Turbulencias orientales

Se agudizan los riesgos de la espiral deflacionaria de China

La retracción de los precios en la segunda economía del mundo genera preocupación en los mercados. Además, se estima un menor crecimiento económico del esperado.

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La deflación que acecha a China desde el año pasado muestra ahora signos de espiral, amenazando con empeorar las perspectivas de la segunda economía del mundo y suscitando llamados a una acción política inmediata.

Los datos publicados el lunes confirmaron que, aparte del costo de los alimentos, el aumento de los precios al consumidor apenas se registró en amplios sectores de la economía, en un momento en el que los ingresos están cayendo.

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Se agudizan los riesgos de deflación en China

Según Bloomberg Economics y analistas de bancos como BNP Paribas SA, una medida más amplia de los precios de toda la economía, conocida como deflactor del producto interno bruto, probablemente prolongará su actual caída de cinco trimestres hasta 2025. Se trataría de la racha de deflación más larga de China desde que se empezó a disponer de datos en 1993.

“Estamos definitivamente en deflación y probablemente atravesando la segunda fase de la deflación”, dijo Robin Xing, economista jefe para China de Morgan Stanley, citando la evidencia de los descensos salariales. “La experiencia de Japón sugiere que cuanto más se prolongue la deflación, más estímulo necesitará China finalmente para romper el desafío de la deuda-deflación”.

El peligro para China es que la deflación se convierta en una bola de nieve que anime a los hogares a recortar el gasto o retrasar las compras porque esperan que los precios sigan bajando. Los ingresos de las empresas se resentirán, ahogando la inversión y provocando nuevos recortes salariales y despidos, llevando a la quiebra a familias y empresas.

Las encuestas privadas muestran que eso ya está empezando a ocurrir. En los sectores de la economía favorecidos por el gobierno, como la fabricación de vehículos eléctricos y las energías renovables, los salarios iniciales descendieron casi un 10% en agosto desde el máximo alcanzado en 2022, según los hallazgos de Caixin Insight Group y Business Big Data Co.

La encuesta que da pistas de la deflación china

Una encuesta realizada a 300 ejecutivos de empresas por la Escuela de Negocios Cheung Kong mostró que el crecimiento de los costos laborales el mes pasado fue el más débil desde abril de 2020, cuando empezaron a remitir los cierres iniciales por el covid en China.

Es un ciclo que el mundo ha visto antes en Japón, a partir de los años 90, durante un periodo que llegó a conocerse como sus “décadas perdidas”, cuando un estancamiento aplastante siguió al estallido de una burbuja en los mercados inmobiliario y financiero.

Aunque las autoridades chinas han tratado de sofocar el debate sobre la deflación, advirtiendo a los analistas que eviten utilizar el término, está empezando a entrar en el diálogo público. El exgobernador del banco central, Yi Gang, declaró la semana pasada que la erradicación de la deflación debe ser una prioridad para los responsables políticos, una rara admisión por parte de una figura prominente en China de que la caída de los precios está amenazando las perspectivas.

Yi abogó por una “política fiscal proactiva y una política monetaria acomodaticia” y dijo que los funcionarios “deberían centrarse en combatir la presión deflacionaria”, en un panel de discusión en la Bund Summit en Shanghái el viernes. El objetivo inmediato de China debería ser convertir su deflactor del PIB en positivo en los próximos trimestres, dijo.

Hasta el momento, los funcionarios no han dado señales de ningún cambio significativo en su panacea de alentar la producción en lugar de abordar la débil demanda con medidas como un mayor gasto gubernamental en servicios públicos y subsidios al consumidor.

En una señal de que las presiones sobre los precios son cada vez más débiles, la inflación subyacente de China —que elimina los elementos volátiles como los alimentos y la energía— se enfrió en agosto hasta el nivel más bajo en más de tres años. Las expectativas de deflación se están extendiendo a los mercados, avivando un repunte de los bonos que ha llevado los rendimientos a mínimos históricos y avivado la preocupación oficial de que los bancos estén demasiado expuestos a los riesgos de las tasas de interés.

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Las débiles presiones sobre los precios son evidentes en el ritmo de crecimiento del PIB nominal de China, que se expandió solo un 4% en el segundo trimestre, muy por debajo de la meta de crecimiento económico real de la nación de alrededor del 5% este año.

En momentos de débil aumento de los precios, la expansión nominal es un indicador más útil porque refleja mejor los cambios en los salarios, las ganancias y los ingresos públicos, escribió este mes Luo Zhiheng, economista jefe de Yuekai Securities Co.

China: el deterioro de las perspectivas tomó por sorpresa al mercado

La velocidad del deterioro de las perspectivas de precios de China ha tomado al mercado por sorpresa. La inflación fue más débil de lo previsto en tres de los últimos cuatro meses, creciendo apenas un 0,6% en agosto, un aumento que se debió en gran medida a un repunte del 2,8% en los precios de los alimentos. El mes pasado, la inflación subyacente aumentó apenas un 0,3% y se mantuvo por debajo del 1% por decimoctavo mes.

Los precios de producción han estado cayendo desde finales de 2022, lo que subraya el lastre de la inflación. Los precios de las materias primas y de venta de los fabricantes se contrajeron por segundo mes consecutivo en agosto, según los datos oficiales, mientras que los de las empresas de servicios y construcción se contrajeron al ritmo más rápido desde abril de 2020.

El dilema es que incluso la expansión monetaria en China podría ser deflacionista al dirigirse principalmente al lado de la oferta de la economía, escribió Michael Pettis, investigador sénior de Carnegie Endowment for International Peace, el mes pasado en un artículo.

Mientras tanto, la mentalidad deflacionista se empieza a arraigar. La confianza de los consumidores está en mínimos históricos, y los hogares se muestran cada vez más dispuestos a ahorrar en lugar de gastar o comprar casas.

Traducido por Paulina Steffens.