Violencia laboral: la mayoría de las trabajadoras de casas particulares denuncian sufrirla
Según un estudio el 75,5% de las empleadas de casas particulares no recibe aportes jubilatorios. La precariedad laboral facilita la violencia, que la mayoría declaró haber sufrido alguna vez, de acuerdo con los resultados de una encuesta de la OIT en el AMBA.
La violencia laboral puede tomar diferentes formas: económica, psicológica, física y sexual. Según un informe de Ecofeminita, para el primer trimestre de este año, el 75,5% de las trabajadoras de casas particulares no percibía descuento jubilatorio. “Asociado a esto, un 72,1% no cuenta con vacaciones pagas, un 70,9% no percibe aguinaldos, un 73,7% no percibe el pago en caso de enfermedad, y un 75,3% no cuenta con cobertura de salud mediante obra social”, agrega el estudio.
“El sector de servicio doméstico es uno de los más importantes del mercado laboral. También se trata de la rama más feminizada, una de las que más proporción ocupa dentro de las trabajadoras mujeres y la menos popular entre los varones”, explican. Estos trabajos presentan los niveles más altos de precariedad y los ingresos promedio más bajos, “tanto de bolsillo como por hora trabajada”.
En Argentina la tasa de feminidad de este sector, que está conformado por 810 mil personas, es del 97%.
“Si se considera a la población en general, un 10% vive en una provincia distinta a la que tiene como lugar de nacimiento, y un 2,8% proviene de un país limítrofe”, destaca el documento. También agrega que “de las trabajadoras de servicio doméstico, un 15,2% ha migrado de provincia y un 5,1% proviene de un país limítrofe, es decir que las personas migrantes se encuentran sobrerrepresentadas en dicho sector de la economía”.
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Entre otros datos relevantes el estudio también señala que el 9,5% están sobreocupadas (trabajan más de 45 horas semanales), que el 73% trabaja en un solo lugar, que el 45,3% es el único sostén económico de la familia, y que el 80,5% de quienes trabajan de forma remunerada también están a cargo de ese trabajo en sus hogares de manera no remunerada.
El maltrato laboral no se queda en el bajo grado de regularidad de estos empleos. Según los resultados de una encuesta de ELA, “prácticamente la totalidad de las trabajadoras de casas particulares han padecido distintas experiencias que involucran prácticas y comportamientos que les generaron daños”.
Desde una perspectiva interseccional, “se observó que las trabajadoras migrantes y sin retiro vivieron en mayor medida comportamientos no deseados de naturaleza sexual, especialmente en su juventud, y acusaciones o insinuaciones de robo”. En muchos casos, la violencia no se denuncia por temor a un despido o suspensión.
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De acuerdo con el estudio, los maltratos más frecuentes en materia económica son las demoras en los pagos, recibos de sueldos con montos diferentes a los efectivamente cobrados, o solicitud de tareas que no fueron acordadas. En el plano psicológico se materializan a través de insultos o comentarios agraviantes y despectivos; en lo físico principalmente a través de cachetadas o empujones; y en cuanto al acoso sexual, a través de insinuaciones y hasta el ofrecimiento de dinero a cambio de mantener relaciones sexuales.
“La violencia y el acoso laboral es una problemática que la mayoría de las trabajadoras del sector de casas particulares del AMBA declaran haber vivenciado, incluso con asiduidad”, destaca el Estudio cualitativo sobre la violencia y el acoso en el sector del trabajo doméstico en Argentina elaborado por ELA para la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “Asimismo, registra una amplia variedad de comportamientos y prácticas que con frecuencia atentan contra el derecho al trabajo decente y a un entorno de trabajo libre de violencia y acoso de quienes se desempeñan en el sector”.
La situación no es particular de Argentina, pero el país ocupa un lugar importante en cuanto a la cantidad de mujeres ocupadas en este tipo de empleos. En América Latina y el Caribe, según la Cepal, “el trabajo doméstico supone en promedio entre el 10,5% y 14,3% del empleo de las mujeres en la región, lo que significa que una parte importante de la población activa, especialmente de las mujeres, lo hace en condiciones precarias y sin acceso a la protección social”.
Paraguay, Argentina y Brasil son los países con mayor proporción de mujeres empleadas en servicio doméstico. “Sus ingresos son iguales o inferiores al 50% del promedio de todas las personas ocupadas, a pesar de que en casi todos los países existe un salario mínimo establecido legalmente”, concluyen desde la institución.