Gracias a Milei, los argentinos ya no aman al dólar... por ahora
El programa económico del gobierno libertario, con control de cambios incluido, redujo el apetito de los agentes económicos por la moneda estadounidense. El dilema de la deuda y las reservas.
El presidente Javier Milei logró en el último año algo que muchos consideraban imposible: que los argentinos pasaran de estar enamorados de los dólares a prácticamente despreciarlos... por ahora.
Durante décadas, los compatriotas de Milei prefirieron la divisa estadounidense al peso argentino, debido a una serie de crisis de pagos que mermaron sus ahorros. Tan fuerte era la demanda de dólares por parte de los argentinos que se convirtieron en uno de los principales tenedores de dólares, solo superados por estadounidenses y rusos, según estimaciones de economistas y antiguos funcionarios del banco central.
Un asesor de Trump le pide al gobierno de Milei que levante el cepo: "Háganlo ahora"
Pero las cosas han cambiado desde que Milei asumió el cargo en diciembre de 2023. Su gobierno mantuvo el control de cambios y recortó el gasto, convirtiendo el déficit presupuestario en superávit y eliminando así la necesidad de que el banco central siguiera imprimiendo pesos. Desde entonces, la cantidad de pesos en circulación ha disminuido y la demanda de dólares se ha debilitado. La brecha entre el tipo de cambio oficial del peso y el del mercado paralelo se está reduciendo, situándose esta semana por debajo del 10%, tras haberse ampliado a más del 200% antes de que Milei llegara al poder.
Con el tiempo, la brecha podría reducirse aún más, lo que podría permitir a Milei eliminar las restricciones en torno al tipo de cambio, que impiden a los argentinos comprar dólares en el mercado oficial o enviarlos al extranjero. El peso “dejó de ser excremento”, sostuvo el economista Andrés Borenstein, en referencia a un comentario de Milei, que había calificado así a la moneda local durante la campaña.
Métodos poco ortodoxos
Una mayor convergencia entre los distintos tipos de cambio podría permitir al banco central recuperar algunas reservas. Aumentar esas reservas es considerado un paso clave por los analistas para levantar los controles cambiarios, llamados localmente “cepo”.
Para acercarse a ese objetivo, el gobierno utilizó algunas herramientas poco ortodoxas.
- Milei mantuvo una norma que obliga a los exportadores a vender el 20% de sus dólares en el mercado paralelo.
- En agosto, el banco central empezó a vender reservas de divisas para comprar bonos diariamente con el fin de gestionar el valor del peso paralelo.
- Milei lanzó un programa de blanqueo de capitales que aportó más de US$20.000 millones en efectivo. La oferta adicional de dólares permitió a los inversores, incluidas las empresas, tomar préstamos en dólares, vender los ingresos al banco central a cambio de pesos y utilizarlos para operaciones de carry trade.
- La reelección de Donald Trump en noviembre proporcionó otro motivo de optimismo para Milei. Milei ha destacado en repetidas ocasiones su amistad con el presidente electo de Estados Unidos. Fue el primer líder extranjero en visitar a Trump en Florida tras su victoria, y el republicano lo llamó públicamente “su presidente favorito”. El apoyo de Trump podría ayudar al Gobierno a conseguir nuevos fondos del Fondo Monetario Internacional.
Tan cerca, pero tan lejos
Aun así, la vuelta a un tipo de cambio libre —que el país tuvo de 2016 a 2019— parece lejana. Uno de los problemas es la falta de reservas, que el banco central podría utilizar para defender el peso contra los posibles riesgos de devaluación que podrían venir con una moneda de libre flotación. El banco central de Argentina tiene actualmente un déficit de US$5.800 millones, que aumentará en enero, cuando vencen US$4.800 millones en deuda argentina.
“El banco central no tiene reservas para salir de las restricciones. Eso no ha cambiado”, afirma Fabio Rodríguez, economista y socio gerente de M&R Asociados.
Las altas cantidades de pesos mantenidas en bonos del Tesoro y del banco central se suman al desafío. El fenómeno, también conocido como exceso de pesos o exceso de dinero, fue impulsado por las empresas argentinas, que en los últimos años engulleron estos instrumentos como medio para almacenar valor. El resultado son más de US$100.000 millones en pesos, según la corredora local PPI. Queda por ver si las empresas desharían esas tenencias en un mercado de divisas liberado.
En enero, el banco central tendrá aún menos opciones para defender el peso, ya que sus reservas aumentarán a más de US$8.000 millones. “Se verán obligados a usar dólares de ahorristas si quisieran apoyar el tipo de cambio actual”, indicó Gabriel Caamaño, economista y director de la consultora local Outlier. El banco central contabiliza los depósitos de particulares como parte de sus reservas brutas.
Todo ello indica que los recientes avances en materia cambiaria de Milei podrían ser efímeros. Los recientes cambios en el tipo de cambio oficial del peso están haciendo más atractivo para los argentinos viajar y gastar su dinero en el extranjero, haciendo mella en las entradas de inversores extranjeros. El superávit de cuenta corriente del gobierno volvió a ser negativo, alcanzando el mayor nivel más alto en un año de menos US$888 millones en octubre.
Por ello, los economistas no ven el fin de las restricciones cambiarias hasta las elecciones legislativas de octubre, con las que Milei cuenta para obtener más apoyo en el Congreso. Es poco probable que el gobierno vaya a “arriesgarse a interrumpir este momento económico, que se basa en la caída de la inflación”, afirmó Melina Eidner, economista de PPI.
Traducción editada por Paulina Munita