondo Monetario Internacional (FMI) para con Argentina, si en las próximas elecciones de Estados Unidos triunfa Donald Trump o Kamala Harris?

Gane quien gane, el Tesoro no va a cambiar sustancialmente su actitud porque tiene sus reglas. En mi opinión, los mercados son los que van a operar en modo diferente de acuerdo a quien triunfe: si se impone Trump, los mercados podrían tener una actitud más favorable, mientras que si la ganadora es Harris seguramente sería menos beneficioso. El presidente Javier Milei ha tomado partido de forma muy clara por Trump y eso va a influir. Argentina es el principal deudor del FMI, por lejos. El Fondo nunca va a pedirle el default, pero será reacio a prestarle dinero fresco. Si Argentina lograse bajar el riesgo país a menos de 800 puntos, esto es, al nivel de países como Egipto y Pakistán, podría acceder a créditos.

—¿Por qué el FMI no le pediría nunca el default a Argentina?

—Porque es su deudor más importante. En términos porcentuales aproximados, más del 40% del total que tiene prestado el FMI ha sido a la Argentina. Si le pidiese el default a su deudor más considerable, eso lo arrastraría. Esto explica por qué tanto a Macri como a Massa lo “perdonaron”. A Milei también lo están “perdonando”. Ser un acreedor demasiado grande, en ocasiones, es ventajoso.

Rosendo Fraga

—Al inicio de su gobierno, el presidente Javier Milei dijo que no iba a mantener relaciones con “gobiernos comunistas”. Teniendo en cuenta que recientemente hubo un acercamiento con China, ¿significa un cambio de postura o que el gobierno aprende sobre la marcha en materia de política exterior?

—Pienso que no tiene que ver con política exterior sino con las necesidades financieras de Argentina. El país tiene un swap con China, es decir, un préstamo que Pekín podría permitir, o no, que se convirtiese a dólares. La razón central del giro del gobierno es financiera. En la medida que el mercado actualmente no le ofrece dinero fresco a la Argentina, el apoyo de China se vuelve necesario para poder cambiar a dólares parte del swap y fortalecer sus reservas. Meses atrás, China podría haberle pedido el default al país porque debía pagar algo más de 1.000 millones de dólares, pero no tenía el dinero. Sin embargo no lo hizo y postergó un año el vencimiento. Incluso hay quienes dicen que China no ejecutó ese default por pedido del FMI, en línea con la idea de que el organismo no busca que Argentina entre en cesación de pagos.

—¿Qué lectura hace de la relación del gobierno con el Papa?

El antagonismo entre Milei y el Papa es inevitable porque mantienen posiciones ideológicas enfrentadas. Ambos son coherentes con sus posiciones ya que Francisco defiende su visión social del mundo mientras que el Presidente es un libertario, un ultra liberal. Pienso que el Papa no vendrá a la Argentina de Milei porque su presencia jugaría un papel de división en lugar de uno de unión. No obstante, si el deterioro de la situación social se profundizara aún más, el sumo pontífice va a salir a hablar más.

—¿Cuál es el análisis que hace sobre la diplomacia actual de Milei?

—Desde que Milei empezó a caminar su candidatura presidencial dijo: “Yo soy Trump, Bolsonaro y el partido Vox de España en la Argentina”. En esto ha sido muy coherente. Siendo presidente en ejercicio asistió al primer acto de campaña del candidato republicano. Lo mismo hizo con Brasil en el primer acto de campaña para las elecciones de medio término. Y con Vox hizo lo propio en el mitín previo a las elecciones legislativas para el parlamento europeo. Esto demuestra que Milei antepone estas solidaridades políticas a los que deberían ser los intereses propios de la política exterior nacional. Los presidentes deberían ser más prudentes, y actualmente en el mundo no lo son tanto. Esto no es algo que esté sucediendo únicamente en Argentina.

—¿Qué papel tiene Karina Milei en la política exterior?

