Sequía global de bebés por pandemia arriesga crisis de población
Más de un año después del inicio de la pandemia mundial, su daño al crecimiento de la población está empezando a hacerse claramente evidente, y no solo por el preocupante número de muertes.
Más de un año después del inicio de la pandemia mundial, su daño al crecimiento de la población está empezando a hacerse claramente evidente, y no solo por el preocupante número de muertes.
Las grandes economías, desde Italia hasta Singapur, ya afectadas por una disminución demográfica, están experimentando una aceleración de ese fenómeno después de que se combinaran las medidas que limitan el contacto social y la peor crisis de crecimiento en generaciones para evitar o disuadir a las personas de tener bebés.
El cierre de los lugares de trabajo y el aislamiento forzado podrían haber alentado a las parejas a pasar tiempo juntos de manera productiva, sin embargo, el número de recién nacidos ha sido eclipsado por una brusca disminución de la fertilidad emergente en datos nacionales de 2020, los que van desde de la tasa de natalidad más baja desde la Segunda Guerra Mundial en Francia hasta que las autoridades chinas recibieron 15% menos de inscripciones de bebés.
“Cuanto más prolongada y grave sea la recesión, mayor será la caída de las tasas de natalidad y más probable será que una reducción de estas tasas se transforme en un cambio permanente en la planificación familiar”, dijo el economista de HSBC Holdings Plc. James Pomeroy. Si sus pronósticos se concretan, “se reducirán las posibles tasas de crecimiento y hará que los altos niveles de deuda sean menos sostenibles a largo plazo”.
Una disminución gradual de la tasa de natalidad se está haciendo particularmente evidente en Italia, uno de los primeros focos del brote. Los nacimientos en 15 ciudades del país se desplomaron en 22% en diciembre, exactamente nueve meses después del inicio de la pandemia. En otros lugares también están apareciendo efectos comparables: Japón tuvo en 2020 la menor cantidad de recién nacidos de la que se tenga registro, mientras que, por primera vez, la tasa de fertilidad de Taiwán cayó por debajo de un hijo por mujer.
Incluso si las campañas de vacunación logran controlar la propagación del virus, es probable que las consecuencias económicas, como el desempleo, perduren hasta después de que la crisis de salud disminuya, con el correspondiente freno a los nacimientos.
Sin embargo, las cosas podrían no mejorar necesariamente cuando los datos económicos muestren una recuperación, considerando que la fertilidad en las principales economías ha disminuido constantemente durante décadas.
Las medidas de confinamiento han obstaculizado e impedido físicamente que las personas formen relaciones que, a la larga, puedan conducir a un embarazo.
Como evidencia de cómo la pandemia está retrasando la formación familiar, el número de matrimonios en Singapur se redujo en alrededor de 10% en 2020. El Gobierno ha aumentado los pagos en efectivo que ofrece para alentar a los ciudadanos a tener hijos a pesar del coronavirus.
Lo que es más preocupante para algunos países ahora es que una fertilidad más baja será difícil de revertir en línea con otra recuperación económica.
HV
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