En un episodio que sacude tanto al Ministerio de Defensa como a las altas esferas castrenses, el general Fabián Berredo, segundo en jerarquía dentro de las Fuerzas Armadas, presentó una denuncia ante la Justicia penal contra el general Carlos Carugno, subjefe del Ejército. Berredo acusó a Carugno de amenazarlo con un castigo personal, algo que parece traspasar los límites de lo institucional.
Según relató al aire de Radio Mitre, Carugno habría sugerido que si Berredo no solicitaba su retiro antes del 10 de julio, su esposa, Claudia Barros, coronel médica en el Hospital Militar, perdería su pase para seguir trabajando allí.
"Lamentablemente esto (la amenaza) fue posterior a la noticia de que no se trataría mi ascenso por la comisión de acuerdos. Yo hace tres años que ocupo un cargo que es compatible con la jerarquía de un General de División", explicó Berredo, y agregó que "esto para mi fue una decisión que tuve que meditar muy profundamente luego de que sucedió a principios de julio ya que estaba también involucrada mi señora".
"Nosotros somos una institución que tenemos los valores sanmartinianos, y cuando esos valores se trastocan, hay que sacar coraje en lo personal y entender que es lo que uno tiene que defender", comentó el militar.
Luego Berredo expresó que realizó la denuncia por que "hay que sanear todo", e hizo referencia a que debe hacerse lo mismo en los ámbitos reigiosos, estudiantiles y laborales.
El militar expresó que "esto se hace público ahora", pero tiene un trasfondo de más de tres meses: "Yo a lo largo de tres meses y antes de presentarle al Presidente mi renuncia indeclinable, he presentado esto a las máximas autoridades militares a través de tres notas, y esperaba que la misma institución sea la que se presente a la Justicia".
"Yo no he especulado absolutamente en nada con este tema, pero pasados los tres meses, laamentablemente tuve que acudir a la Justicia federal", dijo Berredo, aunque en todo momento omitió decir el nombre exacto de la persona que lo amenazó.
La denuncia, que recayó en el juzgado federal de Daniel Rafecas, se inscribe dentro de una feroz interna militar que se profundizó esta semana con el retiro del pliego en el Senado para el ascenso de Berredo, quien aspiraba a un cargo superior. Esta decisión fue bloqueada por la vicepresidenta Victoria Villarruel, un hecho que puso a Berredo en la órbita de un conflicto no solo dentro del Ejército, sino también con los más altos funcionarios del gobierno.
Según la denuncia presentada por Berredo, el mensaje llegó a través del coronel López Stanic, quien habría comunicado lo siguiente: “Decile al General Berredo que si para antes del 10 de julio no solicita el retiro, le saco el pase del Hospital Militar Central a su señora”. Berredo, quien ha sido comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto (EMCO) y es considerado uno de los más poderosos dentro de la estructura de las Fuerzas Armadas, asegura que Carugno actuó bajo instrucciones directas del jefe del Ejército, el general Carlos Presti, con quien mantiene un enfrentamiento. Presti, alineado con Villarruel, se convirtió en un actor clave en esta disputa.
El general Berredo se sintió obligado a recurrir a la Justicia luego de que su denuncia fuera archivada rápidamente dentro del ámbito militar, lo que lo dejó sin otro recurso. A pesar de las presiones y amenazas que ha enfrentado, Berredo se mostró decidido a llevar su acusación a la justicia penal. De hecho, en su denuncia, Berredo solicitó como testigos a López Stanic y al contralmirante Marcelo Dalla Nogare, subjefe del EMCO, quienes, según él, podrían corroborar los hechos.
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En su círculo cercano, Berredo ha revelado el impacto personal y profesional que esta situación le ha generado. Sus allegados aseguran que estuvo cerca de la angustia durante semanas hasta que decidió presentar la denuncia, considerando no solo su posición personal, sino también la necesidad de defender los valores institucionales del Ejército.
Este escándalo se inscribe en una serie de tensiones internas dentro de las Fuerzas Armadas que se agudizaron con el cambio de gobierno en diciembre de 2023, cuando el presidente Javier Milei designó a Presti como jefe del Ejército. En esa reestructuración, 22 generales fueron apartados, una purga incluso más extensa que la llevada a cabo por Néstor Kirchner en el pasado. Ante este giro, Berredo, quien había sido promovido a comandante Operacional del EMCO, parecía ser uno de los militares que podría quedar al margen de esta reorganización. Sin embargo, su papel ha estado marcado por las disputas internas, con Berredo perdiendo apoyo, incluso del propio ministro de Defensa, Luis Petri.
En este escenario, el conflicto se ha intensificado, especialmente tras la decisión de Villarruel de bloquear el pliego de ascenso de Berredo en el Senado. “El lobby de Presti con Villarruel lo puenteó al propio ministro”, sostienen fuentes cercanas a Berredo, señalando que su destitución no fue una mera decisión administrativa, sino parte de una estrategia política más amplia.
El viernes pasado, el retiro del pliego de Berredo y del coronel Gustavo Adrián Sívori fue confirmado con la firma de Milei y Petri. Ante la falta de respaldo, Berredo presentó su solicitud de pase a retiro, aunque sigue en funciones a la espera de su reemplazo.
Sin embargo, la denuncia penal por “amenazas coactivas” contra el subjefe del Ejército le da un giro inesperado a esta situación. No es solo un conflicto entre dos generales, sino una crisis institucional que refleja las luchas de poder dentro de un Ejército que, según algunos, está siendo moldeado para alinearse con los intereses de la política actual.
Este conflicto se suma a otro escándalo que involucró al ministro Petri la semana pasada, cuando se produjo el despido del jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Mengo, acusado de “uso indebido de aeronaves” y presuntos abusos. Mengo fue reemplazado por el brigadier Gustavo Valverde, lo que suma más tensión a una cartera de Defensa que atraviesa momentos de gran agitación.
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