Francia

La reconstrucción de Notre Dame abrió una ventana al pasado

A dos años del incendio en la Catedral de Notre Dame, las minuciosas obras de reconstrucción continúan. Todo lo que rescatan sirve para comprender cómo era, hace siglos, el clima de París, qué maderas tenían los bosques y muchos otros datos curiosos.

La Catedral de Notre Dame de París, Francia, se incendió el 15 de abril de 2019. Foto: AFP

A dos años justos del incendio que consternó al mundo entero, la catedral Notre Dame de París todavía está lejos de dar por concluidas las obras de reconstrucción.
Fue el 15 de abril de 2019, cuando un incendio accidental -aunque todavía en ese momento, este dato era impreciso- envolvió en llamas el tejado de la catedral y luego provocaron un derrumbe.
La catedral, emplazada en la Isla de la Ciudad y rodeada por el río Sena, comenzó a erigirse en 1163, y es casi toda de piedras y mampostería, pero el tejado y su aguja, precisamente, eran de madera. Ambos se desplomaron fundiendo toneladas de plomo que se depositaron en todos los rincones de la catedral.
De milagro no se perdieron las estatuas de cobre de los doce apóstoles y otras cuatro de los evangelistas, que estaban simbolizados por un buey, un león, un águila y un ángel. Se habían iniciado obras de renovación en el techo y las habían retirado días antes. 
El incendio comenzó poco más tarde de las 18 hs, en plena misa
En 24 horas, se recaudaron más de 800 millones de euros para la reconstrucción. Para contribuir con las donaciones, el escalador Alain Robert escaló un rascacielos y muchos se solidarizaron con la pérdida francesa del icono cultural en una de las ciudades más visitadas del mundo.

La consternación mundial fue tal que, en 24 hs, Francia recibió donaciones por 800 millones de euros, destinados a la reconstrucción


Las obras, a cargo de la empresa Jarnias, todavía continúan y en mayo del año pasada se reabrió al público la explanada de acceso, pero la catedral está totalmente cerrada y no abrirá al público hasta –se cree- 2024
Aún así, una periodista de RFI logró ingresar con casco, máscara y equipo especial para describir lo que veía. Lucile Gimberg, de ella se trata, tomó un ascensor que la llevó a 35 metros de altura y le devolvió la magistral vista a 360 grados que ofrecen los techos de París: a un lado, el Panteón; por el otro, la bóveda del Sagrado Corazón
“Estamos en el piso temporal, encima de la nave de la catedral . Se construyó para añadir peso sobre los muros de la nave y para proteger de la lluvia las bóvedas", le explica Guérin Chatenet, encargado de la empresa constructora. 
"Aquí estaba la intersección entre la nave y el crucero. La aguja se elevaba aquí precisamente, por encima de estas bóvedas que se desplomaron", agrega Chatenet señalando el vacío, porque ahora allí sólo hay un agujero por donde suben y bajan vigas, escombros y trozos de metal.
Y como todo podría deplomarse, nadie se apoya en nada y los obreros son como malabaristas en puntas de pie.
Mientras afuera, la pandemia arrasa, adentro no están mejor: “Donde trabajan los ‘alpinistas’ de Notre-Dame, hay muchas emisiones de plomo. Por eso, además de la ropa especial que llevamos todos, ellos deben trabajar con mascarillas de ventilación asistida. Con toda la cara cubierta, y respirando a través de un tubo que filtra el aire”, explica la periodista de RFI.

 

Escombros que son tesoros


Lo único que pueden recuperar son pedazos de piedras cubiertos de ceniza. A veces trozos de cobre y maderas con clavos. Todo eso cayó del tejado y aunque pareciera que no sirve para nada, representan tesoros para arqueólogos, arquitectos, orfebres, ebanistas y reconstructores. Todos andan allí con mapas y tienen que ubicar el lugar exacto de donde rescataron cada cosa para reconstruir un rompecabezas de siglos en el que la Catedral revivió o cambió su cara con innumerables reconstrucciones y refacciones. Cada pedacito que levantan del piso tiene una historia.
"Recuperamos los pequeños trozos de metal, en particular los clavos forjados, los elementos de ensamblaje de la estructura de madera, pequeños pedazos de madera o grandes trozos de carbón que serán analizados científicamente. Hay fragmentos de vidrio también, de mortero y de piedra", detalló la arqueóloga Dorothée Chaoui-Derieux, curadora del Servicio regional de Arqueología de París.
Analizar todos esos fragmentos les permitirá identificar técnicas de construcción, especies de árboles utilizadas en la obra e incluso saber cómo fue el clima de París siglos atrás.

 

¿Sirven las piedras recuperadas del piso?

 

El templo “se deshizo” en miles de piedras que cayeron por todos lados y, pese a que no pueden reutilizarse porque el calor de las llamas y la caída desde 30 metros de altura las alteraron, dan indicaciones de cómo eran los muros, las curvas, los arcos antes de la catástrofe.
Sin embargo, no todo es “inservible”, ya que entre tantos escombros rescataron dos cabezas de ángel casi intactas, con su cabellera dorada.  "Entre todos los hallazgos que hice durante estos dos años, me acuerdo en particular del momento cuando encontré un pedazo del reloj de Notre-Dame, cuando saqué fragmentos de campanas", cuenta Olivier Puaux, uno de los arqueólogos voluntarios que hace meses trabaja en la excavación.
“Salvamos una pequeña parte del patrimonio de la catedral que, espero, volveremos a incorporar al monumento, o quizás lo exhibiremos en un museo. El futuro lo dirá ", espera Puaux.