ACTUALIDAD
Jerarca nazi

Las últimas horas de Adolf Eichmann, el arquitecto del Holocausto que vivió en Argentina y terminó en la horca

Fue uno de los criminales de guerra más encumbrados en la jerarquía del nazismo. El 31 de mayo de 1962 un verdugo terminó con su vida en Israel.

Adolf Eichmann
Adolf Eichmann | Cedoc Perfil

Adolf Eichmann fue uno de los criminales de guerra más encumbrados en la jerarquía del nazismo, considerado uno de los principales responsables del traslado de miles de personas a los campos de concentración. Nacido en Solingen, Alemania, el 19 de marzo de 1906, Eichmann ingresó en 1932 al Partido Nazi.

Al poco tiempo, se convirtió en un miembro destacado de las SS, la escuadra de protección de Adolf Hitler que comandaba Henrich Himmler. Al capitular la Alemania nazi, luego de ser derrotada en la segunda guerra mundial, Eichmann fue detenido por tropas estadounidenses, pero logró escaparse en 1946. En julio de 1950 llegó a la Argentina bajo el nombre de Ricardo Klement, mediante un salvoconducto emitido por la Cruz Roja en Italia, bajo el visto bueno de la Iglesia católica.

Inicialmente vivió en la provincia de Tucumán, pero luego se estableció en una modesta casa de la calle Garibaldi del municipio bonaerense de San Fernando. Allí se instaló junto con su esposa y los cuatro hijos de ambos. Al poco tiempo, empezó a trabajar como gerente en una de las plantas de la automotriz alemana Mercedes Benz.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En mayo de 1960, un grupo comando israelií lo capturó en su casa y Eichmann fue trasladado a Israel para ser enjuiciado por sus crímenes. Se trató de la primera vez que un jerarca nazi fue juzgado en ese país.

Las confesiones de Adolf Eichmann a un periodista en Buenos Aires salen a la luz 65 años después

El 11 de abril de 1961 comenzó el proceso judicial en Jerusalén. Eichmann lo presenció dentro de un cubículo transparente blindado, ubicado en un rincón de la sala de audiencias. Con una gran frialdad, escuchó los 15 cargos en su contra y los terribles testimonios de los sobrevivientes que lo terminaron condenando a morir en la horca.

El juicio a Eichmann fue en el salón Bet Ha’am de Jerusalén. La policía israelí creó una unidad especial, la “Oficina 06″, para preparar el cuerpo probatorio. En Europa hubo pedidos para que Eichmann fuese juzgado por un tribunal internacional y no por Israel, con el argumento de que era un estado que no existía cuando se habían cometido los crímenes.

Adolf Eichmann
Adolf Eichmann

Como no estaba en condiciones de impugnar los hechos por los que se acusaba a Eichman, su abogado Robert Servatius fue por la estrategia de reducir su responsabilidad y definió a su cliente como a “un pequeño engranaje del aparato estatal", sin una autoridad clara.

El 13 de diciembre de 1961, los jueces Moshé Landau, Benjamín Halevy y Yitzhak Raveh declararon culpable a Eichmann de casi todos los cargos en su contra. Dos días después lo condenaron a muerte. La defensa apeló a la Corte Suprema que, el 29 de mayo de 1962, confirmó el veredicto. 

Las últimas horas de Adolf Eichmann

Dos días antes de ser ejecutado, Eichmann envió una carta al entonces presidente de Israel, Yitzhak Ben-Tzvi. Tras haber sido declarado culpable de 15 cargos, incluyendo crímenes contra el pueblo judío, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, rogó por su vida.

El pedido no fue satisfecho y en su última noche el condenado pidió una botella de vino que se fue bebiendo de a poco. Le ofrecieron la asistencia de un ministro protestante y no aceptó.

En la noche del 31 de mayo de 1962, a Eichmann lo esperaba la horca. El ministro protestante llegó hasta la puerta de la celda y le ofreció leer un tramos de la Biblia, pero Eichmann no aceptó.

Sincronización ideológica, propaganda y cuadros de Hitler: las escuelas argentinas que buscaban mejorar la imagen del régimen nazi

Según los testigos, camino a su final se cruzó con Rafi Eitan, uno de sus captores. Eichmann lo increpó: “Llegará la hora de que me sigas, judío”. Eitan le contestó: “Pero no es hoy, Adolf… No es hoy”.

Ya en la horca, el verdugo Shalom Nagar le ofreció una capucha. No la quiso. Dijo unas últimas palabras: “Dentro de muy poco, caballeros, volveremos a encontrarnos. Tal es el destino de todos los hombres. ¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria! Estos son los países con los que más me identifico y nunca los olvidaré. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo”.

El verdugo le ató los pies a la altura de los tobillos y le ajustó la soga al cuello. A las 11.45 de la noche movió la palanca que abrió la trampa bajo los pies del condenado.

A Eichmann lo creamaron y el horno fue eliminado. Las cenizas fueron arrojadas al mar, fuera de las aguas territoriales de Israel.

Fuente: Radio Perfil

LT