Permanente negociador de un Gobierno "que no negocia", el jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, debió ser internado en la clínica Sagrada Familia, del barrio de Belgrano, luego de sufrir una lipotimia derivada de un cuadro gastrointestinal.
El funcionario, de 74 años, quedó "en observación" y se indicó que permanecerá en ese centro asistencial al menos hasta mañana, mientras le realizan los estudios de rigor.
La agenda de gestión de Francos suma diariamente importantes cuotas de estrés, porque su perfil dialoguista lo pone frente a declaraciones, y acciones, del oficialismo que provocan cortocircuitos en múltiples planos. Y allí es donde Francos asume un rol "balsámico", generalmente permitiendo que quede algún margen de negociación, sobre todo con los sectores dialoguistas, muchas veces ofendidos o agraviados por el propio Gobierno que integra.
El breve parte sobre su salud que se conoció de su estado indica que "se encuentra estable", y se espera conocer más detalles del tema, aunque sus allegados señalan que "está bien y solo es necesario que le hagan estudios de rigor". El Gobierno tiene desde mañana una tensa semana por delante, ya que se avecinan debates legislativos que, sin cautas negociaciones, pueden derivar en más derrotas para el la gestión libertaria que encabeza el presidente Javier Milei, sobre todo porque en Diputados hay quienes impulsan cargar contra el veto de la reforma previsional.
Francos estuvo esta semana en el Congreso, brindando el informe de gestión al que obliga su cargo, y fueron largas horas de exposición contestando miles de preguntas que habían hecho oportunamente los legisladores, sobre los temas más variados. Con su habitual tono mesurado y componedor, aún los más duros opositores al Gobierno reconocen el valor de la tarea que cumple el jefe de Gabinete, y luego de esa tensa jornada, en la que debió afrontar severos cuestionamientos de opositores, el final incluyó una cuota extra de nerviosismo, porque Francos debió interrumpir la exposición por los graves incidentes que se producían en la inmediaciones del Parlamento, donde la policía reprimió duramente la protesta que encabezaba jubilados y militantes de izquierda.
Precisamente el veto a la reforma en jubilaciones que votó la oposición, el complejo tema del DNU del Gobierno que restringe el acceso a información pública y los millonarios "fondos reservados" para la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), fueron algunos de los reclamos más candentes que Francos debió escuchar, y para resumir su marco de acción vale apenas un detalle: sobre el tema de dificultar el acceso a la información pública, admitió que "el tema se estudiaría y podría eventualmente ser modificado". Poco después desde el entorno del asesor Santiago Caputo, en redes replicaban que ese DNU no solo no se modificaría, sino que se agregaba que "quien quiera modificarlo que gane las elecciones...", en feroz desautorización al veterano funcionario.
HB
