El telescopio Hubble retrató una fascinante "medusa" de estrellas en el hemisferio Sur
La NASA envió nuevas imágenes del cúmulo denominado NGC 346, una incubadora de miles de millones de estrellas bebés. Descubrieron que es tan sensible y enérgico que se distorsiona cuando “pasa” cerca de la Tierra, un espectáculo que parece copiado del fondo del mar.
A 210.000 años luz de nosotros, una de las ventanas más hermosas del universo que la NASA insiste en fotografiar una y otra vez es la Small Magellanic Cloud (SMC, la Pequeña Nube de Magallanes o NGC 346 para los astrofísicos).
La Pequeña Nube de Magallanes es una de las más dinámicas y detalladas muestras del proceso de formación de estrellas. Es una incubadora de estrellas bebés.
Para los relojes terrestres, sin embargo, es un poco vieja: dicen que quien primero la divisó fue un marinero de Fernando de Magallanes, cuando ambos andaban dando la vuelta al mundo en la primera mitad del siglo XVI.
Sin embargo, en el tiempo del cosmos, la NGC 346 este es un flamante cúmulo de estrellas con una estructura dramática de arcos y filamentos centrales rasgados, todo coronado con una enorme cresta rosa.
Una medusa en el hemisferio Sur
Las estrellas jóvenes y candentes del cúmulo central irradian un torrente de radiación que devora áreas más densas y les da la apariencia de una medusa fantástica de polvo y gas.
El telescopio Hubble acaba de enviar varias fotos nuevas que aumentan aún más el misterio dinámico de esta medusa celestial: el borde de la cresta contiene varios globos pequeños que apuntan hacia el cúmulo central de estrellas, como si fueran pequeñas estelas de agua atrapadas en una corriente marina.
La radiación y la energía que fluyen de estas estrellas jóvenes es tan potente que erosiona “los bordes” de toda esta región formadora de estrellas, que en su conjunto se denominada N66.
Se calcula que dentro de este vivero estelar hay entre 1000 y 4000 millones de estrellas en formación. Suena descomunal. Sin embargo, la Pequeña Nube de Magallanes es cien veces menor que nuestra Vía Láctea.
Con todo, es de los fenómenos astronómicos más bellos, magnéticos y notables desde donde estamos, en la Vía Láctea; a pesar de su lejanía es visible a simple vista y sobre todo desde el hemisferio sur. Bien lo supo Fernando de Magallanes…
La NASA y la ESA no pueden ocultar cuánto les fascina y la estudian casi permanentemente. Hasta 1994 creyeron que orbitaba alrededor de la Vía Láctea, pero terminaron concluyendo que es una galaxia espiralada que se distorsiona cuando pasa cerca de nuestra Vía Láctea.
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