—En Occidente crecen los fenómenos políticos disruptivos. Pienso que Milei es una manifestación local de un fenómeno global. A este tipo de expresión novedosa se lo puede llamar ultraderecha, extrema derecha, derecha radical o derecha populista. En esos modelos políticos, este tipo de personajes son los que funcionan mejor. Un personaje como Karina Milei hubiese sido un imposible político diez años atrás. Ella no tiene experiencia política, pero le ha tomado el gusto al poder, que te da un curso acelerado de política. Y esto está formalizado así: Javier Milei es el uno, Karina el dos y Santiago Caputo el tres, dicho por el propio Presidente. Cada semana o cada 15 días hay una nueva área que pasa a la órbita de la Secretaría General de la Presidencia, por lo cual pienso que Karina tiene más poder que el jefe de Gabinete. Ella está llevando a la política exterior el concepto de la ultraderecha radical. Por ejemplo, en el marco del próximo G-20 y la Agenda 2030 y las políticas de género: todos los países la apoyan, inclusive Arabia Saudita. El único país que no la acompaña es Argentina. Pienso que es la actitud de política exterior más extremista al momento asumida por el país. Karina Milei tiene un rol creciente, y a Javier Milei no le molesta sino que, por el contrario, le parece cómodo.

Rosendo Fraga en el Ciclo de Entrevistas con estudiantes de Comunicación de la USBA.

—¿Tomar partido por Israel en el conflicto en Medio Oriente podría suponer un riesgo para Argentina?

—Argentina es un caso particular. Basta con analizar las votaciones que suele hacer sobre el Estado de Israel en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde el país vota en un grupo de 14 países de 190. Es el único país de América Latina que tiene una posición bien marcada a favor de Israel. Recordemos que Argentina sufrió dos atentados de Hezbolá, en 1992 y 1994, sin haber tenido un rol directo en los conflictos de Medio Oriente, por lo que existe riesgo para Argentina, si es que la guerra se regionaliza y se extiende.

—¿Cómo evalúa la decisión de haber salido de los BRICS?

Yo no me hubiera ido de los BRICS. Creo que uno puede ir más lento y moderar su rol, pero no me hubiera ido estando en un proceso de incorporación. Salir a hablar y decir que Argentina va a volver al grupo no tiene mucho sentido, por eso la canciller Mondino quedó descolocada. No fue una jugada de política exterior de Milei sino una actitud de Mondino que tomó desde la India, país muy importante para la Argentina aunque Milei no lo tenga en su agenda. Creo que ella se dejó llevar por el clima de la India y trató de congraciarse en alguna medida, pero tuvo que desdecirse. Pienso que el acierto más importante del papa Francisco está en su geopolítica: entender que el futuro de la Iglesia Católica depende de Asia y África, y no de Europa. Esta idea también aplica a la Argentina. ¿Cuáles serán durante las próximas décadas las relaciones internacionales más importantes para nuestro país? Aunque parezca extraño no serán con Europa sino con Asia. Europa tiene una población que no llega al 10% del mundo, y en 10 años va a ser el 6% y en 20 podría ser el 5%. En cambio, en China son 1.400 millones y en poco tiempo pueden llegar a 2.000. Creo que la política exterior argentina tiene que mirar hacia el futuro. El ex primer ministro italiano Enrico Letta dijo públicamente ayer: “Si seguimos así, Europa va a tener que elegir entre ser colonia de Estados Unidos o de China”. Podría sonar exagerado, pero no deja de ser una realidad. Ayer y hoy se desarrolló un encuentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Eso a la Argentina no le interesa. Si yo manejase la política exterior de nuestro país haría lo mismo que Arabia Saudita: estar sin protagonismo, pero estar. Por otro lado, ahora en noviembre tendrá lugar en Brasil el G-20 y ahí hay una circunstancia muy particular que pasa desapercibida en la Argentina: allí hay tres grupos: el G-7 de las potencias, los BRICS de los países emergentes y el MITKA, conformado este último por México, Indonesia, Turquía, Corea del Sur y Australia. La Argentina no está en ninguno de los tres grupos. El MITKA sería un “upgrade” para nuestro país. Con Cristina Fernández de Kirchner se decía: “El MITKA es poco para Argentina. Debe integrarse en los BRICS”. Luego, con Macri, lo mismo, pero buscando un alineamiento con Estados Unidos. Ahora con Milei sucede igual. Esto explica que nuestro país tiene un problema cultural en materia de política exterior: nos cuesta asumir que somos un país mediano.

