En Argentina, todos los días es el Día de la Milanesa
La celebración fue acuñada hace dos años por un grupo de ciudadanos argentinos quienes, amantes de esta sabrosa minuta, decidieron rendirle homenaje tanto en restaurantes y bodegones como a través de las redes sociales.
La milanesa para los argentinos es, sin duda alguna, uno de los estandartes gastronómicos a nivel nacional y de los pocas preparaciones sobre los cuáles no existe "grieta" alguna.
Ya sea de carne, pollo, pescado o berenjena, a caballo o napolitana, frita o al horno y con papas fritas o puré, su variedad permite que cualquier pueda disfrutarla acorde a gustos y preferencias.
Aun sin ser necesario establecer un día puntual para poder deleitarse con este manjar, así se hizo en el 3 de mayo de 2018. La fecha conmemorativa surge de una campaña de redes sociales llevada a cabo en Facebook por un grupo de argentinos.
Luego de someter la propuesta a votación en diferentes plataformas, miles de internautas decidieron acompañar el ofrecimiento. De ahí en más, usuarios se agrupan para festejar o compartir fotos de sus platos.
Los "orígenes" de la milanesa
La historia de esta minuta se remonta a la Edad Media. Historiadores en gastronomía rastrearon sus orígenes en ciertos registros culinarios a través de los siglos y dieron con lo que podría ser el primero de sus "prototipos" en 1134.
Formaba parte del menú en un municipio italiano llamado Mediolanum, hoy Milán. El plato fue denominado lombolos cum panitio. El término Lumbus, en latín, significa lcarne de lomo mientras que la palabra panitio remite al pan.
Luego, específicamente en el siglo XVI, el maestro cocinero Bartolomeo Scappi descubrió que al rebozar la carne y freírla por un corto período de tiempo, su sabor mejoraba. De esa manera, fue registrado en su libro de cocina Opera dell'Arte di Cucinare (1570).
Por su parte, Austria posee un plato similar que se remonta al Imperio Romano (29 a.C - 476 d. C). Se trata del wiener schnitzel, que se prepara con carne de ternera recubierta de pan rallado, se fríe y acompaña con papas o ensalada.
La milanesa haría su desembarco en Sudamérica a fines del siglo XIX con la ola de inmigrantes italianos, quienes adoptaron para ese entonces la variante siciliana, llamada cotoletta a la messinese, y compuesta por pan rallado, ajo, perejil y huevo y que se fríe.
Finalmente, y sobre la tradicional versión napolitana, no ha podido todavía adjudicarse el invento a la Ciudad de Nápoles ni tampoco a Buenos Aires. Sin embargo, y según la leyenda, habría sido creada en sueño porteños en los años 50.
La idea surgió de un afortunado accidente gastronómico: a un cocinero se le quemó una entrega de milanesas. Para poder disimular el incidente, procedió a cubrirlas con salsa de tomate y queso mozzarella sobrante, como si se tratara de una pizza.
JFG