Efemérides

La historia del Plan Austral: del "verdadero milagro" de la reforma económica a la hiperinflación

El 14 de junio de 1985, el gobierno de Raúl Alfonsín lanzó el cambio de moneda del Peso Argentino al Peso Austral para frenar la suba de precios y reducir el déficit fiscal. Sin embargo, todo desencadenaría en la mayor inflación de la historia argentina.

Juan Sourrouille y Alfonsín Foto: Cedoc

El 14 de junio de 1985 el gobierno de Raúl Alfonsín lanzó el Plan Austral con la intención de detener la fuerte inercia inflacionaria que registraba la economía argentina y reducir el déficit fiscal a través de un cambio de moneda. El Plan de Estabilización fue implementado por el ministro de Economía de ese entonces, Juan Vital Sourrouille, y contó con el aval del Tesoro de los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI)

Tras el regreso a la democracia luego de la dictadura comenzada en 1976, la cual implementó un modelo especulativo que llevó al desmembramiento del entramado industrial, la licuación de los salarios y de las reservas del Banco Central, la toma excesiva de deuda y la fuga de capitales; las demandas populares por la concreción de medidas socioeconómicas fueron en aumento durante el Gobierno de Alfonsín. 

La pérdida de valor de la moneda fue tan importante durante el llamado "Proceso de Reorganización Nacional" que a principios de 1983 se realizó un cambio en el símbolo monetario, reemplazando el Peso Ley por el Peso Argentino. De esta manera se perdieron cuatro ceros, ya que la equivalencia fue de 10.000 pesos ley por cada nuevo peso argentino, según el Decreto PEN N° 22707, firmado por el presidente de facto Reynaldo Bignone y el ministro de economía Jorge Wehbe.

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En sus primeros momentos de gestión luego de su asunción el 10 de diciembre de 1983, el presidente radical se mostró reticente a aplicar las recetas del FMI e intentar afrontar la crisis de deuda que sufría la Argentina. Por aquel entonces, casi todos los países se encontraban atravesando la misma dificultad, por lo que Alfonsín propuso la constitución de un “Club de deudores” para negociar las obligaciones en bloque, aunque el plan se deshizo en el aire. 

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A pesar de las reticencias del comienzo del Gobierno radical, el FMI se mantuvo indemne con sus exigencias y en 1985 Alfonsín tomó la decisión de reemplazar al titular de Economía por el hasta entonces secretario de planificación, Juan Sourrouille. Si bien la falta de un acuerdo en torno a la deuda y la insatisfacción de las demandas salariales habían dificultado la gestión, fue la escasez de divisas lo que aceleró la escalada inflacionaria.

La suba de precios aumentaba, proyectándose cerca del 40 por ciento mensual y con algunas estimaciones anualizadas que la ubicaban en el 2.300% si se continuaba esta tendencia. Con este paradigma, el nuevo equipo del ministro entre quienes se destacaron, Adolfo Canitrot, Mario Brodersohn y Luis Machinea, coincidieron en un diagnóstico: el programa para reducir la inflación debía caracterizarse por un tratamiento de shock.

Por ello, era fundamental poner en marcha un Plan de Estabilización drástico que contemple un cambio de moneda y tenga el aval del Tesoro de los Estados Unidos y del FMI. Ya lo había adelantado Alfonsín en un discurso desde la Casa Rosada transmitido por cadena nacional donde habló, por primera vez, de “economía de guerra”. Antes del anunció oficial aumentó el dólar, las tarifas públicas y la carne. 

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Fue así como el viernes 14 de junio de 1985 se anunció el programa de Reforma Económica, bautizado como “Plan Austral”, que buscó detener la fuerte inercia inflacionaria desincentivando la emisión monetaria y reducir el déficit fiscal, objetivos que cumplió, aunque por un breve lapso de tiempo. De esta forma, a través del Decreto PEN N° 1096, el Peso Austral sustituyó al Peso Argentino

Asimismo, se anunció que el Banco Central dejaba de asistir financieramente al Tesoro y una meta de baja del déficit fiscal al 2,5 por ciento del PBI. Precios, tarifas y salarios quedaron congelados luego de un aumento de casi el 25 por ciento promedio, mientras que el Estado dejó de emitir moneda sin respaldo.

El Plan Austral pudo implementarse gracias al apoyo que Ronald Reagan le brindó al gobierno de Raúl Alfonsín al considerar que un default en Argentina iba a ser un problema para los bancos de Wall Street. De este modo, Washington le otorgó al país unos 3 mil millones de dólares para implementar el programa.

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Los primeros resultados auspiciosos empezaron a verse rápidamente. La inflación cayó del 30,5 por ciento en junio al 3,1 en agosto, al 2 en septiembre y encontró su piso aquel año con un 1,9 por ciento en octubre. En aquel momento, el premio Nobel de Economía, Franco Modigliani, calificó al nuevo plan como “un verdadero milagro”.

Sin embargo, a partir de marzo de 1986, la tasa de inflación comenzó a aumentar paulatinamente, lo mismo que el déficit fiscal. La situación social y política se complicó con los trece paros generales de la CGT, las trabas que el Partido Justicialista (PJ) ponía en el Congreso ante cualquier iniciativa del gobierno y las cuatro sublevaciones del movimiento militar carapintada.

Con una inflación del casi 100 por ciento anual, el Gobierno volvió en febrero de 1987 a congelar los precios, medida que no surtió el más mínimo efecto. Hace dos años, con motivo del 37º aniversario del Plan Austral, uno de sus artífices, José Luis Machinea, recordó: “Me di cuenta de que habíamos subestimado la segunda parte del programa, es decir, cómo manejar la inflación residual después del congelamiento inicial”.

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Durante esa época se duplicó el déficit fiscal mientras los salarios se ajustaban en virtud de negociaciones de los sindicalistas con los empresarios y las tarifas públicas y el tipo de cambio estaban indexados los precios se encontraban "flexibilizados". Recién el 2 de septiembre de 1988, se anunció el llamado Plan Primavera, que fue un intento de controlar la escalada de precios de cara a las elecciones de 1989.

No obstante, nada pudo evitar la hiperinflación que alcanzó un promedio de 3079% anual para 1989 -la más alta en la historia argentina-, registrándose también una devaluación sideral del peso: el tipo de cambio registró un aumento de 4771% anual con respecto al dólar. Esta situación se apoderó del último tramo del gobierno de Alfonsín, que no tuvo más opción que renunciar anticipadamente y dejar su lugar a Carlos Menem, que había ganado las elecciones.

Finalmente, el Plan Austral concluyó el 31 de diciembre de 1991 y el gobierno de Menem puso en marcha el Plan de Convertibilidad, orquestado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, a través del cual el peso volvía a ser la moneda nacional y se establecía el popular “uno a uno” en su comparación con el dólar.

 

Fuente: Radio Perfil.