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Furia en el playón

La noche del represor Luciano Benjamín Menéndez y el cuchillo: una foto que hizo historia y la bandera comunista guardada durante 40 años

El 21 de agosto de 1984, el genocida Luciano Benjamín Menéndez intentó atacar a un grupo de militantes que habían ido a repudiar su presencia a un canal de televisión.

Menéndez y el cuchillo
Menéndez y el cuchillo | Cedoc Perfil

Era el 21 de agosto de 1984, a la noche, y Juan Pogonza, santiagueño, entonces de 29 años, andaba por Constitución, tal vez en busca de comprar algo para comer antes de volver a la pensión de San Telmo donde vivía. Mientras tanto, a esa hora, el genocida Luciano Benjamín Menéndez llegaba a Canal 13 para una entrevista. Un rato después los dos iban a quedar cara a cara, en una situación que pudo haber pasado de largo, o mantenerse en la memoria de un puñado de personas, pero "existió" y perduró porque hubo un fotógrafo en el lugar exacto, en el momento justo, atento a la acción, y con una cámara con un rollo que se estaba por acabar, pero que todavía tenía pelicula para tres tomas.

Fue suficiente con una. La composición de la imagen es perfecta: un hombre con sobretodo, de perfil, en posición de iniciar una carrera; otras dos personas lo agarran, lo quieren frenar. El detalle es que en la mano derecha empuña un cuchillo. Eso revela que es una escena de ataque. Desnuda, también, la esencia del personaje.

La foto de Enrique Rosito, que trabajaba para la agencia DYN, es una de las obras memorable del fotoperiodismo argentino. Ahí está el represor ávido de calamidades, con todas las que ya había acumulado. El contexto completa el panorama: la Argentina llevaba apenas 7 meses de una democracia acosada por los fantasmas recientes.

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El hombre del puñal había sido el comandante del III Cuerpo del Ejército entre 1975 y 1979; un genocida que después acumuló 13 condenas a perpetua por delitos de lesa humanidad, un récord. ¿A quién corría en el playón del canal con su arma? ¿Qué fue lo que lo sacó de quicio?

Primero, qué hacía ahí. Conducido por Bernardo Neustadt y Mariano Grondona, Tiempo Nuevo era el programa de periodismo político más fuerte e la época, Menéndez había ido a dar una entrevista. Al enterarse, un grupo de militantes de derechos humanos fueron hasta el canal de Constitución con la idea de repudiarlo.

Juan Pogonza y la bandera
Juan Pogonza y la bandera que cobnservío duranta 40 años 

Juan Pogonza, que recibe en su casa a PERFIL, estuvo ahí esa noche y fue uno de los destinatarios directos del intento de agresión del represor. Sin estar enterado de lo que ocurría en ese lugar, esa noche caminaba hacia la pensión de San Telmo donde vivía cuando vio algo que le llamó la atención: un hombre parado en el playón da la calle Lima, con una bandera del Partido Comunista. La misma que Juan guardó durante estos 40 años, como testimonio material de aquel episodio.

El hombre al que vio era Rodolfo Suárez, un militante del PC. Juan también lo era entonces y se pusieron a conversar. "De pronto apareció también una pareja con la bandera del PI (el Partido Intransigente). Éramos cuatro. De repente se empezó a mover la cosa. Ahí lo vimos a Menéndez y empezamos a gritarle 'asesino', 'asesino', bien fuerte".

La situación se desbandó. "Apareció la policía. Y empezó a aparecer gente, también, que para mí vino del otro lado del canal. En medio del alborto, a Suárez lo agarraron, y tiró la bandera. Entonces yo me tiré al suelo en medio de toda la gente, la agarré y salí corriendo", recuerda Pogonza.

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"Yo creo que la reacción de Menéndez fue por la bandera, pero también le gritamos mucho", dice Pogonza, que en ese momento no vio que el represor tenía un cuchillo. Una de las palabras que escuchó Menéndez fue "cobarde". Quizá fue eso, también, lo que lo alteró.

"Me tomé dos o tres colectivos para despistar no sé a quien y me terminé yendo a La Paz, donde me quedé sin saber qué hacer", cuenta Pogonza.  El bar de Corrientes y Montevideo (que cerró en 2021) no era un lugar cualquiera, sino un centro de reunión y largas discusiones de intelectuales, bohemios y militantes políticos. Por eso a Pogonza no le llamó la atención que más tarde apareciera la pareja del PI que había estado en el canal. 

Un cuchillo de paracaidista

"Como sabíamos que había detenciones, yo pensé en hablar con la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, porque queríamos denunciar. La cuestión es que esperamos, y cuando salimos del bar, ya había diarios con la foto", recuerda. Finalmente contaron la experiencia en "Sin Anestesia", el programa que en aquella épocas de la recuperación democrática conducía Eduardo Aliverti

Juan Pogonza y la foto
Juan Pogonza con la foto de Menéndez y el cuchillo

Se supo que el arma que había empuñado Menéndez, después de bajarse de un Ford Falcon y mientras su hijo y otro custodio lo "atajaban", era un cuchillo de paracaidista de 22 centímetros de largo. Rodolfo Suárez hizo la denuncia judicial. La foto fue un elemento clave. Cuando fue a declarar, a Pogonza le mostraron un cuchillo para que lo identificara. Pero como no lo había visto "in situ" no estaba seguro de que fuera.

