Las prefecturas de Argentina y Uruguay buscan desde el jueves al empresario argentino Eugenio Schneider, de 81 años, quien desapareció de su casa en la localidad uruguaya de Casablanca, en el departamento de Paysandú. "Me voy al río", dijo y nunca volvió. Fue alumno de Jorge Luis Borges, "amigo de presidentes e hijo de un padre nazi".
Hasta el momento, la única pista cierta es que el hombre, propietario del frigorífico Fricasa, ingresó al río Uruguay el jueves por la tarde desde la bajada que tiene su casa y allí se encontraron las ropas que llevaba puesta, según explicaron fuentes de las investigación en la causa a la agencia Télam.
Además de la Prefectura de Paysandú, también trabajan en la búsqueda de Schneider la Prefectura Naval Argentina de Colón y de Concepción del Uruguay, mientras que también podrían sumarse un grupo de embarcaciones del Ejército Argentino que realiza maniobras de entrenamiento en la zona del arroyo Urquiza. La causa por la desaparición está a cargo de la fiscal letrada de Segundo Turno de Paysandú, Estela Long.
Sin embargo, pese a la intensa búsqueda e investigación, todavía no se pudo determinar qué ocurrió con el hombre.
Las fuentes de la investigación dijeron a Télam que tanto la Prefectura de Paysandú como las autoridades judiciales y las fuerzas de seguridad argentina están en contacto permanente con la familia de Schneider.
La desaparición del hombre fue reportada por sus familiares el mismo jueves alrededor de las 18. "Me voy al río", dijo a sus allegados. Se refería al río Uruguay, que corre frente al pueblo Casa Blanca, ubicado a unos 17 kilómetros de Paysandú.
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Schneider, de 81 años y de nacionalidad argentino-alemana, "es un hombre con múltiples facetas: empresario exitoso, escritor, alumno de Jorge Luis Borges en la UBA, amigo de presidentes, dueño de un profusa cultura e ingenio, nadador incansable e hijo de un padre nazi", lo describe el diario El País de Montevideo.
Es dueño del frigorífico Fricasa, que compró cuando estaba fundido en el año 2000. Schneider, lo transformó en un negocio que exporta a decenas de países
"Él ya no nadaba. Tuvo Covid-19 y hacía poco que se había recuperado totalmente. Esta incertidumbre nos deja muy mal a todos. Es muy querido por acá", contó a El País un empleado del frigorífico.
ED