La vitivinicultura de Argentina, junto a sus vinos de altísima calidad, están muy bien consideradas en el mundo, aunque hay cuestiones impositivas y un tipo de cambio que hay que rever. También se menciona el deterioro que reporta la actividad, especialmente por la falta de inversión y financiamiento para estimular y sostener la productividad de los viñedos, lo cual requiere pensar y promover un plan integral para apostar al futuro de la actividad.
Sobre estas cuestiones, el programa “Aire de Campo”, que se emite por Radio Perfil, conversó con el reconocido enólogo de Bodegas Catena Zapata, Alejandro Vigil, de 51 años, quien admitió que aquellos que compran un vino para degustarlo solos, con amigos o en familia “es una inversión a la felicidad”.
Consideró que “hay que ser muy serios y trabajar fuerte para que la ley de Vinos modifique los artículos necesarios para poder sacar vinos con bajo alcohol, o también sin alcohol, pero utilizando uvas”. También mencionó la necesidad de impulsar la oferta de vino argentino, sabiendo que “tenemos las posibilidades de hacer vinos de altísima calidad, sabiendo que nos podemos diferenciar de otros, simplemente por la calidad”, dijo.
Vigil consideró que además de la situación productiva también hay cuestiones macroeconómicas que se deben solucionar: “Hay temas en lo productivo y en lo coyuntural que hay que mejorar: es muy importante también el tema impositivo y cuestiones como la competitividad cambiaria. Es fundamental entender que durante muchos años hemos pagado inflación en dólares para muchos insumos y allí tenemos un problema”.
En lo tributario, explicó que “cada 100 dólares de vino que se exporta, 50 van al Estado, y por ello es muy potente el socio que tiene el sector privado. En muchos lugares es así, yo viví en España, y la diferencia es la posibilidad que se tiene de acceder a créditos, ya que el Estado en España es super potente”.
Problema de productividad en viñedo
“Todas las zonas vitivinícolas que han aparecido en los últimos años son producciones de altísima calidad y la problemática a afrontar es trabajar sobre la rentabilidad en los viñedos de las zonas tradicionales de Mendoza, donde las posibilidades son muy buenas pero para vino de mesa. Sabemos que la mayor dificultad que tenemos hoy es la productividad, un tema que tenemos que abordar y trabajar fuertemente”.
Vigil señaló que las carencias que se reportan en materia de productividad “se fue dando en los últimos años por la falta de inversión y financiación para el desarrollo de viñedos: hoy tenemos que buscarle la vuelta y ahí está el punto fundamental a atacar. A la falta de productividad, se le suma el efecto de varios años de sequía”, manifestó.
“Hemos tenido la posibilidad de tener grandes calidades en toda la gama de vinos, lo que es una ventaja, aunque hoy perdemos competitividad en la gama más baja del vino de mesa. Por ello, hay que trabajar en beneficiar la productividad y en la creación de condiciones competitivas para el mercado de estos vinos”, comentó.
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Apuesta a la tecnología y al vino sin alcohol
Vigil apuesta a las bondades que podría traerle al país la elaboración de ‘vino sin alcohol’. Allí planteó que este universo del consumidor es “una oportunidad para el que no toma vino y no está interesado en ese tipo de cosas, quizás por temas religiosos o de salud. Hay miles situaciones donde se da para el consumidor donde la producción vitivinícola tiene que estar presente como actividad. Sino nos perdemos una parte interesante de un segmento y de público”, espetó.
“Hay que adentrarse como actividad en la innovación y en los trabajos serios que se están haciendo en el mundo. Allí tenemos en el país la capacidad para hacerlo. Es una tontera perder ese sitio. También hay una parte de la viticultura que se está perdiendo, que es sobre todo el vino de mesa, y si podemos sumar algo para mejorar las condiciones y su situación, estoy dispuesto a hacerlo. Siempre y cuando utilicemos uva fresca, vamos para adelante”, explicó Vigil al mencionar los caminos en los que debería adentrarse la actividad en la búsqueda de nuevos consumidores.
Gi