—¿Y cuál será el futuro para el Mercosur en medio del gobierno de Milei?

—El Mercosur nace a comienzos de los '90, pero creo que hoy ha perdido gravitación porque apareció China. Hace treinta años, Brasil era mucho más importante para la Argentina que lo que es hoy. La entrada de Asia en Sudamérica debilitó el comercio interregional. ¿Cuál es el socio más importante de Brasil?: China. ¿Cuál es el socio más importante de la Argentina?: También es China. Paraguay y Uruguay están pasando lo mismo. 25 años atrás, China tenía poca relevancia en ese sentido. El MERCOSUR necesita un replanteo, avanzar en temas como la infraestructura, la integración y la conectividad, sobre todo esto último porque no tiene ideología. El MERCOSUR necesita una nueva agenda que vaya más allá de lo comercial.

—Las encuestas marcan un descenso en la imagen de Milei, ¿qué lectura hace sobre esto?

—Como todo líder de la derecha radical, Milei hace eje en la cultura de la polarización. Él puede equivocarse para nuestro gusto, pero en su lógica él no se está equivocando. Necesita polarizar, y cuanto más dificultades tenga, más lo va a hacer. Lo dijo muy claro en Parque Lezama: “Yo tengo que gobernar con el 10% del Senado y el 15% de la Cámara de Diputados”. Milei va a gobernar sobre el límite de la institucionalidad. En 1853, cuando se sancionó nuestra Constitución (que después tuvo reformas pero la estructura se mantuvo prácticamente intacta), los constituyentes dijeron: “Tenemos que hacer un hiperpresidencialismo, el Presidente tiene que mandar”. Se venía de 30 años de guerra civil y había que terminar con eso. Entonces hicieron una fórmula muy simple: el Presidente, con solo un 1/3 del Senado, está a salvo de cualquier actitud destituyente, no le pueden iniciar un juicio político y no le pueden voltear ningún veto. Esta fórmula nunca falló desde 1853 durante los gobiernos democráticos. Tampoco pasó que el Presidente vetara dos leyes en tan poco tiempo. Milei, para gobernar, va a tener que vetar cada vez más. Ahora, ¿qué va a pasar si no le aprueban el presupuesto? Lo va a prorrogar y a reasignar partidas. Ayer lo dijo Guillermo Francos, jefe de Gabinete: “No es tan importante si el presupuesto es aprobado o no”. Por otro lado, por ejemplo, en relación con la Corte Suprema de Justicia, a fin de año quedarán tres jueces. ¿Qué hará Milei? Habrá conjueces, mecanismo contemplado en la Constitución. Por eso digo que va a gobernar en el límite. Y después viene el DNU, batalla que comienza esta misma semana. Es un mecanismo que también va a utilizar. Eso le permite al Presidente gobernar por decreto en lugar de por ley. La primera vez que el Congreso vetó un DNU fue ahora con Milei, cuando voltearon el de los fondos de la SIDE. A Milei lo veo con mucha decisión de avanzar y a la oposición con problemas para articularse. Él usufructúa que la oposición esté dividida, y eso le permite gobernar sobre los márgenes de la institucionalidad.

—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de la USBA y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.

Al país le hace falta un equipo que piense en la Argentina del año 2050, que considere el largo plazo. No se trata de hacer un plan estratégico sino de ver hacia dónde van las tendencias, por ejemplo el crecimiento de Asia y de África. Para el 2050 el hombre va a haber llegado a Marte. Hay una serie de cuestiones de largo plazo que la Argentina no está mirando, y creo que eso es lo que debemos hacer. El periodismo puede en esto jugar un papel importante. Por ejemplo, el diario Perfil podría publicar una columna llamada 2050 donde distintas personas den su visión. Pienso que sería interesante.

Por Fermín Pérez Testa, Sebastián Muzi y Alejandro Castriota
Estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación

Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)