Sonriente, el Papa Francisco fue dado de alta en Roma: "Aún estoy vivo y no tuve miedo"
Saludó a fieles que lo esperaban en la puerta del Hospital Gemelli y bromeó con los periodistas, confirmando que encabezará mañana las celebraciones del domingo de Ramos.
El Papa Francisco, de 86 años, fue dado de alta este sábado tras pasar tres días internado en Roma por una bronquitis infecciosa. Al salir, de muy buen ánimo, el Pontífice ironizó señalando "aún estoy vivo", y confesó que "no tuvo miedo" durante el trance de salud que debió atravesar. Al salir, Francisco saludó a fieles que lo estaban esperando y estuvo con una pareja que había perdido un hijo en la noche del viernes. Los abrazó y se detuvo a orar con ellos.
Horas antes, en el Hospital Gemelli, había visitado a los chicos internados en el sector de oncología pediátrica. "Es la cosa más linda, uno es cura, es la vocación del cura, del párroco", señaló sobre esa visita, en la que llevó algunos regalos a los pequeños que pasan por tan terrible situación. Incluso también este viernes, bautizó a un recién nacido en el mismo hospital Gemelli.
Con los periodistas en la calle, hasta se permitió una pequeña anécdota: "Una vez, un viejito, más viejo que yo, después de una situación parecida dijo ´padre, yo a la muerte no la vi, pero la vi venir y es fea, eh´", señaló entre risas.
Francisco elogió la labor de médicos y enfermeros que lo atendieron, confirmó que mañana conducirá las celebraciones del Domingo de Ramos en la Plaza San Pedro.
"Después de salir del Hospital Universitario A. Gemelli, esta mañana el papa Francisco se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor. El Papa se detuvo ante el icono de María, Salus Populi Romani, encomendándole en oración a los niños que encontró ayer en el servicio de Oncología Pediátrica y Neurocirugía Infantil del hospital, todos los enfermos y los que padecen enfermedades y pérdidas de algún ser querido", señaló el comunicado del vocero papal, Matteo Bruni.
Francisco fue despedido luego con aplausos por la gente que se había congregado allí con la esperanza de verlo. Como en otras ocasiones y debido a que se desplaza en silla de ruedas por sus dolores en la rodilla, sólo presidirá la ceremonia, que será celebrada por el cardenal argentino Leonardo Sandri.
Antes del ingresar a su residencia en el Vaticano, el papa se detuvo unos minutos a rezar en la iglesia de Santa María Mayor, en el centro de Roma, una tradición personal que cumple antes de cada viaje al exterior. "Feliz Pascua y oren por mí", dijo a la periodista de la televisión italiana que lo esperaba a la entrada del Vaticano.
Poco después la oficina de prensa de la Santa Sede divulgó su agenda de trabajo para este sábado en la que figura una reunión con el cardenal canadiense Marc Ouellet, responsable por 10 años de los obispos de todo el mundo, quien renunció en enero tras haber sido acusado de tocamientos indebidos a una becaria.
El susto de la bronquitis
Francisco recibió tratamiento antibiótico por una bronquitis infecciosa, que produjo "los efectos esperados con una notable mejoría", explicó el vocero del papa. El jefe de la iglesia católica sufre problemas crónicos de salud y se sometió a una cirugía de colon en julio de 2021.
El miércoles, el Vaticano dijo que se encontraba en el hospital romano para someterse a un chequeo programado, pero tuvo que admitir horas más tarde que padecía una "infección respiratoria" que requería tratamiento con antibióticos. Su hospitalización sorprendió a la opinión pública y avivó los rumores sobre su posible renuncia por motivos de salud.
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Su frágil salud ha "dado oxígeno" a quienes buscan presentarlo como una persona débil y esperan que siga el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI, quien renunció en 2013, cuando percibió que sus fuerzas físicas y mentales no bastaban, comentó a la AFP Robert Mickens, director del diario religioso La Croix International.
Francisco siempre ha dejado abierta la posibilidad de emular a su predecesor, Benedicto XVI, fallecido a finales del 2022. Pero sus mensajes sobre esta opción son ambivalentes. En julio de 2022 dijo que podría "hacerse a un lado", pero en febrero afirmó que la renuncia de un papa "no debería convertirse en una moda" y que esa idea "no estaba en su agenda por el momento".
AFP/NA/HB