Siria deja atrás medio siglo del Partido Baaz: una ficción "socialista" con medio millón de muertos
El general Hafez al-Asad llegó el poder en un golpe en 1971, y lo sucedió su hijo, Bashar, en 2000. Pero detrás de las fotos y algunas consignas políticas, incluso parodias electorales, la represión a opositores fue implacable.
El nombre completo es Partido Baaz Arabe Socialista. Y las fotos del derrocado líder sirio Bashar al-Asad, con traje impecable y sonrisa tenue, se pueden ver por cientos, aparece líderes de todo el mundo. Claro que detrás de ese oftalmólogo de modales suaves, educado en Londres, se escondía una realidad que casi todo el planeta conocía, y toleraba: la de un dictador implacable con opositores, al punto que solo desde 2011, cuando las protestas sociales intentaron poner fin a su poder, se calcula que el régimen es responsable de la muerte de medio millón de personas. Y el número de las que abandonaron el país, similar o tal vez mayor.
No solo reprimió a sangre y fuego ese levantamiento de 2011 que era pacífico en el marco de las revoluciones árabes, sino que además durante sus más de dos décadas en el poder la suerte de sus opositores fue letal.
La historia del Partido Baaz
El partido Baaz, que defiende la unidad de los países árabes, fue fundado el 17 de abril de 1947 por dos nacionalistas sirios formados en París, Michel Aflaq, un cristiano ortodoxo, y Salah Bitar, un musulmán sunita.
La formación se fusionó en 1953 con el Partido Socialista Árabe y fue ganando popularidad entre intelectuales, campesinos y minorías religiosas. Se estableció además en otros países árabes, como Irak. Sus dos fundadores no podían imaginar que dos ramas rivales de ese partido, una en Irak y otra en Siria, acabarían estando al frente de dos regímenes autocráticos enemigos.
El 8 de marzo de 1963, el partido Baaz tomó el poder en Siria tras un golpe de Estado militar. Otro golpe de Estado, dirigido el 23 de febrero de 1966 por el general Hafez al Asad, apartó a la dirección del partido, entonces bajo la influencia de Aflaq y Bitar, y provocó la ruptura con la rama de Baaz que gobernaba en Irak.
Un tercer golpe de Estado, el "movimiento correctivo", el 16 de noviembre de 1970, impulsó a Hafez al Asad al frente del Estado. Basta apenas un dato para medir lo implacable de Al Asad: mantuvo en la cárcel durante 23 años al presidente derrocado, Nureddin al Atasi.
Un año después, en 1971, hizo aprobar una nueva Constitución, que establecía que el partido Baaz ("resurrección", en árabe) se convertía en "dirigente del Estado y de la sociedad". La nueva Carta Magna instauraba además el "referéndum presidencial".
Referendos ficticios
Tras ser elegido presidente de la República por uno de esos referéndums en 1971, Hafez al Asad permaneció en el poder hasta su muerte, en junio del año 2000.
Durante tres décadas, el país se fue cerrando sobre sí mismo: se decretó el estado de emergencia, se amordazó a la oposición y a la prensa y se prohibieron las manifestaciones.
En febrero de 1982, el régimen sofocó a sangre y fuero una insurrección de los Hermanos Musulmanes, su archienemigo, en la ciudad de Hama, en el centro del país.
A causa del apagón informativo no se conocen los datos con certeza, pero se calcula que la represión de aquel levantamiento dejó entre 10.000 y 40.000 muertos.
Como no existía oposición alguna, el nombre del "candidato" a la presidencia lo proponía el partido y luego, sometía su elección a referéndum. En cada votación, Hafez primero y su hijo Bashar al Asad después, resultaron "elegidos" con más del 90% de los votos.
Cuando Bashar llegó a la presidencia, en julio del 2000, gracias a una enmienda constitucional porque no tenía la edad requerida para acceder al cargo, sus detractores denunciaron el establecimiento de una "República hereditaria".
Bashar, como su padre, pertenece a los alauitas, una rama del islam minoritaria en Siria, cuya población es mayoritariamente musulmana sunita. Como Túnez, Egipto y Libia, Siria también fue escenario de una revuelta árabe, en marzo de 2011, que cuestionó la hegemonía del partido Baaz.
Bashar al Asad prometió reformas en público, pero lo que hizo fue reprimir la revuelta, masacrando a sus opositores.
En el marco de sus promesas, anunció un referéndum el 26 de febrero de 2012 sobre una nueva Constitución que pusiera fin al predominio del partido Baaz y que instaurase, en teoría, el pluralismo político.
Pero la represión derivo en una guerra civil, dejando un país dividido y más de medio millón de muertos.
Los rebeldes, que entraron el domingo en Damasco gracias a una ofensiva fulgurante, proclaman "el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria", después "de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento". Queda ver si habrá algún grado de libertad y representación ciudadana, o si Siria, simplemente, cambiará de dictadura.
AFP/HB
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