En 1975, Pogonza había sido secuestrado junto a sus tres hermanos, cuando la familia vivía en Tucumán. Un policía les habilitó un teléfono y llegaron hasta un senador de la provincia, que gestionó la liberación. Hoy trabaja como restaurador de muebles antiguos, una tarea que ya hacía cuando ocurrió el episodio de Menéndez. Ya había vivido en Suecia, después vivió en Chile, en Alemania  y en Nueva York, donde, en otra coincidencia de su vida, estaba cuando ocurrió el atentado a las Torres Gemelas. Aquel día sacó unas fotos desde un edificio donde vivía.

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Aquella noche del 21 de agosto de 1984 rescató del suelo la bandera roja con el símbolo del comunismo y la Unión Soviética, la potencia que controlaba a un buena parte del mundo. Pogonza la fue llevando a todos sus destinos y la conservó a lo largo de estos 40 años. Es una bandera grande, de tela pesada, que se conserva como entonces: el rojo bien vivo y la hoz y el martillo que mantienen firme el dorado. 

El fotógrafo Enrique Rosito ganó el premio Rey de España por su obra. Contó en su momento que aquella noche pensó en sacar el rollo y poner otro para seguir registrando la batahola, pero tuvo un momento de frialdad y prefirió asegurarse. Pasada la medianoche, en la redacción de DYN, reveló el tesoro periodístico que sospechaba que tenía.

El incidente de Menéndez con el cuchillo fue un martes. Al martes siguiente se conoció la noticia de que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas argentinas había ordenado la prisión preventiva del general por violaciones a los derechos humanos. Menéndez se había presentado ante el alto tribunal militar para asumir por escrito "toda la responsabilidad" de lo ocurrido en su jurisdicción durante el Terrorismo de Estado. Argumentó que "el comandante debe correr la misma suerte que sus subordinados". Los diarios informaron al día siguiente que el presidente del Consejo Supremo, brigadier Luis María Fages, había confirmado la detención después de que los miembros del tribunal lo interrogaran durante cuatro horas, en las que respondió 116 preguntas.

Para Cora Gamarnik, investigadora de la historia del fotoperiodismo, la foto logró modificar la situación del represor detenido apenas una semana después: "Dejó al desnudo a un militar probadamente asesino, que estaba en libertad en aquel momento y  era capaz de empuñar un cuchillo en plena calle contra civiles. También logró que la acción de un puñado de jóvenes militantes de izquierda y de Madres de Plaza de Mayo obtuviera una trascendencia mundial".

"Esa escena resumía la violencia, la omnipotencia y la impunidad de los hombres que habían detentado el poder en Argentina durante los años del terrorismo de Estado. Para poder ejercer ese poder la dictadura implementó una rigurosa política de desinformación, censura y ocultamiento de sus crímenes. No se conocían imágenes de lo que sucedía dentro de los centros clandestinos de detención. Sólo se habían podido ver las fotografías que la propia dictadura autorizaba sobre sí misma. Ver en 1984 a Menéndez blandiendo un cuchillo en plena calle frente a unos manifestantes significó entonces una revelación. Si esto hacía a la vista pública, ¿que habría sido capaz de hacer  este represor en los oscuros subsuelos de los campos clandestinos?", explica la especialista.

Quién fue Luciano Benjamín Menéndez

Luciano Benjamín Menéndez estuvo al frente del III Cuerpo del Ejército entre 1975 y 1979. Tuvo un récord: fue el militar argentino con más condenas a prisión perpetua en la historia argentina, por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad. Sumó 13.

Por su rol en el III Cuerpo fue la máxima autoridad en Córdoba. En esa provincia controlaba el destacamento de Inteligencia 141 General Iribarren, del que dependía el centro clandestino de detención La Perla, donde estuvieron detenidas unas 2.500 personas. Menéndez también estuvo a cargo de la represión en Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán.

Luciano Benjamín Menendez
Luciano Benjamín Menéndez, enjuiciado

Lo llamaban "Cachorro". También "El Chacal" y "La Hiena", por su crueldad. Fue hallado culpable por 282 desapariciones, 52 homicidios, 260 secuestros y 656 casos de torturas

Fue indultado por el presidente Carlos Menem en 1990. Hasta que en 2005 la Justicia declaró inconstitucionales los indultos y fue procesado por delitos de lesa humanidad. Murió el 27 de febero 2018  en el Hospital Militar de  Córdoba, donde estaba lo habían internado 20 días antes por una afección hepática. El genocida tenía 90 años.

 

LT