Licencia por paternidad: el acceso es desigual y limitado
La ley de contrato de trabajo en Argentina contempla 2 días de licencia por paternidad, frente a los 90 por maternidad. De la región, el país es el que menos plazo otorga en comparación con otros como Paraguay, Ecuador o Uruguay, en donde supera los 10 días. Los roles asignados al género, detrás de todo un sistema que dificulta el acceso a ese derecho.
La legislación argentina otorga dos días de licencia por paternidad. Sin embargo, el cómo se ejerce este derecho está condicionado por cuestiones como el acceso a un empleo formal, la pertenencia a cierto sector de la economía y, en algunos casos, la voluntad de una empresa en particular.
Las conclusiones se desprenden de un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que evalúa la evolución de este tipo de licencias en América Latina. De la región, Argentina es el país con menor cantidad de días de permiso por nacimiento: apenas dos, frente a otras naciones como Paraguay (14), Colombia (14), Uruguay (13), Perú (10) o Ecuador (10).
En la mayoría de los casos, como ocurre en Argentina, los gastos por esos días de licencia corren a cuenta del empleador. Eso explicaría, según la OIT, que la duración sea corta en relación a otros países del mundo en los que esas cargas son asumidas por el Estado.
Por otro lado, solamente tres países (Colombia, Uruguay y Venezuela) incluyen en estas licencias a los trabajadores independientes: en estos ejemplos, “el financiamiento está a cargo de seguridad social o es mixto”. Son precisamente esos tres países los que tienen un periodo de licencia mucho mayor, aunque continúa siendo mucho menor al plazo que se concede por maternidad.
“En Uruguay, antes de 2013 había una licencia de paternidad de tres días a cargo de los empleadores. Una reforma sumó diez días adicionales al periodo reconocido, pero, con el fin de no generar costos adicionales para los empleadores y evitar la discriminación contra los padres, se optó por financiar estos días mediante la seguridad social”, explica el documento.
El 3% de las compañías otorga días adicionales por paternidad
Los avances en el reconocimiento de estos permisos ocurrieron mayormente en la última década. En este periodo algunos países como Bolivia, México, Nicaragua y Panamá “pasaron de no considerar este derecho a establecer licencias cortas de entre tres y cinco días. De igual manera, Costa Rica y Surinam reconocieron mediante una nueva normativa el derecho a la licencia de paternidad algo superior: de ocho días”, mientras que “otros cuatro países —Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay— ya contaban con licencias, y en los últimos años han aprobado reformas para ampliarlas”.
En Argentina todavía es un asunto pendiente. A pesar del debate que ocurrió en el Congreso en 2023 la ley no otorga más que dos días por nacimiento, lo cual excluye también a la paternidad y maternidad por adopción.
El informe señala que solamente ocho países de la región reconocen licencias de paternidad en caso de adopción. “En Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, México, Uruguay y Venezuela la duración de la licencia por adopción es similar a la licencia por nacimiento”. Respecto a las parejas del mismo sexo, solamente México reconoce el derecho a una licencia, aunque “en Argentina, a pesar de no estar explícitamente reconocido por ley, existe jurisprudencia que respalda el derecho a la licencia de paternidad”.
El problema, más allá de la jurisprudencia o de quién asuma el cargo de las licencias, tiene raíces más profundas: está estrechamente relacionado con los roles de género asignados a las mujeres. Para ejemplificarlo la organización menciona el hecho de que los procesos de creación de normativas que habilitan las licencias por paternidad suelen ser largos, pero mucho menos dificultosos si están incluidos en disposiciones relativas a la licencia por maternidad. “En Costa Rica, entre 2001 y 2015 se presentaron cinco iniciativas de ley que trataron de introducir permisos de paternidad de entre tres y quince días. Las tres primeras propuestas se centraban de forma exclusiva en este tipo de permisos, mientras que los proyectos de ley más recientes también incluían disposiciones relativas a las licencias de maternidad. El proyecto que logró mayor avance en la corriente legislativa era de este segundo grupo”. Por eso, concluye el documento, “una hipótesis que surge de este proceso es que para avanzar hacia los permisos de paternidad hay que recurrir a una agenda maternalista”.
En este marco, el rol de las empresas privadas toma un rol preponderante: según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el 3% de las compañías otorga días adicionales por paternidad, aunque en términos generales se trata de grandes capitales que pueden sostener el costo.
Según Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), ocho de cada diez personas creen que las licencias por paternidad deberían ser más largas y nueve de cada diez que la participación activa del padre en los primeros años de vida de los niños es clave para su desarrollo. Sin embargo, precisamente por esos roles asignados al género y por temor a perder el empleo, una gran parte de los hombres decide no ejercer ese derecho. En los países donde existen estadísticas, como Chile, se estima que alrededor del 20% solicita la licencia.
AB