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La Iglesia rescata al padre Mugica del uso K

El papa Francisco recibió el libro “Padre Mugica” de manos de monseñor Santiago Olivera, obispo castrense y miembro del Dicasterio de las Causas de los Santos.

El papa Francisco
El papa Francisco recibió el libro sobre la vida de Padre Mujica | cedoc

El padre Carlos Mugica sigue provocando polémicas en la Iglesia, tanto en el clero como en la feligresía, mientras, en un giro sorprendente, los obispos parecen alinearse detrás de una interpretación que conmemora al cura, aunque con “sus luces y sus sombras” y por encima de las grietas y los alineamientos políticos e ideológicos.

La buena nueva fue bajada por nuevo arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, en la misa del Jueves Santo al clero, donde criticó que la figura de Mugica hubiera sido “secuestrada por los apasionamientos políticos y partidarios” e instó a sacerdotes y religiosos a evitar que siguiera siendo “usada o cosificada”.

De la elite a la villa: vida, pasión y muerte del padre Mugica

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Se refería al uso político que el kirchnerismo hizo durante tanto tiempo del padre Mugica, un personaje de una riqueza tal que trasciende los límites siempre estrechos del uso político.

García Cuerva está muy ligado al Papa Francisco, quien casualmente recibió un ejemplar de mi último libro, Padre Mugica, de manos del obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, durante una audiencia el sábado pasado.

“Agradeció mucho”, me dijo Olivera, quien también es miembro del Dicasterio de las Causas de los Santos, es decir el organismo pontificio donde se analizan si una persona hizo méritos suficientes para llegar a los altares.

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La idea de llevarle un ejemplar al Papa surgió del propio Olivera en un almuerzo en la casa de la abogada jujeña y ex diputada y ex convencional constituyente Cristina Guzmán en el que participaron otros obispos, funcionarios y diplomáticos.

“Estoy seguro de que a Francisco el tema le va a interesar y mucho”, señaló Olivera luego de aquella comida.

En especial, por la relación —que fue cambiando— del cura con tantos jóvenes católicos que luego formaron parte de Montoneros, entre ellos Mario Firmenich, y por su forma de ejercer el sacerdocio, que traspasó ciertos límites formales, como el vínculo con su amiga Lucía Cullen, aunque siempre defendió el celibato sacerdotal.

“La mala educación de la utopía católica” en los 60 y 70 es un tema que preocupa a Francisco, tal como expresó durante un encuentro con cardenales de América Latina en 2014, porque derivó en el pasaje de muchos jóvenes de la Acción Católica a la lucha armada.

Si bien Mugica fue uno de los curas progresistas que al principio alentó o, al menos, justificó a las guerrillas, en sus últimos años de vida se enfrentó fuertemente a la cúpula de Montoneros, en especial con sus ex discípulos de la Acción Católica, donde había sido asesor espiritual, porque no estaba de acuerdo en la continuidad de la lucha armada.

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Es que Montoneros siguió combatiendo contra la democracia para impulsar una revolución comunista o socialista después del levantamiento de la proscripción del peronismo y a pesar de que las elecciones del 11 de marzo de 1973 y luego de las del 23 de septiembre de aquel año fueron ganadas por esa fuerza política, a la que pertenecía.

Más allá de esos dos temas, en la Iglesia se elogia a Mugica por su auténtica vocación sacerdotal y su trabajo decidido en favor de los más pobres, materializado en su acción pastoral en la villa miseria de Retiro. Por eso se lo considera el primer cura villero y es una figura emblemática de los sacerdotes dedicados a esa pastoral.

Además, Mugica fue cruelmente asesinado hace 50 años, el 11 de mayo de 1974, durante la tercera presidencia del general Juan Domingo Perón, a la salida de la iglesia donde había dado misa.

Por ese motivo, un grupo de sacerdotes sostiene que Mugica fue un mártir y debería ser considerado beato, que es el paso previo a la santidad, pero otros afirman que eso no corresponde porque fue asesinado por cuestiones políticas y no por la defensa de la fe católica, que es lo que caracteriza al martirio.

“Francisco lo respeta mucho, pero dice que hasta ahora no se escribió un libro completo sobre el padre Mugica, con sus luces y sus sombras”, me confió hace ya un tiempo la colega Alicia Barrios, muy cercana al Papa.

Veremos cómo le cae este libro.