DESIGUALDAD EN LAS CARGAS

Cuando los impuestos aumentan la brecha de género

El acceso desigual a un empleo de calidad y la mayor cantidad de horas que las mujeres dedican a tareas de cuidado también repercuten en el sistema tributario. En Argentina, dos de cada tres personas que pagan un gravamen por bienes personales son hombres. En cambio, en los impuestos indirectos y regresivos, como el IVA, los números se equiparan.

IMPUESTOS. La participación de los hombres es mayor en el pago. Foto: CEDOC

La brecha de género en el acceso a un empleo de calidad o a una propiedad también se refleja en el sistema tributario: las mujeres tienen más participación relativa en el pago de impuestos que no se miden de acuerdo al nivel de ingresos (como el IVA) y que por lo tanto son más regresivos.

Así lo afirma, entre otros, un estudio de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (Acij) titulado “Tributación feminista: los casos de Argentina y México”. En el documento sostienen que si bien por muchos años primó la idea de que la política fiscal es neutral, esta afirmación merece ser discutida.

Las desigualdades de género, el mayor tiempo que las mujeres dedican a las tareas de cuidado en relación a los hombres y la “feminización de la pobreza” tienen su correlato en el pago de impuestos. Son los hombres los que mayor participación tienen en los gravámenes sobre la propiedad o las ganancias. El documento pone un ejemplo concreto: “en 2020 dos de cada tres contribuyentes del impuesto a los bienes personales fueron varones. Esta disparidad en el impuesto que grava los activos de los estratos sociales con mayor riqueza muestra la disparidad de género en el acceso a la titularidad de bienes inmuebles, activos financieros y propiedad de empresas”.

Pero, así como la participación de los hombres es mayor en el pago de impuestos directos que gravan la actividad, la propiedad o las ganancias, las mujeres están en igualdad de condiciones en el pago de impuestos indirectos como el IVA, que no hacen distinción entre quienes más y menos tienen, y por ende terminan perjudicando a los segundos.

Por otro lado, la evasión de impuestos también tiene a los hombres como principales protagonistas. Esto es algo que se explica por el hecho de que son las grandes empresas las que tienen a mano más mecanismos para evadir impuestos que las pequeñas. Teniendo en cuenta que las mujeres “están sobrerrepresentadas en los estratos de ingresos más bajos y en las Pymes” y que ante la disminución de la capacidad de recaudar impuestos el Estado “compensa gravando a contribuyentes cumplidores y expendiendo la tributación directa”, las brechas desde las que parten esos impuestos se siguen agrandando por la misma vía.

A menor recaudación –o mayor evasión– también es menor la cantidad de dinero disponible para que el Estado invierta en servicios como salud y educación. En este sentido, “el desequilibrio en la carga de trabajo no remunerado, que recae principalmente en las mujeres, es un tema central en estas discusiones”, destacaron desde Acij. “Este factor obstaculiza la participación de las mujeres en el mercado laboral remunerado y limita su autonomía económica” y, por lo tanto, son las mujeres las más afectadas por los recortes presupuestarios en programas y servicios clave, aunque no estén vinculados con cuestiones específicas de género. En este sentido, “las políticas de austeridad y los recortes presupuestarios en estos sectores reflejan una falta de reconocimiento de la importancia del trabajo no remunerado y del cuidado en la sostenibilidad de la economía en su conjunto”.

Un análisis de la Fundación Ses señala que claramente “la desigualdad económica y social de género tiene una dimensión impositiva”. El informe titulado “Una mirada de la tributación con enfoque de género: el caso argentino” refuerza la idea de un debate que debe darse: “Cuando  se habla  de  las  desigualdades  económicas  de  género  y  el  rol  del  Estado,  el  análisis suele estar enfocado en las transferencias y gastos, mientras que se omite el financiamiento  y  la  incidencia  impositiva”. 

La brecha de género en los tributos no escapa a la situación general de las mujeres y los lugares que ocupan en la economía. “La economía feminista ha venido mostrando desde hace tiempo que la dinámica económica y las políticas económicas no son neutrales en términos de género”, explican las autoras del estudio “Tributación y justicia de género: perspectivas desde el caso argentino” elaborado por el Conicet.

Dentro del grupo de las mujeres, las cargas tampoco se reparten por igual. “Adicionalmente, para todos los niveles y fuentes de ingreso, la situación más desventajosa es la de la mujer que conforma un hogar monomarental con hijos o hijas a cargo. Estos hogares son los que enfrentan la mayor carga tributaria relativa”, sintetizaron.